Hacerse yihadista para sentar la cabeza
Pasados los 20 a?os, muchos musulmanes ceut¨ªes descarriados tratan de borrar sus pecados de manera radical en la religi¨®n
Hay un dicho cristiano, grosero, ofensivo y racista en Ceuta que dice: "El musulm¨¢n es primero cabr¨®n y despu¨¦s sant¨®n¡± y que ahora suena cuando se pregunta por los j¨®venes musulmanes de la ciudad. Se escucha con cierta frecuencia estos d¨ªas en esta punta de ?frica, donde las relaciones est¨¢n notablemente tensadas entre las dos comunidades, musulmanes y cristianos, que ¡°coexisten¡± ¡ªnadie habla ya de convivencia¡ª al 50% en estas tierras. Los recientes atentados de Par¨ªs, el hecho de que algunos de los detenidos en las ¨²ltimas operaciones sean de origen ceut¨ª (se calcula que un 76% de los islamistas espa?oles arrestados son de Ceuta o Melilla) y las posibles consecuencias de esa coalici¨®n internacional antiyihadista en ciernes, han enrarecido el ambiente de este punto caliente del globo, que coloca dos mundos a un paso (fronterizo): El Tarajal. Desde aqu¨ª han salido una quincena de j¨®venes hacia Siria e Irak, seg¨²n fuentes policiales.
Son "carne de ca?¨®n" de las redes de captaci¨®n yihadista, aseguran polic¨ªas, educadores y varios soci¨®logos locales. As¨ª lo muestran varias ¨²ltimas operaciones policiales, en Espa?a y en el extranjero, en las que han resultado detenidos por sus supuestas vinculaciones terroristas o con el islamismo radical j¨®venes --de entre 20 y 30 a?os-- de origen ceut¨ª o que hab¨ªan pasado por Ceuta procedentes del norte de Marruecos.
"Ese dicho racista proviene de un hecho", trata de explicar una educadora social ceut¨ª, que ha trabajado siempre en prisiones y centros de menores de la ciudad y que prefiere no ser identificada."Lo que ocurre es que cuando esos j¨®venes musulmanes superan los 20 ¨® 25 a?os entran en crisis, la mayor¨ªa se ha maleado mucho en la calle, han bebido, fumado, se han drogado, han traficado, han pasado por centros de reforma, se han acostado con chicas, han llevado vidas duras, algunos han estado despu¨¦s en la c¨¢rcel, muchos han sido menores no acompa?ados y, de pronto, ven que llevan una vida de perdici¨®n y dan el viraje radical", explica.
"Se vuelcan en la religi¨®n de manera dr¨¢stica", contin¨²a la educadora, creyendo que as¨ª les perdonar¨¢n todos sus pecados, limpiaran su conciencia, se borrar¨¢ su pasado de mal musulm¨¢n y ser¨¢n aceptados". Y agrega: "Se hacen islamistas o incluso yihadistas, para sentar la cabeza, como ellos dicen, para ser buenos musulmanes, es como si quisieran liberarse de su pasado a toda costa y r¨¢pido", cuenta. Ella ha sido testigo directo de procesos de radicalizaci¨®n y ha visto como esos chicos se remangaban los pantalones dejando ver los calcetines, se recortaban la barba y se pon¨ªan chilaba corta, los supuestos rasgos est¨¦ticos de los radicalizados.
Jawad Radwani tiene 24 a?os, conoce cada rinc¨®n de la ciudad a la que lleg¨® solo, cuando ten¨ªa ocho, "por pobreza", dice. "Mi vida es muy larga", asegura con cierta pereza de recordar un pasado muy complicado, que parece querer dejar ya muy atr¨¢s. ?l es musulm¨¢n: "Pero no practicante, porque no quiero serlo como diga nadie, no conf¨ªo en ning¨²n im¨¢n, el Islam no puede ser dar dinero para que te hagan buen musulm¨¢n, ni coger una alfombra y ponerte a rezar, eso es jugar con el Islam", se?ala.
?l ha visto y ve de todo. Y en los ¨²ltimos tiempos, trabajando en una cafeter¨ªa ceut¨ª y contratado por horas como c¨¢mara en una televisi¨®n local, se ha decidido a grabarlo por su cuenta. Tiene una pel¨ªcula de unos 30 minutos a punto de ver la luz. La ha rodado y guionizado ¨¦l mismo en el barrio de El Pr¨ªncipe, emblema y refugio de la criminalidad ceut¨ª. "Ah¨ª est¨¢ todo lo que est¨¢ pasando¡±. La mayor parte de las secuencias son reales, y algunas "con actores, colegas que se han prestado para reproducir situaciones que vivimos, pero las armas son de verdad", puntualiza. "En El Pr¨ªncipe se juega con ellas como si fuesen de agua", asegura.
