Reforma electoral
Una soluci¨®n relativamente indolora consistir¨ªa en ampliar a 400 el n¨²mero de diputados
El sistema electoral funcion¨® de manera satisfactoria mientras estuvo vigente el bipartidismo, si bien un grupo minoritario como Izquierda Unida siempre se sinti¨® perjudicado. Con cuatro partidos en relativa igualdad, m¨¢s IU, con voto importante y representaci¨®n m¨ªnima, vuelve el problema, y Ciudadanos y Podemos exigen tambi¨¦n reforma. No parece l¨®gico que a punto y medio de porcentaje en los votos recibidos, Podemos y sus acompa?antes queden a 20 esca?os del PSOE. Consecuencia: el sistema electoral es injusto y ha de ser cambiado.
La soluci¨®n inmediata parece f¨¢cil: aplicaci¨®n de una estricta proporcionalidad. Sucede, sin embargo, que la introducci¨®n de este criterio ha sido objeto de rectificaciones m¨¢s o menos profundas, no por un sentido antidemocr¨¢tico, sino porque el r¨¦gimen electoral ha de responder a una doble finalidad: de un lado, garantizar la representaci¨®n tendencialmente igualitaria de los ciudadanos; de otro, sentar las bases para un gobierno estable. La pulverizaci¨®n de los grupos presentes en un Parlamento constituir¨ªa un aliciente para multiplicar los partidos y hacer imposibles las coaliciones. De ah¨ª la fijaci¨®n de un porcentaje m¨ªnimo para alcanzar la representaci¨®n y la b¨²squeda de diferentes f¨®rmulas que potencien la cuota de representaci¨®n de los grandes partidos, sin anular a los menores con suficiente respaldo.
Una soluci¨®n relativamente indolora en esta l¨ªnea consistir¨ªa en ampliar a 400 el n¨²mero de diputados (Constituci¨®n, art. 68), utilizando el plus de 50 para formar una circunscripci¨®n nacional donde se diera una asignaci¨®n proporcional de esca?os por votos. A efectos de favorecer la gobernabilidad, este ¨²ltimo criterio podr¨ªa verse modificado en cuanto a la atribuci¨®n de un plus moderado de esca?os a la lista m¨¢s votada. El fortalecimiento de la estabilidad gracias a este premio otorgado a quien llegue el primero en la carrera de los votos ha sido probado recientemente en dos casos, siempre adem¨¢s favorables a la izquierda. Alcanzado por la m¨ªnima, Matteo Renzi pudo estabilizar un sistema pol¨ªtico tan turbulento como el italiano, y Alexis Tsipras conjur¨® la grav¨ªsima crisis griega. En ambos casos, el plus otorgado es excesivo, pues la proporcionalidad desaparece, pero las ventajas de una aplicaci¨®n limitada del arbitrio parecen innegables.
La reforma requerir¨ªa entonces un nuevo trazado de las circunscripciones, donde voten ponderadamente los hombres y no las piedras. Parecen rechazables la circunscripci¨®n ¨²nica, incompatible con el Estado de las autonom¨ªas, y la circunscripci¨®n de Comunidad, pensada para reforzar esa idea de ¡°mando ¨²nico¡± que Iglesias pretende aplicar a todo. Y, en fin, listas abiertas y primarias, para evitar los pucherazos de las direcciones de partido (tamayazo, eliminaci¨®n de Madina).
En suma, democracia partidaria interna como base, y por criterio general, equilibrio entre el respeto a la representaci¨®n proporcional y las exigencias t¨¦cnicas de la gobernabilidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.