Negro, beige, gris y caoba
A pocos pol¨ªticos le han dado, dan y dar¨¢n tanta estopa por cualquier cosa como a Alicia S¨¢nchez-Camacho
Para m¨ª el PSC es como ese tel¨¦fono de una ex que nunca borras del m¨®vil. Y no lo haces porque sabes que acabar¨¢s llamando. Que no deber¨ªas. Que te arrepentir¨¢s al d¨ªa siguiente. Que ya no ten¨¦is futuro pero es que hubo un tiempo en que aquello, bueno, ya me entiendes. Quise cubrir su primer acto de campa?a en Badia del Vall¨¦s (BCN) pero me equivoqu¨¦ con los horarios.
El viaje no fue en vano. Asist¨ª a un pica-pica de militantes de base y descubr¨ª el arco crom¨¢tico de mi madre: negro, beige y gris.Al d¨ªa siguiente, lo intent¨¦ con un tel¨¦fono que nunca tuve en el m¨®vil. Mercado al aire libre. Bellvitge, L¡¯Hospitalet de Llobregat. Esperando a Alicia S¨¢nchez-Camacho. ?Qu¨¦ hay en la cabeza y el coraz¨®n de esa mujer? Mantengo que su grado de autoestima supera cualquier est¨¢ndar.
A pocos pol¨ªticos le han dado, dan y dar¨¢n tanta estopa por cualquier cosa. Ahora la veo enfrentarse a micros y c¨¢maras sabedora de lo que piensan los cerebros que manejan esos micros y c¨¢maras. Y lo que piensan no mola. Pero ella les perdona. Y seguro que, en las largas noches de invierno, piensa en ellos y les quiere. Para la mayor¨ªa de catalanes lo que Camacho, sus ideas o lo que representa no nos llena de buenos sentimientos.
Y por eso, alguna gente al pasar y reconocerla, al lado de micros y c¨¢maras, sueltan cosas como ¡°uf, la del PP¡±, ¡°ni caso: es ¨¦-s-a¡± o esa pareja de ancianas que huyen a ritmo de bachata-rap¡°v¨¢monos, v¨¢monos, v¨¢monos¡±. Ah¨ª est¨¢, bronceada, biling¨¹e, tratando de generar optimismo, difundir la idea que la vida son hechos y no entelequias y experimentos. Pero habla con altavoz.Es un d¨ªa de trabajo, no de b¨²squeda personal, ?qu¨¦ me esperaba yo? Exhibe convicci¨®n de profeta apocal¨ªptico. Despiste de soldado japon¨¦s perdido en la selva. Pero lo que me enternece de Alicia S¨¢nchez-Camacho es ese salir llorada de casa. Y eso genera tambi¨¦n su cari?o. Que es lo que, supongo, siente esa gente que la espera en el tenderete de recogida de alimentos del PP.
Media de edad alta, pantalones de pana, tonos negros, beige, grises ya conocidos, chavales que no deben ser muy fans ni de Iniesta, alg¨²n hermano de Earl y se?oras siempre enojadas, islas de Perejil pertrechadas con carrito Mesala.Una abuela la abraza y le espeta ¡°me voy a gobernar contigo¡± y otra, con TDAH [hiperactividad] no diagnosticado busca su atenci¨®n. Su color de pelo me retrotrae a los muebles del comedor de mis padres. Se?ora Caoba se convierte en la sombra de Alicia dedic¨¢ndose a replicar con amargura a cualquier cosa que le pregunten. No tiene precio como front¨®n.
Cuando S¨¢nchez-Camacho se desliza en plan cinta de aeropuerto hacia las paradas ambulantes topa con una fuerza viva del barrio. El presidente de la Asociaci¨®n de Petanca Socialista. ?ste la invita a una partida y dice que se ha jugado una comida con Pedro S¨¢nchez. Alicia sabe qu¨¦ hacer con eso ¡ªganar y petanca es una bicoca como r¨¦plica¡ª pero Se?ora Caoba desenfunda antes. ¡°?se, ni a la petanca. No como Rajoy, que hasta gan¨® al futbol¨ªn al Bert¨ªn¡±. Tiene suerte Donald Trump que Se?ora Caoba viva en Bellvitge y no en Iowa.?
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