Cuatro mujeres y cinco hombres ser¨¢n el jurado del ¡®caso Asunta¡¯

Cuatro mujeres y cinco hombres integran desde este martes el jurado que escuchar¨¢ las declaraciones de los dos acusados por la muerte de la ni?a Asunta ¡ªsus padres, Rosario Porto y Alfonso Basterra¡ª, adem¨¢s de las de, en principio, 134 testigos y peritos durante las cuatro semanas que se extender¨¢ el juicio. Estas nueve personas, m¨¢s dos suplentes (una mujer y un var¨®n), han sido escogidas a partir del grupo inicial de 24 que estaba convocado esta ma?ana en los juzgados compostelanos.

Los abogados de la defensa ten¨ªan, en conjunto, capacidad para recusar a cuatro de ellos sin motivos justificados y la acusaci¨®n (fiscal¨ªa y abogados de la Asociaci¨®n Clara Campoamor), a otros cuatro. Pero finalmente, durante una sesi¨®n que dur¨® unas cinco horas, los letrados de Porto y Basterra solo rechazaron a tres de com¨²n acuerdo y el fiscal, Jorge Fern¨¢ndez de Ar¨¢nguiz, recus¨® a un cuarto despu¨¦s de elegirse por sorteo nueve entre los 24 nombres y ser llamados uno a uno, mientras se les manten¨ªa aislados, para someterlos a un interrogatorio.

Con las recusaciones, de ese grupo inicial solo superaron la prueba cinco. Y despu¨¦s hubo que volver a sacar cuatro nombres m¨¢s de la caja para formar un jurado que por ley tiene que estar compuesto por nueve personas. En esta segunda ronda, a pesar de que la defensa todav¨ªa pod¨ªa rechazar un candidato m¨¢s y la acusaci¨®n, tres, todos pasaron la criba. Lo mismo que los suplentes, elegidos igualmente por sorteo despu¨¦s.

Entre los ciudadanos que se sentar¨¢n en el espacio reservado para el jurado desde ma?ana, todos residentes en la provincia de A Coru?a, hay dos personas de m¨¢s de 65 a?os y una, en concreto, que ya ha cumplido 73. Podr¨ªan haber alegado previamente su edad para evitar formar parte del grupo en un caso tan dif¨ªcil y mediatizado, pero llegaron al sorteo de hoy con la voluntad de aceptar esta carga.

A primera hora, antes de llevarse a cabo el sorteo inicial de nueve nombres y de que los candidatos empezasen a someterse a las preguntas, una mujer y un hombre entre los preseleccionados plantearon inconvenientes para convertirse en jurados. Ella dijo que hab¨ªa dado a luz un beb¨¦ hac¨ªa nueve meses. ?l, que padec¨ªa diabetes, que su esposa acababa de sufrir un accidente y que su hijo deb¨ªa someterse a curas hospitalarias por quemaduras y que la situaci¨®n familiar le obligaba a atender ¨¦l solo a sus parientes y un negocio.

El presidente del jurado, el juez Jorge Cid, magistrado de la Audiencia Provincial de A Coru?a, explic¨® a la madre que el juicio solo le ocupar¨ªa las ma?anas y rechaz¨® los motivos planteados por el hombre. As¨ª que el sorteo se celebr¨® con los 24 candidatos, y con tan mala suerte para el enfermo que alegaba un complicado cuadro dom¨¦stico que su nombre sali¨® entre los primeros nueve seleccionados por sorteo.

Seg¨²n explica el abogado de Rosario Porto, Jos¨¦ Luis Guti¨¦rrez Aranguren, ¨¦l y la letrada de Alfonso Basterra, Bel¨¦n Hospido, decidieron de mutuo acuerdo utilizar una de las cuatro recusaciones a las que ten¨ªan derecho para facilitar la salida a este candidato. La defensa recus¨® al hombre y emple¨® otras dos en rechazar a un par de candidatos que, a la pregunta de si ven¨ªan al juicio con una idea preconcebida sobre el caso y consideraban culpable a la pareja, respondieron que s¨ª. En los tr¨¢mites previos, cuando se les preseleccion¨® para el jurado, hab¨ªan contestado justo lo contrario.

En la sala se formularon preguntas de todo tipo. Adem¨¢s de cuestiones relacionadas con el conocimiento del caso a trav¨¦s de informaciones sobre la muerte de Asunta Basterra, se pregunt¨® a los candidatos sobre su situaci¨®n personal, sus hijos o su profesi¨®n. Todos los que pasaron la prueba dijeron que no ten¨ªan una idea formada sobre el crimen de la cr¨ªa de 12 a?os que apareci¨® muerta por asfixia en una cuneta hace dos a?os, o bien que en su d¨ªa hab¨ªan visto las noticias y hab¨ªan tenido una opini¨®n, pero que ahora estaban dispuestos a pasar p¨¢gina y escuchar a los acusados y a los testigos partiendo de cero.