Pactos tengas y los ganes
Democracia no es el gobierno del partido m¨¢s votado, es el gobierno de quien ostente la mayor¨ªa de esca?os
Democracia no es el gobierno del partido m¨¢s votado, es el gobierno de quien ostente la mayor¨ªa de esca?os. Y si no hay ning¨²n partido que haya alcanzado dicha mayor¨ªa en el parlamento, todos ellos deber¨¢n esforzarse por conseguirla. Algo tan simple deviene, sin embargo, en una actividad sumamente compleja cuando, como es nuestro caso, no hay una tradici¨®n que la sustente en el nivel nacional. Todo pacto se ve as¨ª como una p¨¦rdida, una concesi¨®n poco menos que inaceptable, y todos los partidos se blindan frente a los dem¨¢s con solemnes l¨ªneas rojas. Nuestro compromiso es con nuestros electores, dicen; como si los otros no tuvieran tambi¨¦n los suyos, o como si quien acabe gobernando no debiera pensar en todos los ciudadanos, sino s¨®lo en quienes le han votado.
En otros lugares con mayor tradici¨®n democr¨¢tica la gobernabilidad se suele anteponer a los intereses de los partidos; no porque estos sean menos sectarios o carezcan de los defectos de los nuestros. La causa de estas actitudes que facilitan el compromiso suele residir en la constataci¨®n de que eso es, precisamente, lo que desean los ciudadanos. Y aqu¨ª no tiene por qu¨¦ ser diferente. Es m¨¢s, en un pa¨ªs como el nuestro es donde deber¨ªa ser m¨¢s urgente dada la importancia y el volumen de los problemas pendientes: Catalu?a, los efectos de la crisis a¨²n sin resolver, las necesarias medidas de regeneraci¨®n pol¨ªtica. Muchos de ellos nos abocar¨¢n, adem¨¢s, a una m¨¢s que probable reforma constitucional, algo que exigir¨¢ consensos mucho m¨¢s dif¨ªciles de conseguir de lo que, en principio, ser¨ªa necesario para sostener un gobierno de coalici¨®n o con apoyos parlamentarios estables. Si no somos capaces de formar gobierno, ?vamos a ser capaces de reformar la Constituci¨®n?
Me temo que ese consenso tampoco podr¨ªa alcanzarse despu¨¦s de unas nuevas elecciones, as¨ª que, ?por qu¨¦ no empezar desde ya? La gran ventaja de esta situaci¨®n, por tanto, es que puede ir lubricando los procesos de comunicaci¨®n entre los partidos. El pacto relativo a la instauraci¨®n de un gobierno ser¨ªa el primer paso en la direcci¨®n de alcanzar despu¨¦s acuerdos m¨¢s amplios con otras fuerzas. Podr¨ªa limitarse al establecimiento de algunos principios m¨ªnimos en la gesti¨®n de la pol¨ªtica corriente mientras la comisi¨®n de reforma constitucional vaya avanzando en un proceso de reformas m¨¢s ambiciosas.
Esto es, desde luego, incompatible con los cierres frentistas o, a mi juicio, con un gobierno liderado por Rajoy, cuyas actitudes anteriores han ido hasta ahora en la direcci¨®n contraria de lo que aqu¨ª presentamos como deseable. Pero eso no tiene por qu¨¦ afectar a su partido. En todo caso, al final acabaremos evaluando a todos y cada uno de los grupos a partir de una f¨®rmula en la que su sacrificio por el inter¨¦s general predomine sobre sus intereses coyunturales.
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