¡°No he visto ese campamento de los horrores que relatan¡±
Varios misioneros reconocen el car¨¢cter col¨¦rico del fundador de la Comunidad Misionera de San Pablo Ap¨®stol y de Maria Madre de la Iglesia, Francisco Andreo Garc¨ªa
El Vaticano llama "comisarios pontificios" o "visitadores apost¨®licos" a los obispos encargados de investigar "comportamientos morales inapropiados" en sus organizaciones. En la mayor¨ªa de los casos, las denuncias se archivan con el argumento de que "no estaban fundamentadas" o eran "de mala voluntad". As¨ª decidieron el primer visitador que investig¨® en la misi¨®n de Nariokotome, el arzobispo John Njue (fue en 2004 y hoy es cardenal de Nairobi), y los comisarios, obispos Collin Davies (2006) y Patrick Harrington (2007). Los entrecomillados figuran en la carta a EL PA?S del actual prelado de Lodwar (Kenia), Dominick Kimengich, en cuya di¨®cesis est¨¢ la gran misi¨®n de la MCSPA.
El prelado escribe a EL PA?S con el objetivo de "contrarrestar algunas acusaciones muy serias que ese peri¨®dico tiene la intenci¨®n de publicar". A?ade: "Soy consciente de algunas acusaciones que fueron presentadas a la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe y al Consejo Pontificio de Laicos, pero parecen referirse a eventos investigados en 2006".
"No hemos visto nunca ese campamento de los horrores que relata Paulino", afirma el sacerdote y m¨¦dico Pablo Cirujeda, que trabaj¨® ocho a?os junto a Andreo en condiciones que amenazaron su salud. Reconoce que el trabajo era muy duro porque la misi¨®n est¨¢ en una zona muy pobres de Kenia, con carencias de todo tipo, y tambi¨¦n que el car¨¢cter de Andreo, l¨ªder incuestionable, no ayudaba. Pero dice no haber visto nunca lo que describe Paulino. Viv¨ªan en casas distintas, matiza.
EL PAIS pidi¨® por correo electr¨®nico opini¨®n escrita sobre los dossiers, pero algunos de los denunciados por Paulino han preferido viajar a Madrid desde ?frica y Am¨¦rica. Divididos ahora en dos comunidades irreconciliables, los misioneros de una y otra organizaci¨®n se han expresado "sorprendidos" y "desolados" por las denuncias, adem¨¢s de "indefensos". "Somos los primeros interesados en esclarecer la verdad". Las reuniones se celebraron en sendos despachos de abogados y duraron casi cuatro horas, dos con cada grupo.
Hist¨¦rico e hiperactivo
Andreo muri¨® hace dos a?os. Todo el mundo acepta que, junto a un indudable carisma, ten¨ªa un car¨¢cter col¨¦rico y caprichoso. Paulino lo define as¨ª: "Adem¨¢s de hist¨¦rico, era hiperactivo, ten¨ªa que estar siempre haciendo algo. No soportaba estar metido en la misi¨®n. Se levantaba y, sin plan preconcebido, llenaba una camioneta de j¨®venes y sal¨ªa a visitar presas, huertos y comunidades. Era un homosexual activo, que obligaba a mantener relaciones sexuales a multitud de j¨®venes, muchos de ellos menores".
Sus colaboradores en Kenia (Fernando Aguirre, Escol¨¢stica Wamalwa, Lourdes Larruy y Cecilia Puig) no creen las acusaciones. No tienen duda alguna sobre la moralidad del fundador, pero sonr¨ªen cuando se les pregunta por el car¨¢cter, como diciendo: "?Si nosotros cont¨¢ramos!" En cambio, quienes rompieron con Andreo y trabajan ahora en varios pa¨ªses americanos (Mart¨ª Colom, Silvia Garriga, Pablo Cirujeda y Pere Can¨¦) no ponen ¡°la mano en el fuego¡± por ¨¦l. Dicen haber o¨ªdo los rumores de abusos y que conocieron las denuncias investigadas. Tampoco dan cr¨¦dito: "Nunca vimos nada".
A Pere Can¨¦, tan cercano al fundador cuando era un joven di¨¢cono de Badalona, le ha sorprendido la versi¨®n del Arzobispado de Barcelona sobre su "desaparici¨®n". "Me he quedado anonadado. Ni me expulsan del diaconado ni me reducen al estado laical. Me marcho voluntariamente en febrero de 1991. Hasta entonces, sigo asignado a una parroquia como di¨¢cono y con sueldo del obispado. Pido una excedencia por estudios y la di¨®cesis me sigue pagando mensualmente hasta mayo de 1993". Antes de 'desaparecer' de Barcelona, Francisco Andreo hab¨ªa sido un sacerdote famoso y muy apreciado.
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