Ceuta, base de operaciones del yihadismo
Un paso fronterizo laxo, el auge del rigorismo isl¨¢mico y el desarraigo juvenil abonan el extremismo islamista
Algunas de las ¨²ltimas operaciones antiyihadistas la se?alan. Operaci¨®n Nova (en 2005, red de radicalizaci¨®n en la prisi¨®n de los Rosales), Duna (11 detenidos en el barrio de El Pr¨ªncipe por pertenencia a organizaci¨®n terrorista en diciembre de 2006), Basti¨®n (9 detenidos en Tetu¨¢n en agosto de 2014 con informaci¨®n de la polic¨ªa Espa?ola), Chacal (detuvieron a dos parejas de hermanos en Ceuta en enero de 2015), otras dos chicas detenidas en la ciudad en marzo de este a?o¡ De los 121 detenidos desde 2013 (98 este a?o) el 45% tienen nacionalidad espa?ola y, de ellos, el 76% proceden de Ceuta y Melilla, seg¨²n un reciente estudio del Real Instituto Elcano. Unos 15 combatientes ¨Cque sepa la polic¨ªa-- salieron de esta punta espa?ola de ?frica hacia Irak y Siria, de los 139 que el Ministerio del Interior afirma que han partido desde Espa?a para unirse a las huestes del Estado Isl¨¢mico (ISIS). Algunos involucrados en atentados recientes pasaron por aqu¨ª. Ceuta, ciudad fronteriza, 20 kil¨®metros cuadrados que separan Europa de ?frica, punto de encuentro (y desencuentro) de cristianos y musulmanes, se ha convertido en base de operaciones del yihadismo, en terreno abonado para las redes de captaci¨®n islamistas, m¨¢s activas desde el inicio de la guerra de Siria en 2012.
El descontrol consentido e inherente al paso fronterizo de El Tarajal, el auge y la penetraci¨®n del rigorismo isl¨¢mico del norte de Marruecos, una poblaci¨®n muy joven sin oficio ni beneficio, las comodidades y facilidades de camuflaje que ofrece una regi¨®n espa?ola donde el 50% de sus 85.000 habitantes son musulmanes, y las fuentes de financiaci¨®n provenientes del contrabando y el narcotr¨¢fico hacen propicia a esta peque?a ciudad para el desarrollo de la actividad yihadista. Al mismo tiempo que proliferan los temores y resquemores por los que la gente habla sin querer ser identificada: ¡°Este es el reino caballa, aqu¨ª nos conocemos todos¡±.
La frontera: ¡°Entra el que quiere y sale el que quiere, una democracia perfecta¡±. Todo pasa por El Tarajal. Abierto 24 horas, 365 d¨ªas del a?o. Unas 30.000 personas cruzan ese paso fronterizo de 6,3 kil¨®metros diariamente. Un hervidero de hombres y mujeres embalados, que llevan encima cuanto pueden cargar. Desde las naves del pol¨ªgono ceut¨ª colindante a la valla, hasta Castillejos, provincia de Tetu¨¢n (Marruecos). Ensanchan hasta el l¨ªmite las costuras de una norma marroqu¨ª que les permite llevar todo cuanto puedan consigo. ¡°Les pagan una decena de euros, seg¨²n est¨¦ el precio del bulto¡±, dice un guardia fronterizo. ¡°Lo que tienen dentro es supuestamente ropa o comida¡±, a?aden. El alcalde de Ceuta desde 2003, Juan Vivas (PP), lo denomina ¡°comercio at¨ªpico¡±, pero a ojos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado es ¡°contrabando puro y duro hacia Marruecos¡±. Consentido en pro de unas buenas relaciones con el pa¨ªs vecino y de un impuesto sobre la mercanc¨ªa, el IPSI, que deja millones de euros en las arcas ceut¨ªes. Pero ese marem¨¢gnun de bultos es el paraguas que sirve de coladero. ¡°Entran los que quieren y salen tambi¨¦n los que quieren, es una democracia perfecta¡±, ironiza un agente con a?os en la valla.
