Historia de pir¨®manos
Un pueblo de Ourense sufri¨® 40 incendios en verano, entre ellos el mayor de Galicia. Un hombre de 83 a?os, al que todos creen inocente, fue detenido, mientras otros incendiarios ¡°con nombre y apellidos¡± campan a sus anchas y mantienen "en vilo" a los vecinos
Tierra quemada en la Galicia m¨¢s seca. Y al pie de los montes ennegrecidos, un anciano que llora, que ya no quiere salir de casa, que ha pedido al m¨¦dico pastillas porque no puede dormir. Se le han quemado las vi?as. Y ha sido detenido como ¨²nico sospechoso en el incendio m¨¢s devastador del a?o en Galicia.
El fuego al fin ha sido apagado, pero ha corrido a lo largo y ancho de cuatro ayuntamientos (Cualedro, Baltar, Trasmiras y Xinzo, en Ourense), ha amenazado 22 localidades, ha obligado a desalojar dos aldeas y ha quemado al menos 3.200 hect¨¢reas, cinco granjas de pavos, dos motobombas de extinci¨®n y dos alpendres. Ante la magnitud del desastre, con el suelo a¨²n humeante se presenta en coche oficial el presidente de la Xunta y promete ayudas. Y en la misma ma?ana en que Feij¨®o se re¨²ne con los alcaldes de los pueblos desolados, dos agentes de la Guardia Civil llaman a la puerta de Gumersindo, el octogenario vecino de Cualedro, con la esposa impedida, y le anuncian que est¨¢ arrestado. Esa misma noche, el hombre enjuto de 83 a?os, exguardia civil y agricultor, que a veces precisa echar mano de los muebles para tenerse en pie sin castigar los huesos, sale del juzgado. Libre, pero imputado por un delito de incendio forestal. ¡°?Quiere taparse la cara con la chaqueta?¡±, le ofrece su abogada al ver que la prensa aguarda fuera. ¡°?Por qu¨¦? Yo no quem¨¦ el monte, no soy un delincuente¡±, responde.
Cualedro (1.808 habitantes) es un municipio arrasado en el que nadie espera que ma?ana se ponga a llover en serio. Han pasado m¨¢s de tres meses sin precipitaciones, cuatro gotas que se evaporan antes de llegar al suelo. En este Ourense tan al sur que se funde con Portugal, arde sobre quemado m¨¢s que llueve sobre mojado y a la vegetaci¨®n carbonizada le cuesta d¨¦cadas desperezarse. Este verano, en Cualedro hubo m¨¢s de 40 incendios, y nadie aqu¨ª se ha quedado tranquilo tras el arresto de Gumersindo, ¡°que no tiene coche, ni fuma, ni lleva mechero¡±, dice una vecina. Han pasado ya tres semanas desde el gran fuego y en A Saceda ¡ªel pueblo del supuesto incendiario, p¨¦treo y tan antiguo que hay alguna casa con inscripciones romanas¡ª todo el mundo lo defiende. La vecindad est¨¢ en pie de guerra contra los investigadores, habla de organizar una manifestaci¨®n de repulsa, y acusa en concreto a un agente de otra aldea de dar un ¡°chivatazo falso¡± solo porque ¡°se encontr¨® en la carretera¡±, cerca del foco inicial, al campesino cuando volv¨ªa de cosechar las sand¨ªas que cultiva para ¡°regalar a los dem¨¢s¡±. ¡°Aqu¨ª, chiscadores [chisqueiro es mechero en gallego] hay muchos, pero Gumersindo jam¨¢s lo har¨ªa¡±.
Mientras el imputado se enjuga la vista cansada y explica al peri¨®dico su versi¨®n de los hechos recluido en casa, los hidroaviones vuelven a sobrevolar Cualedro porque alguien ha prendido fuego en otro monte. Esta vez, Gumersindo no ha sido; de eso no hay duda. ¡°Ni esta vez ni la otra¡±, se defiende el detenido, ¡°yo solo quiero vivir tranquilo aqu¨ª con mi mujer, viendo juntos el fin de la vida... ?por qu¨¦ iba a querer prenderle fuego al monte y que se quemasen mis vi?as, que eran toda mi ilusi¨®n?¡±.
10.000 euros para quien delate al autor
El gran incendio de este verano en Cualedro arras¨® la quinta parte de la superficie municipal. ¡°Parec¨ªa la guerra¡±, recuerda el alcalde. La repercusi¨®n del fuego, que arras¨® el valioso paisaje de la sierra de O Larouco, hizo que Arco Iris, una organizaci¨®n ecologista, ofreciese una recompensa de 10.000 euros para quien delatase al autor. ¡°La evidencia de que en Cualedro act¨²an con absoluta impunidad uno o varios pir¨®manos y/o terroristas ambientales no se le escapa a nadie¡±, afirmaban los ecologistas.
