Rajoy se despide de ustedes

Jorge Sempr¨²n public¨® primero la Autobiograf¨ªa de Federico S¨¢nchez, nombre bajo el que se encubr¨ªa durante los a?os en que tuvo la responsabilidad del Partido Comunista en la clandestinidad, y a?os despu¨¦s termin¨® su ciclo de autoexplicaciones con otro libro titulado Federico S¨¢nchez se despide de ustedes. En un plano distinto, sin posible parang¨®n, el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sum¨® a mediod¨ªa de ayer en una sola comparecencia ante la prensa los dos momentos: el compendio de sus tareas durante los cuatro a?os de legislatura como residente en La Moncloa y el adi¨®s pautado al ejercicio de sus funciones, iniciado con la disoluci¨®n de las C¨¢maras y la convocatoria de las elecciones navide?as el domingo 20 de diciembre.

Tuvimos media hora de autoelogio incesante dedicado a desalentar a los informadores antes de dar paso a sus preguntas. Fueron nueve en total, para los elegidos, que huyeron cuidadosos de cuestionar el triunfalismo presidencial o de aportar contrastes con cifras reales para centrarse en asuntos con respuestas pagadas como la reforma de la Constituci¨®n, qu¨¦ har¨ªa si perdiera la mayor¨ªa de la que ha dispuesto, cu¨¢l estima su mayor logro y su mayor error, qu¨¦ pactos poselectorales, de qu¨¦ se ha quedado con ganas, c¨®mo ganarse el voto de los cat¨®licos, con qui¨¦n aceptar¨ªa debates en la campa?a, el efecto Ciudadanos o qu¨¦ medidas adoptar¨ªa en caso de una proclamaci¨®n unilateral de independencia en Catalu?a. Ni una sola repregunta, ni una sola impertinencia como es debido. As¨ª que Rajoy en vez de responderlas prefiri¨® servirse de esas nueve ocasiones para volver al estribillo propagand¨ªstico que tra¨ªa ensayado de casa. De modo que ¡°y luego, incontinente, / cal¨® el chapeo, requiri¨® la espada / mir¨® al soslayo, fuese y no hubo nada¡±.

El pasado d¨ªa 21, en el ¨²ltimo pleno del Congreso de los Diputados asistimos a la habitual sesi¨®n de control al Gobierno con las tres preguntas rituales al presidente que correspondi¨® formular a Aitor Esteban, del Grupo Parlamentario del PNV; a Rosa D¨ªez, del de UPyD; y a Pedro S¨¢nchez, del Grupo Socialista. Parec¨ªan calcadas. Las tres resumieron la legislatura en extinci¨®n en tres listados de mentiras que Rajoy escuchaba ¡°impasible el adem¨¢n¡±. Mientras su bancada se dispon¨ªa a tributarle una de esas ovaciones que solo estallan en momentos de despedida. Tanto se prolongaban los aplausos que, como sucede a los toreros en las tardes triunfales de la Feria de San Isidro, Rajoy hubo de ponerse en pie para corresponder saludando desde el esca?o en dos ocasiones sucesivas.

En cuanto a la corrupci¨®n, descubrimos que nada ha tenido que ver, ninguna responsabilidad le cabe ni in eligendo ni in vigilando, ni en nombrar a Luis B¨¢rcenas ni a sus predecesores, ni en destruir las pruebas y el disco duro del ordenador reclamado por el juez, ni en la G¨¹rtel, ni en la P¨²nica, ni con Jaume Matas, ni con Carlos Fabra, ni con Francisco Camps, ni con el ?sursum corda! Perdida toda credibilidad, al se?or Rajoy solo le queda proseguir su despedida en fases sucesivas y luego comprobar la ingratitud de todos ustedes. Vale.