El ¨²nico requisito para pasar es tener un pasaporte marroqu¨ª que certifique la residencia en Tetu¨¢n, cuyo censo ha crecido exponencialmente: ¡°Ha pasado de ser un villorrio a la cuarta poblaci¨®n de Marruecos¡±, resume el soci¨®logo local Carlos Rontom¨¦ (Ceuta, convivencia y conflicto en una sociedad multi¨¦tnica). De all¨ª procede la otra gran parte de los yihadistas detenidos (el 37,5%) y de all¨ª parti¨® el 40% de los aproximadamente 2.000 combatientes que se calcula que se han ido de Marruecos hacia Siria, seg¨²n el estudio del Elcano. La semana pasada el Gobierno marroqu¨ª manifestaba su intenci¨®n de limitar ese paso sin visado solo a los nacidos en Tetu¨¢n (no a los residentes). Y el Director General de la Polic¨ªa, Ignacio Cosid¨®, anunciaba en su reciente visita a la ciudad aut¨®noma ¡°nuevas infraestructuras¡± de control ¡°inteligentes¡± en el Tarajal.
Pero de momento, los guardias y polic¨ªas se limitan a cumplimentar el mero tr¨¢mite de supervisar mercanc¨ªas y pasaportes marroqu¨ªes con residencia en Tetu¨¢n. La mayor parte de las veces, ni siquiera los sellan, como se comprueba el documento casi impoluto de una empleada de hogar que entra y sale a diario, porque vive a un lado y trabaja al otro. Y si alg¨²n agente se pone r¨ªgido, "es desplazado de su puesto y sustituido por otro m¨¢s indulgente, porque las llamadas quejosas de pol¨ªticos llegan en seguida hasta el m¨¢ximo responsable policial, y como nadie quiere problemas¡¡±, se?ala otro agente. Controlar estrictamente la frontera supone paralizarla y perder dinero, empleos y tensionar las relaci¨®n entre dos pa¨ªses.
¡®Burkas¡¯ por la calle Real. En Ceuta hay 32 mezquitas y 23 ¡°asociaciones o lugares de culto¡±, seg¨²n los archivos de Laarbi Maateis, el controvertido l¨ªder de la comunidad musulmana de la ciudad, que aglutina ¨Cseg¨²n soci¨®logos locales-- a m¨¢s de 45.000 personas de las 85.000 habitantes que tiene Ceuta. Fuentes policiales ampl¨ªan los musulmanes nacionalizados espa?oles hasta 60.000 ¨C¡°aunque no todos vivan en la ciudad¡±-- y subrayan que en 1985, antes de la entrada en vigor de Ley de Extranjer¨ªa, ¡°eran solo un millar frente a 65.000 ceut¨ªes".
¡°Ahora tenemos 17 templos m¨¢s que en 2007, cuando se fund¨® aqu¨ª UCIDE, la Uni¨®n de Comunidades Isl¨¢micas de Espa?a", dice Maateis. ?l preside la organizaci¨®n, sita en su propia casa y, en ese doble juego fronterizo, est¨¢ contratado desde hace a?os por el ayuntamiento como gerente del cementerio musulm¨¢n. Aunque asegura que todos los templos est¨¢n reconocidos por el Ministerio de Justicia, fuentes de presidencia del gobierno ceut¨ª aseguran que s¨®lo tres de ellos son oficiales. ¡°El resto est¨¢n simplemente registrados como asociaciones y reciben la correspondiente subvenci¨®n estatal¡±. No obstante, fuentes policiales insisten en que el control de los oratorios es ¡°muy estricto desde 2001¡±, de hecho la operaci¨®n Duna se desarroll¨® en la mezquita Darkawia, en el barrio de El Pr¨ªncipe.
Maateis es el promotor del movimiento isl¨¢mico Tabligh, caracterizado por su rigorismo y con una vertiente caritativa-asistencial. Cogi¨® fuerza en los a?os noventa frente a la escuela Maliki, m¨¢s moderada y la oficial marroqu¨ª. Pero desde hace dos a?os ha dejado de recibir las subvenciones anuales ¨Cde entre 40.000 y 120.000 euros-- del consistorio ceut¨ª: ¡°Porque no les invitamos a una fiesta del cordero¡±, dice, dejando ver la brecha abierta entre musulmanes y cristianos. ¡°El ayuntamiento se ha dado cuenta tarde de lo que estaba financiando y ha querido recular¡±, asegura una educadora social. Maateis, que condena en¨¦rgicamente a los terroristas pero regatea en todas las bandas y que es tan respetado como temido porque es ¡°el que corta el bacalao¡±, es uno de esos "buenos musulmanes" --as¨ª los califica ¨¦l-- que suelta cosas como: ¡°?Claro que la mujer musulmana debe cubrirse!¡±, ¡°el 016 ha hecho mucho da?o porque ha roto matrimonios¡±, ¡°la limosna es el impuesto de la religi¨®n¡±, ¡°nuestro ¨ªndice de natalidad triplica al de los cristianos, as¨ª que lo que no consigamos ahora lo haremos dentro de unos a?os, cuando ocupemos sus bancos¡±, ¡°si todos fu¨¦semos musulmanes no habr¨ªa ning¨²n problema¡±¡ Actualmente, la UCIDE, vive "de las donaciones de gente generosa y de los matrimonios¡±, que ¨¦l mismo oficia por unos 200 euros.