M¨¢s que una brecha social, un abismo
En Ceuta, seg¨²n los estudios sociol¨®gicos m¨¢s recientes, se estima que el 23,1% de sus 85.000 habitantes son j¨®venes de entre 14 y 30 a?os. Y de ellos, 19.635 (un 65%) son musulmanes. La inmensa mayor¨ªa engrosan las listas del paro, en muchos casos porque carecen de documentos que les permitan trabajar. La brecha social es abismal entre cristianos y musulmanes, el 44% de la poblaci¨®n ceut¨ª est¨¢ en riesgo de exclusi¨®n social y el 65% de los musulmanes viven por debajo de ese umbral de pobreza, seg¨²n los estudios del soci¨®logos local Carlos Rontom¨¦.
Quieren limpiar su pasado de mal musulm¨¢n, dice una educadora
Ese hecho objetivo de desigualdades crecientes hace que cale mucho mejor entre la joven comunidad musulmana un discurso victimista que culpabiliza al cristiano de todos sus males. Y que ahora, azuzado por la guerra en Siria e Irak, se radicaliza.
Radwani sabe bien lo que es la calle, los a?os del pegamento, los del hach¨ªs y las drogas, las rutas de los polizones que le han devuelto varias veces desde la pen¨ªnsula. "?ramos cinco pero tres murieron porque se cayeron del techo del tren porque iban esnifados", cuenta. Durante a?os hizo su vida con sus amigos. Se olvid¨® de su familia, procedente de un pueblo a 200 kil¨®metros de Casablanca. Y se reencontr¨® con ellos cuando cumpli¨® los 18 a?os. "Sal¨ª del centro de menores con dos maletas y un documento que no me serv¨ªa para nada, me dejaron ah¨ª como a un perro, quer¨ªan que me fuese, no exist¨ªa ni en Marruecos ni en Ceuta, no estaba registrado en ninguna parte", recuerda.
Se estima que en Ceuta hay 19.635 chicos musulmanes, la mayor¨ªa en paro
Son muchos los desarraigados que tiran la toalla y caen en manos de cualquiera que les haga sentir que son alguien, que les d¨¦ una identidad. "Los que se radicalizan no tienen ni idea de religi¨®n ni del Islam, la mayor¨ªa es gente que tiene problemas con las drogas o que est¨¢n desequilibrados, qui¨¦n se va a creer si no ese cuento del Para¨ªso, de las 79 mujeres que te esperan en el cielo, del r¨ªo de oro... Van buscando a gente d¨¦bil", analiza Radwani, que ha dejado de beber, de fumar "y de todo¡±.
Su explicaci¨®n la certifican varios educadores con larga experiencia en centros de menores de la ciudad. "Muchos de los detenidos eran personas con sus capacidades mentales muy mermadas o drogodependientes, alucin¨¢bamos cuando ve¨ªamos sus nombres en los peri¨®dicos porque es gente muy deteriorada", aseguran.
Objetivos f¨¢ciles
La debilidad, la falta de identidad y de referentes, agudiza su necesidad de pertenencia a un grupo y les convierte en objetivos muy f¨¢ciles para las redes de captaci¨®n extremistas que se mueven ¨¢gilmente en el norte de Marruecos, seg¨²n fuentes policiales, y se infiltran en la ciudad por ¡°una frontera muy permeable¡±.
Buscan notoriedad porque son escoria en su cultura, dice un polic¨ªa
¡°Lo m¨¢s socorrido es refugiarse en la musulmanidad para ser aceptado en la comunidad¡±, argumenta Rontom¨¦, "el proceso de radicalizaci¨®n ha ido tomando impulso en las segundas y terceras generaciones de inmigrantes marroqu¨ªes". Un agente de la lucha antiterrorista apunta a otro aspecto: "Muchos buscan notoriedad, protagonismo, no son nadie, no les quieren ni los suyos ni los otros, son la escoria y quieren dejar de serlo cuanto antes mejor".
La radicalizaci¨®n, con Internet y los m¨®viles, es expr¨¦s. Ceuta trata de vivir en aparente normalidad , pero todas las alertas saltan cuando unos padres denuncian la desaparici¨®n de una adolescente. ¡°Era una falsa alarma¡±, se escucha decir. Y el temor a un atentado se disipa bajo una teor¨ªa colectiva compartida: ¡°Nosotros somos campamento base, no les interesa atentar aqu¨ª¡±.
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