Condenada una familia por retener a su hija para que no se divorciara
El Supremo ratifica la pena de c¨¢rcel impuesta a los padres, hermanos y el marido de una mujer paquistan¨ª por recluirla en un piso para evitar que abandonara a su marido
El 16 de diciembre de 2010 Sumera Rafiq escribi¨® tres breves notas, at¨® cada una a una goma del pelo y las lanz¨® por la ventana. Una de ellas, la que le salv¨®, cay¨® en la terraza de una vecina. Empezaba as¨ª: "Por favor, llame a la polic¨ªa, mi padre me ha pegado y los de mi casa me tienen encerrada". La vecina le crey¨®, hizo lo que le ped¨ªa y Sumera fue liberada tras varios d¨ªas de arresto en su propia casa. El Tribunal Supremo ha confirmado ahora las condenas de entre cuatro y cinco a?os de c¨¢rcel por detenci¨®n ilegal que impuso la Audiencia Provincial de Logro?o a los padres, hermanos, cu?adas, una t¨ªa y el marido de Sumera. Los jueces dan por probado que la familia, de origen paquistan¨ª, la retuvo bajo amenaza de muerte para evitar que se divorciase.
El alto tribunal entiende que "las convicciones culturales y sociol¨®gicas de otros pueblos no pueden ser tuteladas por nuestro sistema cuando para su vigencia resulte indispensable un sacrificio de otros valores axiol¨®gicamente superiores. El papel secundario y subordinado que algunas sociedades otorgan a la mujer nunca podr¨¢ aspirar a convertirse en un valor susceptible de protecci¨®n". La sentencia, de la que ha sido ponente el presidente de la Sala de lo Penal, Manuel Marchena, relata la batalla de Sumera por divorciarse de un marido que la insultaba y no le dejaba trabajar fuera de casa y los enga?os, castigos y amenazas a los que la someti¨® su familia para evitar que pusiera fin al matrimonio que ellos le hab¨ªan concertado.
La familia, afincada en Espa?a, viaj¨® en 2005 a Pakist¨¢n para casar a Sumera y sus tres hermanos. Para ella hab¨ªan elegido a su primo Imran Akhtar, que se qued¨® en Pakist¨¢n cuando la familia regres¨® a Logro?o. El padre de la joven consinti¨® que ella comenzase a trabajar en una residencia de ancianos para facilitar la llegada a Espa?a de su marido. Imran lleg¨® en 2007 y desde el principio la insult¨® y la critic¨® por su forma de vestir y por trabajar fuera de casa. "Nada de lo que hiciera le parec¨ªa bien", exponen los jueces. A los insultos se sumaron amenazas cuando Sumera inform¨® a su familia y a Imran de que quer¨ªa divorciarse.
Los parientes de Sumera Rafiq la obligaron a casarse en Pakist¨¢n con su primo
El 26 de noviembre de 2010, la joven, tras una discusi¨®n con su marido, decidi¨® marcharse a Barcelona, donde ten¨ªa varias amigas. Pero al poco de llegar, su hermano la llam¨® para decirle que su padre estaba muy grave ingresado en el hospital y hab¨ªa pedido verla antes de morir. Sumera pis¨® el cepo. Nada m¨¢s llegar a Logro?o se dio cuenta de la emboscada, pero se dej¨® convencer por su padre, que le asegur¨® que iba a ayudarla a divorciarse. Con la excusa de que pudiera huir de Logro?o, le pidi¨® que le entregara el tel¨¦fono m¨®vil y su documentaci¨®n, la acompa?¨® al banco, le hizo sacar 15.000 euros y entreg¨¢rselos y la convenci¨® para que se despidiera de la residencia de ancianos en la que trabajaba y les dijera a sus compa?eros que regresaba a Pakist¨¢n con su marido.
Cuando dej¨® de trabajar empez¨® su arresto: los ocho miembros de su familia hac¨ªan turnos para impedirle salir de casa, hablar por tel¨¦fono o ir al ba?o sola. En los 10 d¨ªas que dur¨® el cautiverio los jueces relatan dos intentos de Sumera de autolesionarse, que fueron respondidos por su familia con golpes, m¨¢s insultos y nuevas amenazas de muerte. Finalmente, el d¨ªa 16 de diciembre, la joven consigui¨® escribir tres notas de ayuda y lanzarlas por la ventana. "Por favor, llame a la polic¨ªa, mi padre me ha pegado y los de mi casa me tienen encerrada , por favor, ayudarme me van a matar porfa llamar a la polic¨ªa, ayudarme, ayudarme, llame a la polic¨ªa r¨¢pido, 27,8B Gracias", dec¨ªa la que cay¨® en el balc¨®n de la vecina. Cuando los agentes entraron en la casa y la familia intent¨® aparentar normalidad, Sumera logr¨® alertarles en voz baja: "Por favor, sacadme, estoy muy mal, me quiero ir". La polic¨ªa se la llev¨® y puso fin al cautiverio.
Credibilidad al testimonio de la mujer
La sentencia da credibilidad al testimonio de la mujer, a favor de la cual declararon vecinos, amigos y los polic¨ªas locales que acudieron a la casa y advirtieron el "estado de liberaci¨®n que experiment¨® Sumera, la ansiedad de su mirada cuando llamaron al domicilio paterno y las estrategias de simulaci¨®n del resto de su familia", as¨ª como sus marcas en las mu?ecas.
Los jueces del Supremo rechazan los recursos presentados por la familia de la joven, que alegaba errores en las conclusiones de la Audiencia Provincial. "Ning¨²n error de tipo puede ser invocado. Los acusados eran conscientes de que privaban de libertad a Sumera (¡). De hecho, todos ellos participaron, con una u otra contribuci¨®n, en la efectividad del encierro", sostienen los magistrados, que advierten de que el papel "secundario y subordinado" que algunas sociedades otorgan a la mujer "nunca podr¨¢ aspirar a convertirse en un valor susceptible de protecci¨®n". "Ni siquiera podr¨¢ ser tenido como un principio ponderable ante una hipot¨¦tica convergencia de intereses enfrentados. La libertad de Sumera fue radicalmente cercenada por su familia. Lo fue cuando le impuso un matrimonio que no quer¨ªa y cuando la encerr¨® en el domicilio paterno para evitar su integraci¨®n social y neutralizar cualquier intento de desarrollo de su proyecto existencial como mujer".
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