A vista de los cristianos la indumentaria ha cambiado en Ceuta "por la enorme presi¨®n social de los musulmanes m¨¢s rigoristas". Cada vez se ve a m¨¢s mujeres m¨¢s cubiertas, con unos niqabs que solo dejan ver los ojos --como los burkas--, y m¨¢s hombres con callo en la frente --de darse contra el suelo en el rezo--. Soci¨®logos locales y trabajadores sociales lo achacan a la presi¨®n que sufren. Asistentas y empleadas de la limpieza que se quitan los niqabs al llegar a sus lugares de trabajo y que manifiestan que lo llevan ¡°para evitar problemas¡±, universitarias que se desmelenan en cuanto se bajan del barco y tocan suelo peninsular¡ Maateis lo justifica como una cuesti¨®n identitaria, una manera de ¡°sentirse orgulloso de ser musulm¨¢n¡±.
El mecenazgo de los narcos. El tr¨¢fico de drogas sigue siendo un negocio floreciente en la ciudad. ¡°Tres o cuatro familias lo lideran: Abdelilah, los rusos, el mezquine¡¡±, se?alan fuentes policiales. Sin embargo, esos mafiosos, ¡°para ganarse los favores y el respeto del resto de la comunidad musulmana¡±, a pesar de regentar una actividad il¨ªcita y prohibida por el Cor¨¢n, "invierten su dinero del narcotr¨¢fico en las mezquitas y realizan donaciones, lo venden como una manera de hacer la yihad contra los infieles que consumen la droga¡±, aseguran. Algunos capos incluso, como ocurre en la playa de Ben¨ªtez, montan la mezquita dentro de su propia mansi¨®n, desde la que incluso llaman a la oraci¨®n. En palabras ir¨®nicas de un agente de la lucha antiterrorista: ¡°El fin justifica los medios¡±.
Redada en la Casa de la Juventud. El profesor Rontom¨¦ recuerda una redada en 2009 en la Casa de la Juventud en la que se detuvo a varias personas por hacer proselitismo islamista desde los ordenadores de ese centro. El hecho, que pas¨® casi desapercibido, es la met¨¢fora de la situaci¨®n: ¡°Entran en Espa?a sin visado, tienen la cobertura que necesitan gratis, se hacen invisibles en Internet y en el barrio de El Pr¨ªncipe, donde no est¨¢n controlados¡±, se?ala. ¡°Si ya pod¨ªan pasar desapercibidos entre la poblaci¨®n musulmana, Internet los ha invisibilizado casi por completo¡±. Ceuta y Melilla son las ciudades m¨¢s j¨®venes de Espa?a, con un ¨ªndice de natalidad entre la poblaci¨®n musulmana que triplica al nacional. Y tambi¨¦n con las que mayores tasas de paro (32%). Muchos j¨®venes se ven abocados a ¡°buscarse la vida¡±. Y muchos caen en las redes del hach¨ªs o directamente en la delincuencia com¨²n y en el consumo de drogas, "son carne de ca?¨®n" de las redes de captaci¨®n.
El Pr¨ªncipe, un barrio faveloide crecido en el monte Chico, a orillas de la frontera, se ha convertido en el refugio de la criminalidad ceut¨ª, aparte de en protagonista de una serie de televisi¨®n. A simple vista, y pese a contar con casi una veintena de mezquitas, all¨ª reina el trapicheo, las miradas desafiantes o huidizas, chavales demacrados en esquinas narc¨®ticas o apostados durante horas a los pies de la carretera... Es la espera en su expresi¨®n m¨¢s cruda, un nicho de tiempo muerto mientras se logra un papel que permita saltar el Estrecho hacia Europa. La mayor parte de las operaciones antiyihadistas en la ciudad se han desarrollado en las infraviviendas que conforman sus callejuelas.
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