El Gordo de los inmigrantes
En algunas administraciones de las principales capitales los extranjeros que residen en Espa?a se hacen con casi la mitad de los d¨¦cimos a la venta
Un inmigrante africano llegado a Canarias en patera en 2009, una mujer ecuatoriana en paro en 2012 o un grupo de empleados latinoamericanos del restaurante madrile?o El Mentidero de la Villa el a?o pasado. Algunos de los principales premios del Gordo de Navidad han sonre¨ªdo a personas llegadas de fuera. Casi 4,5 millones de extranjeros viven oficialmente en Espa?a seg¨²n el INE, una cifra superior si se tiene en cuenta a los que est¨¢n en situaci¨®n irregular. Junto al idioma, el clima o la comida, en su proceso de integraci¨®n se topan con h¨¢bitos arraigados en la cultura espa?ola. La Loter¨ªa de Navidad es uno de ellos. Seg¨²n el portal de venta de loter¨ªa Ventura24, el gasto de los extranjeros residentes en Espa?a que juegan es de 50 euros de media, ligeramente por encima de los 49 euros de los espa?oles.?
La boliviana Solange Jurado, de 29 a?os, aspira a unir su nombre a la suerte. Hace nueve a?os abandon¨® sus estudios de magisterio en Sucre para venir a Espa?a, donde trabaja como limpiadora. Cada a?o aguarda su turno en la ya tradicional fila de Do?a Manolita, en Madrid, la administraci¨®n de loter¨ªa m¨¢s conocida de Espa?a. "Siempre compro aqu¨ª porque siempre sale algo", asegura. Este viernes esperaba para comprar dos d¨¦cimos acabados en ocho. "Si me tocara me ir¨ªa a Bolivia y montar¨ªa algo, tal vez uno de esos peloteros que he visto ac¨¢", cuenta refiri¨¦ndose a las salas con piscinas de bolas donde los ni?os celebran sus cumplea?os.
La administraci¨®n de loter¨ªa n¨²mero 35 de Barcelona es una de las m¨¢s frecuentadas en la capital catalana por la comunidad inmigrante, que compra entre el 40 y el 45% de los d¨¦cimos que vende. "Estamos en Ciutat Vella, una de las zonas de Barcelona con m¨¢s concentraci¨®n de gente que viene de fuera. Muchos de los que compran son de Filipinas, Pakist¨¢n, India o Bangladesh", cuenta el encargado, Jorge Esp¨ªn, de 30 a?os. En 2008 vivi¨® el acontecimiento m¨¢s importante para un lotero: la entrega del premio Gordo. "Era mi d¨ªa de fiesta as¨ª que dorm¨ª m¨¢s de la cuenta y al despertar me enter¨¦. No he vuelto a perderme el sorteo desde entonces", explica.
De Bangladesh procede Jamal Said, uno de los compradores del d¨¦cimo premiado aquel a?o en la administraci¨®n 35. El d¨ªa que gan¨® el Gordo de Navidad el restaurante Los Caracoles de Barcelona perdi¨® un cocinero. Nunca regres¨® a su lugar de trabajo, pero apenas se not¨® en una plantilla de 80 personas acostumbrada al ir y venir de nuevos empleados tanto como a la llegada de turistas por su localizaci¨®n en el Barrio G¨®tico, cerca de Las Ramblas. "Era un buen chico. Trabajador. Cumpl¨ªa", dice escueto Ram¨®n Bofarull haciendo un esfuerzo por recordar. El peruano Ram¨®n Esp¨ªritu, de 43 a?os, que comparti¨® espacio con ¨¦l entre fogones, guarda peor opini¨®n: "Desapareci¨® en combate. Le ayud¨¦ mucho cuando lleg¨® y cuando le toc¨® se le subieron los humos. A cambio solo me trajo un paquete de cigarrillos y se lo tir¨¦ a la cara", cuenta. En el restaurante sit¨²an hoy a Jamal en Londres.
El n¨²mero 32.365 cambi¨® su vida cuando apenas hab¨ªa alcanzado la mayor¨ªa de edad. Tambi¨¦n la de Shalim Ahmed, su amigo, al que regal¨® un d¨¦cimo con las mismas cifras. El d¨ªa del sorteo, Ahmed, que a sus 29 a?os viv¨ªa sin apenas recursos en un piso-patera y se encontraba en paro, presum¨ªa de premio junto a la administraci¨®n de loter¨ªa. Ajeno a toda discreci¨®n, mostraba su libreta de la ya extinta Caixa Pen¨¨des, hoy parte del Banco Sabadell.
Al olor del dinero se aceraron representantes de varias entidades bancarias y Antoni Vall¨¨s, director de zona de la caja catalana se llev¨® el gato al agua aprovechando la cercan¨ªa de la oficina a la administraci¨®n de loter¨ªa y la condici¨®n de cliente de Ahmed. Al aplicar el zoom a su fotograf¨ªa libreta en mano sobresal¨ªan una cifra, 300.017,98 euros, y un abuso: el del cobro de 22,93 euros de comisiones en cuatro meses a una cuenta abierta con solo 50 euros y sin apenas movimientos. Ahmed solo hab¨ªa sacado e ingresado dinero una vez y contaba con 17,98 euros en el momento de recibir el premio. A?os despu¨¦s volvi¨® a pasar por la administraci¨®n que le dio el premio para hacer la primitiva. "Me dijo que ten¨ªa pensado irse a su pa¨ªs a poner un peque?o negocio e intentar otra vida", cuenta Jorge Esp¨ªn.
En la Asociaci¨®n Cultural de Bangladesh en Catalu?a, que cuenta con 500 socios de las alrededor de 10.000 personas que conforman la comunidad banglades¨ª, ignoran el paradero de ambos. Su presidente, Zaman Suruzzaman, cuenta que no volvi¨® a saber de ellos tras el premio. No juegan ning¨²n n¨²mero conjunto como asociaci¨®n aunque s¨ª se?ala que suelen comprar d¨¦cimos individualmente. Suruzzaman, que conoci¨® la suerte de sus compatriotas en 2008, tambi¨¦n juega.
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