Irene y el mito de Electra
Lozano, madrile?a de 44 a?os, dej¨® el periodismo por la pol¨ªtica. Evangelista de Orwell y exazote del bipartidismo, ahora trata de justificar su entrada en el PSOE
¡°Ensayista y periodista. Animal racional. Ecu¨¢nime, pero no neutral. Comprometida, no sectaria¡±. As¨ª se define Irene Lozano (Madrid, 1971) en su cuenta de Twitter. O se defin¨ªa en mayo de 2015, cuando public¨® su ¨²ltimo tuit. Y no le aconsejar¨ªa uno reanudar la actividad ahora. Los pecados de hemeroteca objetivos y el encarnizamiento subjetivo han convertido el fichaje socialista en un acontecimiento de vampirismo pol¨ªtico.
Porque Irene Lozano hab¨ªa abjurado del bipartidismo y definido al PSOE como una derivada mafiosa. Y porque Pedro S¨¢nchez la ha convertido en el pretexto de una purga, irritando sobremanera a los enemigos de casa y retratando la precariedad de su liderazgo entre los agentes resabiados del antiguo apparatchik.
El mensaje es evidente. S¨¢nchez desconf¨ªa de los suyos y refuerza su lista madrile?a con incorporaciones for¨¢neas, incluso relacionadas entre s¨ª, estableciendo una narrativa y una continuidad con el alistamiento de la excomandante Zaida Cantera y la parlamentaria, Irene Lozano, que expuso su caso acorralando al ministro de Defensa, Pedro Moren¨¦s.
Fue una oportunidad de apreciar sus aptitudes dial¨¦cticas, aunque el pasaje m¨¢s corpulento de su capacidad ¡°inquisitorial¡± qued¨® demostrado en el acoso verbal a Rodrigo Rato con ocasi¨®n de la comisi¨®n parlamentaria de julio de 2012. Pareci¨® su manera de presentarse en sociedad y de sustraerse al hiperliderazgo de Rosa D¨ªez, aunque entonces se antojaba inconcebible que fuera a alejarlas, tres a?os m¨¢s tarde, una resaca posmoderna del mito de Electra.
La hija ha asesinado a la madre. O esa es la versi¨®n que Rosa D¨ªez trasladaba a la audiencia de Onda Cero el pasado martes. Sin mencionarla, le reprochaba un comportamiento ¡°deplorable¡±. Tan ¡°deplorable¡± como el de Pedro S¨¢nchez. Y tan sorprendente, porque Irene Lozano hab¨ªa decidido retirarse cautelar y temporalmente de la pol¨ªtica, tras dejar UPyD, hasta el extremo de sopesar inscribirse a un m¨¢ster de econom¨ªa y de direcci¨®n de empresas.
Mujer de letras es Lozano. Ling¨¹ista, periodista y ortodoxa en el escr¨²pulo con el lenguaje. Casi todos sus ensayos reflejan la inquietud por la degeneraci¨®n de las palabras. Por ejemplo, El saqueo de la imaginaci¨®n, entre cuyas p¨¢ginas previene de la perversi¨®n que ha ido degradando el l¨¦xico pol¨ªtico, utiliz¨¢ndose como arma arrojadiza, desposeyendo de su naturaleza original la terminolog¨ªa ¡°conservadora¡±, ¡°progresista¡±, ¡°liberal¡±, ¡°democracia¡± y ¡°disidente¡±.
Suena el tel¨¦fono y es Pedro S¨¢nchez, proponi¨¦ndole una disidencia. Invit¨¢ndola a inscribirse en los puestos de cabeza de la lista de Madrid. N¨²mero cuatro. Tres escalones delante de Eduardo Madina. Y una propuesta concreta: la regeneraci¨®n de las instituciones.
Parece una tarea herc¨²lea y hasta quijotesca ¡ªextremos ambos de la personalidad de Lozano¡ª, pero la proposici¨®n se atiene a la vocaci¨®n con que la diputada de UPyD perseveraba en la reforma de los organismos esclerotizados. Entre ellos, el Tribunal de Cuentas, el Consejo de Estado, el propio Parlamento y cualquiera de las instituciones que malogran o pervierten el principio embrionario de la separaci¨®n de poderes.
Acuerdan un ejercicio de equilibrismo: independencia en el PSOE, pero no independencia del PSOE. Lozano no va a sustraerse a la disciplina de partido ni a las obligaciones jer¨¢rquicas; a cambio, tendr¨¢ autonom¨ªa y criterio en su zona espec¨ªfica de intervenci¨®n.
