Fin de campa?a

Pens¨¢bamos que estas pr¨®ximas elecciones generales iban a ser las de la discusi¨®n sobre el cambio y el contraste entre la nueva y la vieja pol¨ªtica; las de la oferta de aut¨¦nticas alternativas sobre el modelo econ¨®mico-social y la propia organizaci¨®n territorial del Estado; las de la exigencia de responsabilidades por la corrupci¨®n y sus secuelas. Hab¨ªa la esperanza de que pudi¨¦ramos cerrar este eterno ciclo electoral votando propuestas concretas que luego propiciar¨ªan un pacto de reforma constitucional donde la cuesti¨®n catalana ocupara el primer punto de la agenda. Es lo m¨ªnimo que se hab¨ªa merecido una sociedad que ha sabido reinventarse con vigor despu¨¦s de los largos a?os de la crisis, pero que, ya agotada, exige un rearme legitimador de sus instituciones.

Las generales iban a simbolizar el final de un ciclo y el paso hacia algo m¨¢s ajustado a lo que piensa y siente la ciudadan¨ªa. Ese era el plan. Pero nos lo han cambiado. Ahora, despu¨¦s de la propuesta de resoluci¨®n del Parlament, la discusi¨®n abandonar¨¢ la senda de la racionalidad para adentrarse en el lodazal de las identidades, las emociones a flor de piel y la pol¨ªtica de la testosterona. Ganan Rajoy y Mas ¡ªcuriosamente los representantes de las organizaciones m¨¢s cargadas de casos de corrupci¨®n¡ª y perdemos todos los dem¨¢s. La polarizaci¨®n est¨¢ servida y castigar¨¢ a quienes traten de ponerse en medio.

Los polos de esta ecuaci¨®n son, por un lado, una visi¨®n, la de Rajoy, que reduce la democracia a mero Estado de derecho. (No es poco, pero tampoco es suficiente). Y, del otro, una perspectiva que se ve a s¨ª misma como la expresi¨®n de una ¡°revoluci¨®n democr¨¢tica¡± m¨¢s que como manifestaci¨®n de fuerza identitaria. Locke frente a Rousseau. Lo curioso de este ¨²ltimo caso es que su mayor¨ªa no se sustenta sobre los votos; su legitimidad la asienta en los esca?os, algo que irritar¨ªa profundamente al ginebrino. La fiesta democr¨¢tica, al menos en el imaginario de la CUP, se completar¨ªa organizando un Maid¨¢n cat¨¢rtico a la ucraniana como reacci¨®n a cualesquiera que sean las medidas del Gobierno despu¨¦s de aprobarse la resoluci¨®n.

En el fondo, sin embargo, el autor que lo explica todo es Maquiavelo. El objetivo es que Mas conserve el poder a cualquier precio. Y Rajoy. Porque ahora nos toca a todos apoyarle y convertirle en el gestor de la unidad de la patria en peligro. La fortuna le ha colocado en un lugar en el que nunca se habr¨ªa imaginado estar, en el v¨¦rtice de la parte defensora del Estado, eclipsando as¨ª en protagonismo a todos sus potenciales rivales electorales.

La iron¨ªa es que quien menos hizo por la negociaci¨®n y la concordia con Catalu?a sea quien m¨¢s se beneficie de la nueva deriva. Las patrias todo lo tapan, aqu¨ª y all¨ª. Pero que todav¨ªa no canten victoria. Esta ciudadan¨ªa no va a dejar tan f¨¢cilmente que se le hurte aquello a lo que tiene pleno derecho: una animada discusi¨®n p¨²blica sobre las alternativas y la posibilidad de decidir con libertad y sin urgencias.?