Del terrorismo etarra al yihadista
No hay comparaci¨®n posible entre un terrorismo local, como el de ETA, con la complejidad del terrorismo global del Daesh
Recientemente, la exmilitante de ETA, Carmen Gisasola, confesaba a EL PA?S que fue a fines de los a?os ochenta cuando en ETA empezaron a encontrar trabas en sus apoyos abertzales. La raz¨®n: en 1988 se firm¨® el Pacto de Ajuria Enea, que comprometi¨® a los partidos nacionalistas y no nacionalistas contra ETA. Aunque tuvieron que pasar 23 a?os para que ETA cesara, Ajuria Enea fue, con retrocesos y avances posteriores, el principio de su fin, con su deslegitimaci¨®n.
No hay comparaci¨®n posible entre un terrorismo local, como el de ETA, con la complejidad del terrorismo global del Daesh ¡ªcon territorio propio, comandos inestables y suicidas¡ª y sus complejas implicaciones internacionales, hist¨®ricas y religiosas. Lo ¨²nico que hay es una metodolog¨ªa com¨²n en cualquier combate antiterrorista: sumar fuerzas para lograr su aislamiento pol¨ªtico y social y que la inteligencia presida el uso de la fuerza.
Con ETA fue clave la mejora de la investigaci¨®n policial, frente a la represi¨®n generalizada, unida a la coordinaci¨®n de las polic¨ªas y la progresiva cooperaci¨®n de Francia desde que Felipe Gonz¨¢lez lleg¨® a La Moncloa. Esa experiencia ha sido muy ¨²til para los polic¨ªas espa?oles que combaten el nuevo terrorismo. Y para el aislamiento pol¨ªtico y social de ETA fue clave el Pacto de Ajuria Enea y su secuela, el Pacto Antiterrorista, que, con su cobertura pol¨ªtica, multiplicaron la eficacia policial, judicial y la movilizaci¨®n social, logrando la p¨¦rdida del apoyo de la izquierda abertzale y su final.
Ante un reto tan distinto como el de Daesh, algunos expertos manejan estas pautas generales para combatirlo como la suma de una gran coalici¨®n internacional con implicaci¨®n de pa¨ªses y comunidades ¨¢rabes, clave para estrangular su financiaci¨®n, una eficaz coordinaci¨®n internacional de los servicios secretos y una acci¨®n militar inteligente, encaminada a eliminar el terrorismo, rest¨¢ndole previamente apoyos pol¨ªticos y sociales. Francia, como escenario principal del ataque yihadista en Europa tiene, asimismo, un especial reto policial y tambi¨¦n social para restarle potenciales apoyos. En esas condiciones, y regresando a ETA, el reto yihadista le impide dedicar esfuerzos a un terrorismo del siglo pasado, que considera liquidado.
Un reciente informe de la Guardia Civil se?ala que ETA solo dispone de 15 o 20 militantes dedicados a preparar el desarme de 500 kilos de explosivos y 250 armas cortas. Su mayor¨ªa est¨¢ en Francia, a la que no preocupa porque lo cree inutilizado, tras cuatro a?os de inactividad etarra. Considera que el desarme es cuesti¨®n del Gobierno espa?ol y ETA.
A Francia le encantar¨ªa enviar a Espa?a los 99 presos de ETA que mantiene, pero quienes pueden no quieren. Desde hace un a?o, la Audiencia Nacional, tras una enmienda del PP, impide que en Espa?a a los presos etarras se les descuente de su condena la cumplida en Francia. Sin embargo, Francia s¨ª descuenta a los presos franceses la parte de su condena cumplida en Espa?a, lo que afecta al principio de reciprocidad. Francia lo plantear¨¢ al pr¨®ximo Gobierno espa?ol, tras el 20-D.
En todo caso, la gravedad del reto yihadista es, tambi¨¦n para Espa?a, una emergencia a?adida a la disoluci¨®n pendiente de un terrorismo del siglo pasado, como ETA. El principal foco est¨¢ en la izquierda abertzale, urgida a presionar a ETA para que inicie su disoluci¨®n con un desarme y a sus 440 presos para que asuman la legalidad penitenciaria y se acojan a sus beneficios. Asimismo, el pr¨®ximo Gobierno debe facilitar el final ordenado y una flexibilizaci¨®n penitenciaria, acorde con ese final. La pr¨®xima legislatura debe cerrar este cap¨ªtulo de una vez.
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