Y en la misma l¨ªnea se expres¨® en una rueda de prensa el alcalde de la vecina Xinzo de Limia, Antonio P¨¦rez (PP). Seg¨²n ¨¦l, tras el incendio hab¨ªa una trama de ¡°terroristas ecol¨®gicos organizados¡±, que posiblemente se desplazaban en un Ford negro y que hab¨ªan colocado ¡°siete artefactos incendiarios¡± a lo largo de varios kil¨®metros. Despu¨¦s de o¨ªrlo, por los pueblos empez¨® a triunfar el rumor de que alguien hab¨ªa visto c¨®mo los lanzaban desde un avi¨®n. Tras la detenci¨®n del anciano, la guardia civil y la fiscal¨ªa desmintieron al regidor. El PSOE pidi¨® su dimisi¨®n: ¡°Un alcalde que alarma a los vecinos no puede seguir al frente¡±.
La Guardia Civil afirma que no hay ¡°ninguna duda¡± de que el anciano era ¡°la persona que estaba en el lugar¡± donde se declar¨® el foco voraz, que a causa del fuerte viento, la sequedad y la alta temperatura fue capaz de engullir 300 hect¨¢reas por hora. No es ninguna novedad, todos los a?os, en Galicia son detenidos varios jubilados por perder el control de un fuego para limpiar rastrojos.
Pero al alcalde, Luciano Rivero (PP), tambi¨¦n le cuesta se?alar a Gumersindo: ¡°Es un hombre querido, todos est¨¢n convencidos de su inocencia¡±. Seg¨²n ¨¦l, el gran problema de Cualedro no est¨¢ en A Saceda, sino en otro extremo del municipio, donde ¡°tres impresentables con nombre y apellidos¡±, y sobre todo uno que es ¡°un artista de los artefactos incendiarios¡±, ¡°tienen en vilo a todos los parroquianos¡±. Rivero se refiere a la localidad de Montes, una de las m¨¢s grandes de Cualedro: ¡°Para estos delincuentes es un deporte; de los 40 incendios, 20 fueron en ese pueblo. La gente les tiene miedo, hay explotaciones de pollos, becerros, cabras y ovejas, y sus due?os no duermen por temor a encontr¨¢rselas quemadas. Yo s¨¦ que est¨¢n investigados, que les hacen seguimientos, pero fabrican mechas de retardo y nunca los cazan¡±.
Los vecinos de Montes confirman esta historia de pir¨®manos. ¡°Es una epidemia¡±, resume una mujer, ¡°y siempre prenden de noche, cuando no pueden venir los helic¨®pteros¡±. Muchos asienten cuando se les pregunta si tienen claro qui¨¦n quema el monte. ¡°Me lo cuentan a m¨ª y a la Guardia Civil¡±, comenta Rivero. ¡°Quieren organizarse para vigilar, porque si no los pillan con las manos en la masa no hay nada que hacer. Con uno, est¨¢n desesperados. Alguien me ha llegado a decir que querr¨ªa verlo muerto¡±.
¡°Para este tipo de delincuentes el fuego es un hobby. Hace a?os cogieron a uno en otro pueblo. Iba en moto quemando por ah¨ª. Cuando lo detuvieron dijo que lo hac¨ªa porque disfrutaba con el espect¨¢culo de los medios a¨¦reos sofocando las llamas¡ ?como no ven¨ªa a tocar la Panorama!¡±, bromea el alcalde citando una de las orquestas m¨¢s cotizadas de Galicia.
El ganadero Nicanor Fern¨¢ndez mira alrededor de su granja de 130 becerros y va repasando: ¡°Aqu¨ª detr¨¢s intentaron prender tres veces; all¨¢ arriba, otras cuatro. En aquel monte de enfrente hab¨ªa pinos que crec¨ªan desde hac¨ªa 40 a?os y los quemaron. Algunos miembros de la comunidad de montes dicen que ya no vale la pena plantar porque todo acaba ardiendo. Y la tierra quemada es cada vez m¨¢s pobre. Ahora solo crece matorral. La gente tiene miedo a encararse con los incendiarios porque son muy vengativos. Pero no podemos demostrar nada¡±, lamenta. ¡°Ponen una mecha de m¨¢s de cuatro horas, y cuando se declara el incendio est¨¢n jugando a las cartas en el bar".
Mientras tanto, en A Saceda ponen la mano en el fuego por su detenido. ¡°?C¨®mo vamos a confiar en la justicia, si hay tanto culpable suelto? ?Qui¨¦n paga el da?o que le hicieron a Gumersindo, los a?os de vida que le han quitado? Era un hombre activo, el m¨¢s contento que hab¨ªa, que cultivaba pimientos a toneladas para repartir entre todos. Y ahora ya ni quiere bajar a la huerta a ver c¨®mo est¨¢n las plantas¡± , lamenta su sobrino Jos¨¦. ¡°Mi t¨ªo pagar¨ªa 10.000 euros por no ver el monte como est¨¢¡±.
Sobre la contraventana de una casa abandonada, rodeado de cientos de grapas de bandos anteriores, hay un papel: el alcalde pide a los vecinos que le den ideas para revivir aquellos montes.
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