El ¡°americano¡± y el ¡°tradicional¡±
Rajoy lleg¨® con aparente tranquilidad a su cuarto debate, pero sin triunfalismo
No llov¨ªa en Madrid desde hac¨ªa 41 d¨ªas, y rompi¨® a llover precisamente ayer. ¡°?Ser¨¢ un presagio?¡±, se preguntaba Manuel Campo Vidal, moderador hist¨®rico de los cara a cara presidenciales en Espa?a, cuando esperaba la llegada de los dos candidatos en la sede de la Academia de Televisi¨®n, en Pozuelo de Alarc¨®n (Madrid). Pedro S¨¢nchez, l¨ªder del PSOE, entr¨® por la puerta a las 21.14. En el espacio para las fotos apret¨® con fuerza la mano a su mujer, Bego?a G¨®mez, con chaqueta de cuero roja a juego con la corbata del candidato. Diez minutos despu¨¦s, Mariano Rajoy, solo, corbata azul PP, y con la aparente tranquilidad del veterano. ¡°Es mi cuarto debate¡±, le dijo a Campo Vidal mientras posaban para la foto. No hubo, sin embargo, triunfalismo en el candidato del PP. "?Va a ganar, presidente?", se le pregunt¨® cuando enfilaba hacia el camerino. ¡°Ya veremos¡±, acert¨® a decir.
La imprevista lluvia hizo cundir cierto p¨¢nico en la organizaci¨®n del debate. ¡°Necesitamos urgentemente un secador¡±, se escuch¨® entre bambalinas, porque los trajes de los tres intervinientes se hab¨ªan mojado. En los camerinos, contiguos, los equipos de los candidatos tomaron posiciones para seguir el debate, que se celebr¨® sin p¨²blico, a diferencia de los dos anteriores. Los equipos se vieron obligados a hablar casi en susurros: la organizaci¨®n les avis¨® de que la pared que separaba las dos salas apenas evitaba que se escucharan entre s¨ª. S¨¢nchez y Rajoy se saludaron brevemente con un fr¨ªo apret¨®n de manos en el pasillo que comunicaba los camerinos con el plat¨®. No se les vio despedirse a la salida. Por separado, Rajoy se par¨® con los periodistas a denunciar el ¡°insulto¡± de S¨¢nchez, y el l¨ªder del PSOE se defendi¨®: ¡°He dicho lo que piensan los espa?oles¡±.
M¨¢s de 300 periodistas y 150 invitados siguieron el debate in situ, con aperitivos y barras de cerveza. Entre los invitados, en su mayor¨ªa directivos, uno era especialmente requerido: Alan Schroeder, profesor de periodismo de la Universidad de Boston (EE UU), y el ¡°mayor experto en debates del mundo¡±, en palabras de Campo Vidal, al que cit¨® nada m¨¢s comenzar el debate, aludiendo a su concepci¨®n del cara a cara presidencial como una ¡°entrevista de trabajo¡±, en la que los votantes contratan a quien m¨¢s merece su confianza. El estadounidense le hab¨ªa dado el consejo al moderador de buscar la ¡°m¨ªnima intervenci¨®n¡±, y el presentador, a pesar de su experiencia, admit¨ªa cierta ¡°tensi¨®n¡± en los proleg¨®menos. ¡°Al d¨ªa siguiente, es como si hubieras corrido una marat¨®n¡±.Tambi¨¦n la reconoci¨® al terminar: ¡°Ha sido muy intenso, muy dif¨ªcil¡±.
El experto de los debates describi¨® en perfecto espa?ol al l¨ªder del PSOE como ¡°muy americano, muy moderno¡± y al jefe del Ejecutivo como ¡°m¨¢s tradicional¡±, se?al¨® en conversaci¨®n con EL PA?S. Desde la perspectiva del ¡°talento¡± de los pol¨ªticos espa?oles confiaba en ver un buen debate, entre otras cosas por la novedosa escenograf¨ªa: Rajoy y S¨¢nchez debatieron sentados en una mesa peque?a que les habr¨ªa permitido incluso darse la mano. Y que tambi¨¦n favorec¨ªa la contienda. ¡°El mejor debate es el que ofrece algo de conflicto¡±, explic¨® el especialista. Poco despu¨¦s, la lluvia arreciaba fuera del plat¨® al mismo tiempo que el conflicto crec¨ªa dentro.
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