Es la letra peque?a de un pacto que fuera de ellos se percibe indigerible e incongruente. No tanto para S¨¢nchez, que transforma el fichaje en una prueba de autoridad, como para Lozano, en cuya mutaci¨®n pol¨ªtica ¡ªeufemismo de transfuguismo¡ª se destapa una paradoja: ?qu¨¦ sentido tiene acudir en socorro del bipartidismo cuando su gran objetivo hab¨ªa sido acabar con ¨¦l?
No ofrecen dudas al respecto sus declaraciones ni sus tuits. Lozano acostumbraba en ellos a mixtificar las siglas, creando un monstruo h¨ªbrido-pol¨ªtico, el ¡°PPSOE¡±, que decidi¨® combatir en la corriente rupturista de Susana D¨ªez, mucho antes de que Ciudadanos aprovechara el trampol¨ªn y que se malograra cualquier maridaje entre ambas fuerzas. Lozano no apoy¨® la fusi¨®n. ¡°Denunci¨®¡± incluso a sus colegas partidarios de promoverla. Por ejemplo, cuando Sosa Wagner lo hizo en agosto de 2014, remarcando entonces el sectarismo y el cesarismo de UPYD. Lozano consider¨® el desplante una ¡°mezquindad¡±. Y pareci¨® reforzar entonces su lealtad a la lideresa.
La cat¨¢strofe en los comicios andaluces ¡ªmarzo 2015¡ª transform¨® el escenario y comprometi¨® la bonhom¨ªa. Lozano decidi¨® proponerse ella como soluci¨®n, pero su derrota en las primarias ante el protegido de D¨ªez, Andr¨¦s Herzog, por un margen de 57 papeletas, descoyunt¨® cualquier expectativa de consenso y precipit¨® incluso la fuga de Toni Cant¨® a la plataforma pujante de Ciudadanos (julio de 2015).
Se antojaba un camino natural para la propia Lozano. O m¨¢s natural que inscribirse en un partido del ¡°establishment¡±, del ¡°anacronismo¡±, del ¡°clientelismo¡±, de la ¡°antipol¨ªtica¡± y del ¡°ideal europeo entre Suiza y Sicilia¡±, o sea, la evasi¨®n fiscal y la naturaleza mafiosa.
Es la raz¨®n por la que Alfredo P¨¦rez Rubalcaba ha exigido a la ne¨®fita retratarse y excusarse, pero Lozano trata de sacudirse la presi¨®n insistiendo en que Pedro S¨¢nchez representa una renovaci¨®n y una regeneraci¨®n. Con m¨¢s raz¨®n cuando el secretario general del PSOE se recrea en destacar la independencia de la reci¨¦n incorporada.
Es una proeza dial¨¦ctica y pol¨ªtica, resumida o resumible en el concepto anglosaj¨®n del Include me out. Incl¨²yeme desde fuera. O excl¨²yeme desde dentro. Es justo atribuirle la patente al productor cinematogr¨¢fico Samuel Goldwyn, acaso como un sistema de supervivencia en la endogamia y la ferocidad de Hollywood.
Irene Lozano se aferra al lema. Haber compartido peri¨®dico durante diez a?os en El Mundo me permite conocerla hasta el extremo de desvincularla del batall¨®n mercenario, del oportunismo, del gen superviviente al uso en el parlamentario profesional.
No estaba predestinada. Era una currante del peri¨®dico. Una periodista vers¨¢til. Una evangelista de Orwell. Inquieta por la actualidad internacional. S¨®lida en la materia gris de la opini¨®n. Y tambi¨¦n expuesta a la mel¨¦ org¨¢nica y funcional en que se recortan las distancias de los periodistas y los pol¨ªticos.
Le sedujo el discurso renovador Rosa D¨ªez. Por eso las contradicciones abruman su decisi¨®n, m¨¢s all¨¢ de la pasi¨®n parlamentaria y del escr¨²pulo con que se hab¨ªa impuesto una ejemplaridad sin fisuras.
Lo prueba la cautela con que sacaba a ¡°Sidra¡± a pasear. As¨ª se llama su perra, aunque Irene Lozano se absten¨ªa a pasearla por el Retiro en horario laboral, no fuera a que un ciudadano fuera a confundirla con una parlamentaria ociosa o parasitaria.
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