Los abusos a menores copan el 20% de las causas penales del Supremo
Los agresores suelen estar en el entorno familiar del ni?o, que tarda a?os en denunciar
Alrededor del 20% de todos los asuntos que ve la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo son casos de abusos sexuales, en su inmensa mayor¨ªa sufridos por menores. En octubre, la sala emiti¨® 93 sentencias, de las que 16 (un 17%) resolv¨ªan recursos de casaci¨®n contra fallos dictados por abusos a ni?os y adolescentes. A lo largo del mes de noviembre, el tribunal tiene se?aladas otras 25 vistas. Aunque hasta ahora no se hab¨ªan hecho estad¨ªsticas sobre estos casos, los expertos alertan de la llamativa incidencia de estos delitos en ni?os y, sobre todo, en ni?as, que en muchas ocasiones no se atreven a denunciar hasta llegar a la mayor¨ªa de edad.
Las ¨²ltimas sentencias dictadas por la Sala de lo Penal dibujan una desgarradora radiograf¨ªa de las situaciones que viven muchos menores, en la mayor¨ªa de los casos dentro de su propia familia o en su entorno m¨¢s cercano. Padres que aprovechan las noches o el momento del ba?o para abusar de sus hijas, padrastros siempre dispuestos a cuidar de la hija de su pareja mientras esta est¨¢ en el trabajo y que acaban convirtiendo los abusos en una infernal rutina o t¨ªos o amigos de la familia que convencen a la ni?a de que todo es un "juego" que no debe contar. Los pisos compartidos por familias extensas v¨ªctimas de la crisis son tambi¨¦n un escenario coincidente para estos abusos en varias de las sentencias dictadas en los ¨²ltimos meses por el tribunal.
La edad media de inicio:11 a?os
La edad media en la que suelen comenzar los abusos sexuales sufridos por menores son los 11 a?os. Cuando el condenado es extranjero a menudo esgrime en su defensa ante el tribunal el factor cultural. Intenta convencer a los jueces de que en su pa¨ªs las ni?as comienzan muy pronto a mantener relaciones sexuales y que son consentidas. En Espa?a, la ¨²ltima reforma del C¨®digo Penal, de pasado marzo, elev¨® de los 13 a los 16 a?os la edad m¨ªnima del menor para que se entienda que la relaci¨®n es consentida.
Las sentencias revelan que la mayor¨ªa de los menores soportan los abusos durante a?os y, si nadie de su entorno los descubre, pueden no contarlos hasta mucho despu¨¦s. Cuando el autor de los delitos es un familiar, a menudo amenaza a la v¨ªctima para que no hable ("si lo cuentas, la familia se romper¨¢") o le soborna con regalos. Como los cinco euros de recarga para el m¨®vil que le daba a su sobrina de 12 a?os cada vez que abusaba de ella un hombre condenado en octubre por la Sala de lo Penal. Tambi¨¦n le regal¨® un perro, ¡°y cuando la ni?a le dijo que no aguantaba m¨¢s esos juegos le amenaz¨® con quitarle el animal¡±, explican los jueces. La peque?a un d¨ªa no pudo m¨¢s y llam¨® a su hermana, cuatro a?os mayor y que hab¨ªa dejado hace meses la casa familiar para ir a la Universidad. Cuando la ni?a le cont¨® lo que le ocurr¨ªa, su hermana le confes¨® que ella hab¨ªa sufrido lo mismo durante seis a?os. Las dos se hab¨ªan criado con su abusador desde que fallecieron sus padres, pero la mayor nunca se atrevi¨® a contar lo que ocurr¨ªa.
"Muchos ni?os no hablan porque sienten verg¨¹enza, creen que tienen culpa de lo que ha pasado", advierte Margarita Garc¨ªa Marqu¨¦s, psic¨®loga cl¨ªnica de la Asociaci¨®n para la Sanaci¨®n y la Prevenci¨®n de los Abusos Sexuales en la Infancia (Aspasi). A finales de octubre, el Supremo confirm¨® la condena de 13 a?os y seis meses de prisi¨®n por delito continuado de agresi¨®n sexual de un padre sobre su hija desde que la ni?a ten¨ªa 13 a?os. Le denunci¨® con 21. La sentencia relata c¨®mo por las noches el padre bajaba las escaleras de la casa y aprovechando que el resto de la familia dorm¨ªa se met¨ªa en el dormitorio de la chica, que estaba en un semis¨®tano.
Aunque cada vez se denuncian m¨¢s estas situaciones, Garc¨ªa apunta que son muchos los casos que se quedan ocultos. "Hay adultos que llegan a saber que un familiar cercano est¨¢ abusando de un menor de la familia y no lo cuentan porque no quieren que su padre, su hijo o su hermano acaben en la c¨¢rcel", advierte la psic¨®loga. A su asociaci¨®n llaman adultos que han descubierto una situaci¨®n de abusos en su entorno, pero algunos se quedan en una primera y ¨²nica llamada para pedir consejo y nunca llegan a poner el caso en concreto en conocimiento de Aspasi para evitar identificar y denunciar al autor.
Los jueces en sus sentencias dan tambi¨¦n cuenta de las secuelas que sufren los menores. Estas dependen, sobre todo, de la edad y el tipo de abusos. En las v¨ªctimas de m¨¢s edad o que han sufrido abusos con violencia, las secuelas suelen incluir un complejo cuadro que abarca desde angustias e insomnio cr¨®nico a agresividad e incluso automutilaciones. En el caso de las dos hermanas abusadas durante a?os por su t¨ªo y tutor, el tribunal detalla situaciones de ansiedad, miedo a salir solas a la calle, p¨¢nico a los hombres, pesadillas, depresi¨®n, confusi¨®n entre sexualidad y afectividad o tendencia a evitar en la medida de lo posible el contacto f¨ªsico.
Cuando los abusos se han planteado como un juego, sobre todo en ni?os peque?os, la v¨ªctima a veces llega a normalizar esa situaci¨®n. ¡°El menor puede sexualizarse y buscar esa conducta con otros adultos. Esos ni?os son carne de ca?¨®n para otros abusadores¡±, advierte la psic¨®loga, en cuya asociaci¨®n (www.aspasi.org) imparten talleres en los colegios para ense?ar a los ni?os a detectar una situaci¨®n de abusos. En m¨¢s de una ocasi¨®n, cuenta la psic¨®loga, tras uno de estos talleres, un menor ha levantado la mano y ha advertido: "Eso me ha pasado a m¨ª".
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