¡°En la lista de Madrid sobran ministros, hacen falta m¨¢s mujeres¡±
El Comit¨¦ Electoral Nacional del PP encaja en provincias a altos cargos que iban en la candidatura de Rajoy para hacerla m¨¢s plural
Son las tres de la madrugada del pasado s¨¢bado. Los ¨²ltimos integrantes del Comit¨¦ Electoral Nacional del PP abandonan la sede central del partido en la calle de G¨¦nova. El sudoku parece que ha cuadrado. No es cierto. Han pasado una noche de infierno y de cuchillos largos. Al empecinamiento de la veterana Celia Villalobos por seguir de n¨²mero uno por M¨¢laga se ha sumado el problema del atasco para ubicar a varios ministros. Un responsable de ese ¨®rgano electoral lo resume gr¨¢ficamente: ¡°Sobre todo en la lista que lidera Mariano Rajoy en Madrid sobran altos cargos y faltan mujeres¡±. El efecto rebote a¨²n est¨¢ en marcha. Las listas completas se cierran el martes.
El candidato Mariano Rajoy, la secretaria general Dolores de Cospedal y el vicesecretario de Organizaci¨®n, Fernando Mart¨ªnez Ma¨ªllo, novato en estas lides, llevan varios d¨ªas de tragarse sapos, llamadas quejumbrosas, lamentos y reproches. Est¨¢n inmersos en el siempre ingrato proceso de cuadrar las listas. El PP sabe que no repetir¨¢ el resultado de 186 diputados de 2011, un r¨¦cord, ni seguramente 40 esca?os menos. En el camino, algunas bajas forzadas o m¨¢s o menos asumidas han facilitado algo las cosas, pero hay que buscar sitio adem¨¢s s¨ª o s¨ª a una veintena de ministros y secretarios de Estado.
Rajoy mantiene alguna charla, pero Cospedal y Ma¨ªllo son los encargados de comunicar las malas noticias, junto con los barones de los territorios afectados. El viernes las llamadas se multiplicaron. En el caso m¨¢s pol¨¦mico de Celia Villalobos, hist¨®rica del partido desde 1984, diputada por M¨¢laga desde hace 29 a?os, ni Rajoy ni Cospedal tuvieron la deferencia de pedirle que cediera el puesto directamente. Recibi¨® una llamada de su presidente regional, Juan Manuel Moreno, y de Ma¨ªllo. Le explicaron que a sus 66 a?os ya no es el mejor perfil para esta ¨¦poca. Le ofrecieron ir de n¨²mero 1 al Senado, alg¨²n puesto all¨ª en la futura Mesa o ser relegada como segunda al Congreso detr¨¢s del actual alcalde de Estepona, Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa Urbano, registrador, notario, abogado del Estado y de 52 a?os.
Villalobos, esposa de Pedro Arriola, el gur¨² electoral de Rajoy y que piensa jubilarse tras el 20-D, rebati¨® a sus compa?eros que lo que quer¨ªan en verdad era deshacerse de ella y exigi¨® el primer puesto. No lo logr¨® y no se sabe a¨²n si aceptar¨¢ la oferta. "La quieren fuera, ahora este es un partido de abogados del Estado", esgrime en tono de lamento una persona pr¨®xima a la a¨²n parlamentaria. En el PP de M¨¢laga y de Andaluc¨ªa no entienden el berrinche: "Nadie la ha echado, es m¨¢s, se le han ofrecido m¨¢s opciones que a otra gente, pero es la primera que tendr¨ªa que entender que ahora hace falta otro tipo de candidatos".
En el Comit¨¦ Electoral hubo qui¨¦n escuch¨® que la exministra de Sanidad de la ¨¦poca de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y exalcaldesa podr¨ªa acomodarse al final en la lista de Madrid, la que encabeza Rajoy y despu¨¦s la vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, donde sobran altos cargos y faltan mujeres. Nada est¨¢ descartado con Celia Villalobos.
La lista del PP por Madrid, la de la capital, es un crucigrama que se encaja al final, cuando cuadran todos los efectos rebote de los compromisos ineludibles que han sido rechazados en otras circunscripciones y que supervisa muy directamente Rajoy.
Los encajes m¨¢s complicados, adem¨¢s, se han producido precisamente con los ministros del Gobierno, aunque tambi¨¦n es verdad que la digesti¨®n de unos ha sido m¨¢s complicada que la de otros. En Sevilla, por ejemplo, no quer¨ªan al ministro peor valorado del ejecutivo seg¨²n las encuestas. Crist¨®bal Montoro, que fue en cabeza de esa provincia en 2011, ir¨¢ ahora por Madrid, seguramente de tres.
El presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, le explic¨® a Rajoy que en una regi¨®n que decide 61 esca?os y tiene m¨¢s de ocho millones de habitantes tampoco se entender¨ªa muy bien que el partido no tuviera en sus filas pol¨ªticos suficientes para seleccionar y debiera recoger candidatos cuneros, es decir, esos ministros no naturales de la zona que aparecen luego alg¨²n fin de semana de visita. Rajoy entendi¨® la presi¨®n y as¨ª evit¨® Andaluc¨ªa tener que albergar al titular de Cultura, ??igo M¨¦ndez de Vigo, que acab¨® de rebote en Palencia tras negarse a asumirlo la organizaci¨®n en ?vila, que ya hab¨ªa cobijado sin problemas al madrile?o Pablo Casado.
Efecto rebote en Madrid
El caso de la responsable de Agricultura y Medio Ambiente, Isabel Garc¨ªa Tejerina, fue m¨¢s alambicado. La direcci¨®n del PP en Castilla-Le¨®n quer¨ªa renovar sus listas lo m¨¢s posible (como al final ha hecho en Le¨®n, Salamanca, Burgos) y ve¨ªa bien la opci¨®n de Tejerina, de 47 a?os y nativa de Valladolid. Rajoy y la c¨²pula nacional impusieron sin embargo al final al veterano diputado Tom¨¢s Burgos, secretario de Estado, que lleva 22 a?os en la c¨¢mara baja.
La explicaci¨®n fue que Rajoy necesita m¨¢s mujeres y de ese perfil profesional para su lista en Madrid. Ser hombre y alto cargo fue la justificaci¨®n para sacar de Madrid al ministro de Justicia, Rafael Catal¨¢, que aterriza en Cuenca, sin reparos de la organizaci¨®n regional pero con cr¨ªticas p¨²blicas de concejales en el gobierno en esa capital y algunos alcaldes de esa provincia, que se atrevieron a afirmar que habr¨ªan preferido alguien de la zona. La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, expresidenta de Castilla-La Mancha, convoc¨® ayer un acto en Toledo para intengar apaciguar un poco los ¨¢nimos, prometer que se dedicar¨¢ en cuerpo y alma a la regi¨®n aunque se fugue ahora a Madrid en contra de lo que hab¨ªa prometido y para afirmar que Catal¨¢ hab¨ªa sido muy demandado en Cuenca porque es una provincia a la que ha atendido y visitado mucho siendo ministro.
En Madrid, tras Rajoy, Santamar¨ªa, Montoro y Tejerina, tienen que encajar varios secretarios de Estado, como Jos¨¦ Luis Ayll¨®n y ?lvaro Nadal. ¡°Sobran cargos, faltan mujeres¡±.
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