De t¨² a t¨²
Les falt¨® llamarse "t¨ªo", "tronco", "colega"
No hace falta remontarse al Paleol¨ªtico antes de Twitter, con Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar instalados en el mire usted y en el por consiguiente y viceversa. No rebobinemos tanto. Si a Rajoy y a Rubalcaba, ayer mismo como quien dice, se les hubiera escapado llamarse Mariano y Alfredo en directo durante sus debates televisivos, hubieran abierto todos los informativos. Dos presidenciables tute¨¢ndose ante el electorado como si estuvieran discutiendo de f¨²tbol o de toros en la barra del bar de abajo. ?Habrase visto semejante falta de respeto al respetable? Anoche, sin embargo, los candidatos S¨¢nchez, Rivera e Iglesias no se apearon del tuteo y se llamaron por su nombre de pila como si se conocieran de toda la vida. Les falt¨® llamarse ¡°t¨ªo¡±, ¡°tronco¡±, ¡°colega¡±. Me juego el tipo a que lo hicieron antes y despu¨¦s del trance tras las c¨¢maras. Delante de ellas, inauguraron, ufan¨ªsimos de su haza?a, un nuevo protocolo de relaci¨®n entre adversarios pol¨ªticos. La era del t¨² a t¨². Sin acritud. Sin soberbia. Sin complejos. Modern¨ªsimos ellos. Solo una pega, por ponernos melindrosos. Cuando vuelvan a llamarse de usted, y se?or¨ªa, sonar¨¢n m¨¢s falsos que Judas. D¨¦mosles tiempo.
Albert (Rivera) entr¨® en el plat¨® como entra un novillero bregado en cosos de segunda a tomar la alternativa en Las Ventas. Con hambre de gloria y ganas de salir por alguna puerta grande, aunque fuera la de la enfermer¨ªa. Casi se ve¨ªa a ese torete bravo ¡ªenjaezado con chaqueta y corbata, y capote de paseo si hubiera hecho falta¡ª escarbando el albero mientras los otros dos espadas de la terna hac¨ªan sus respectivos quites, preparando impaciente la siguiente embestida. Pedro (S¨¢nchez), presunto cabeza de cartel aunque solo sea por las orejas y los rabos cortados por sus viejas cuadrillas, defend¨ªa su condici¨®n de figura permiti¨¦ndose prescindir de corbata, adorn¨¢ndose con florituras de sal¨®n ¡ª¡°Mi patria es la igualdad¡±, dijo, sin sonrojarse un pelo¡ª y ech¨¢ndoles en cara su biso?ez a los nuevos en la plaza. Entre ambos, Pablo (Iglesias) hac¨ªa honor a su apellido y ejerc¨ªa de hombre bueno en mangas de camisa. ¡°Ni que fueras el moderador¡±, le lleg¨® a espetar Pedro. Y era cierto. Unas veces parec¨ªa el presidente de la corrida, de tan imperturbable y ecum¨¦nico, y otras, el picador que met¨ªa el rej¨®n hasta el corvej¨®n a los rivales cuando las faenas deca¨ªan y hab¨ªa que darle emoci¨®n a la cosa.
Los tres dejaron para los anales de la historia sendas frases para labrar en piedra. Adem¨¢s de la nueva patria de Pedro, Albert dijo que ¡°se puede ser feliz y productivo¡±, d¨¢ndoles la raz¨®n subconscientemente a quienes dicen que es el candidato del Ibex 35. ¡°No vengo a pedir el voto, eso es vieja pol¨ªtica¡±, concluy¨®, sobrad¨ªsimo, Pablo su minuto de oro despu¨¦s de haber soltado por esa boca, sabi¨¦ndolo o sin saberlo, el mism¨ªsimo eslogan de Hugo Boss: Don't imitate, innovate. Si eso no es casta, que baje Dior y lo diga. Al fondo, a la derecha en pantalla, el atril vac¨ªo de Mariano Rajoy, que a esas horas le estaba cantando a Pedro Piqueras en Telecinco la canci¨®n de un plato es un plato; un vaso es un vaso; una tetera, una tetera, y un tenedor, un tenedor. Mariano, t¨² te lo pierdes.
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