La incertidumbre pol¨ªtica dispara el inter¨¦s por el mensaje del Rey

La situaci¨®n de empantanamiento pol¨ªtico que vive Espa?a tras las elecciones generales celebradas el pasado domingo ha disparado el inter¨¦s por las palabras que pueda dirigir Felipe VI a los espa?oles antes de la cena de Nochebuena en su tradicional mensaje navide?o (21.00 horas). La ausencia de una mayor¨ªa clara y el complicado maridaje entre los partidos tras la fragmentaci¨®n del bipartidismo para formar gobierno han puesto al Rey bajo los focos.

Las dificultades para hallar una salida que permita formar gobierno con normalidad y mantenga engrasado el mecanismo de las instituciones, en un momento en que los datos indican que Espa?a inicia el camino de la recuperaci¨®n tras la recesi¨®n econ¨®mica, ha levantado una l¨®gica preocupaci¨®n en un amplio sector de la sociedad.

En este panorama de segmentaci¨®n electoral y ausencia de perspectivas de consenso, no son pocos los espa?oles que esperan una llamada a la responsabilidad en las palabras del jefe del Estado para el mantenimiento de la gobernabilidad. Como tambi¨¦n la esperan sobre la situaci¨®n de amenaza a la integridad del Estado que supone el ¨®rdago de los independentistas catalanes cuando se abre un nuevo tiempo pol¨ªtico que arroja m¨¢s incertidumbres, ante el que el Rey no se ha mostrado impasible.

El equipo de rodaje llev¨® a cabo este martes las pruebas para la grabaci¨®n del mensaje de Felipe VI, cuyo borrador se ha cerrado este a?o m¨¢s tarde de lo habitual debido a que se ha esperado a conocer y sedimentar el resultado de las elecciones para su redacci¨®n definitiva.? El mensaje ser¨¢ emitido en diferido el jueves por la noche por la mayor¨ªa de televisiones de Espa?a, excepto Cuatro y la vasca EITB, como ha sucedido otros a?os.

El Rey mantiene una posici¨®n de m¨¢xima discreci¨®n en el ¨¢mbito pol¨ªtico de Espa?a. Durante la campa?a electoral se eclips¨® y solo apareci¨® por causas mayores, como el entierro de los dos polic¨ªas asesinados en el ataque talib¨¢n de Kabul y para llamar a Mariano Rajoy tras ser agredido en Pontevedra para interesarse por su estado.

Pero Felipe VI afronta ahora una situaci¨®n in¨¦dita en la reciente historia de Espa?a. La responsabilidad del Rey en la resoluci¨®n de este atasco institucional que puede producir la falta de acuerdo, siendo limitadas sus atribuciones por la Constituci¨®n, comporta mayores compromisos que los que tuvo que asumir su antecesor, Juan Carlos I, tras unas elecciones desde que entr¨® en vigor la Constituci¨®n de 1978.

Las mayor¨ªas absolutas y simples claras hab¨ªan reducido a una diligencia ritual la funci¨®n de proponer el candidato a presidente del Gobierno, y en su caso nombrarlo, como reconoce la Carta Magna en el art¨ªculo 62 d y como establece en el 99. El Rey, tras las consultas con los representantes de los partidos electos, cumpl¨ªa con su funci¨®n de proponer el candidato a presidente de Gobierno y nombrarlo despu¨¦s de que el Congreso le otorgase su confianza.

Sin embargo, en una situaci¨®n compleja como la que acaban de arrojar las urnas, Felipe VI, aun careciendo de protagonismo ejecutivo, es una instancia persuasiva de primer orden, lo que le confiere una representaci¨®n crucial en la ronda de consultas que debe celebrar con los distintos grupos parlamentarios tras la constituci¨®n de las Cortes el pr¨®ximo 13 de enero.