De Mas a Podemos
En su despedida europea, Iglesias ha recuperado el discurso del odio
No es casual el segundo plano asumido por Artur Mas en la proclamaci¨®n de la independencia desde el Parlament. De un lado, se trata de subrayar que ¡°el proceso¡± es fruto de una acci¨®n colectiva; de otro, hay que esconder la cara ante las sanciones que l¨®gicamente recaer¨ªan sobre ¨¦l.
De hecho, cuanto viene sucediendo estaba prefigurado desde septiembre de 2012. El prop¨®sito declarado de actuar al margen del Estado espa?ol y del Constitucional es el punto de llegada l¨®gico de una trayectoria resumible en cuatro puntos: 1) El Gobierno catal¨¢n, en nombre de una Catalunya que solo ¨¦l encarna, asume un poder constituyente cuyo fin es la independencia (¡°soberan¨ªa¡±); 2) Ello significa que la Constituci¨®n espa?ola deja de tener vigencia en Catalunya, salvo, claro es, para habilitar jur¨ªdicamente al Govern en la obtenci¨®n de dicho prop¨®sito; 3) Como consecuencia, el ¨²nico papel de las instituciones espa?olas y de sus organizaciones pol¨ªticas es otorgar el visto bueno a cuanto Catalunya haga y decida; toda oposici¨®n en nombre de la ley resulta ¡°antidemocr¨¢tica¡±; 4) Y last but not least, la mitad de la sociedad catalana no independentista se convierte en sujeto pasivo del ¡°proceso¡±, sometida al totalitarismo horizontal, a la homogeneizaci¨®n impuesta desde la Generalitat. La verdadera Catalunya se encargar¨¢ de decidir. Y as¨ª ha sido.
Poco di¨¢logo cab¨ªa. El error del Gobierno no ha sido defender siempre la Constituci¨®n, sino asumir el papel de una fortaleza sitiada, ignorando que la democracia no requiere propaganda, pero s¨ª comunicaci¨®n, aspecto en que Mas se movi¨® sin obst¨¢culos. Ignorando tambi¨¦n que la Constituci¨®n admite ser reformada, y ello ha de ser esgrimido desmintiendo la imagen del callej¨®n sin salida impuesto desde Madrid. Olvidando por ¨²ltimo hasta ayer que una crisis constitucional ha de ser abordada mediante la coordinaci¨®n de fuerzas democr¨¢ticas.
?Incluido Podemos? En su intento de atraer votos como sea, Iglesias busca aqu¨ª la cuadratura del c¨ªrculo. Quiere a Catalunya en Espa?a, pero tal sentimiento no tiene efecto alguno; antes est¨¢ ¡°el derecho a decidir¡±, sin que cuente para nada el marco coercitivo en que tendr¨ªa lugar. Mas nunca, pero vota a su candidata para presidir el Parlament. Autodeterminaci¨®n primero, en plena crisis; victoria del no, augura. ?¡±Garant¨ªa de unidad de Espa?a¡±? Rajoy recibe a Podemos: ?por qu¨¦ no, y antes, a Izquierda Unida?
En su despedida europea, Iglesias ha recuperado el discurso del odio, inherente a su personalidad. No formul¨® cr¨ªticas, sino acusaciones y descalificaciones propias de un fiscal de la Revoluci¨®n (1793, 1937), con la guillotina imaginaria alzada frente a J¨¹ncker y todos los componentes de ¡°la maldita coalici¨®n¡± populares/socialistas. Ahora toca ponerse nuevamente la m¨¢scara y sembrar ilusiones. El fracaso de los dem¨®cratas ser¨ªa su oportunidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.