La tozudez de Cristina de Borb¨®n
Cuatro a?os despu¨¦s del estallido del caso N¨®os la hermana de Felipe VI se siente v¨ªctima de una campa?a
Este a?o por primera vez Cristina de Borb¨®n ha pasado las vacaciones de Navidad en Ginebra. No ha habido visita fugaz al palacio de La Zarzuela, ni almuerzo en Vitoria con la familia Urdangarin. En los d¨ªas previos al inicio del juicio por el caso N¨®os, la hermana del Rey ha optado por mantener la distancia, algo hasta ahora inusual en ella. Y es que desde que estall¨® la implicaci¨®n de su esposo y luego la suya en este asunto, ha intentado mantener los v¨ªnculos con la familia real como si nada hubiera cambiado. Pero la farsa no se sostiene desde hace tiempo. Los lazos est¨¢n rotos.
En su lujoso retiro suizo, los Urdangarin s¨ª han recibido la visita de la infanta Elena, que acudi¨® a celebrar la Navidad acompa?ada de sus dos hijos. Esta vez no ha trascendido s¨ª do?a Sof¨ªa ha estado en alg¨²n momento con su hija menor. En cualquier caso ellas son las dos ¨²nicas que mantienen una relaci¨®n regular con la que un d¨ªa fue duquesa de Palma de Mallorca. Hace tiempo que en el palacio de La Zarzuela reside una familia en la que sentimientos y obligaciones conviven con dificultad dando paso a dos bandos.
El Rey em¨¦rito se ha mostrado inflexible como monarca, pero herido y profundamente decepcionado como padre. La comunicaci¨®n con su hija es cada vez m¨¢s fr¨ªa. Las constantes llamadas de don Juan Carlos pidiendo a su hija que renunciara a sus derechos como infanta cortaron el cord¨®n umbilical y si hab¨ªa a¨²n alguna posibilidad de acercamiento, todo acab¨® el d¨ªa en que se produjo el relevo en la Corona. El entonces Rey, de acuerdo con el Rey que llamaba a la puerta, asumi¨® la tarea de comunicar a Cristina de Borb¨®n que no asistiera a los actos programados para la ocasi¨®n. Fue una conversaci¨®n tensa pero m¨¢s a¨²n el momento en que la infanta desoy¨® la orden paterna y se present¨® en el palacio de La Zarzuela. Pero el cortafuegos se puso en marcha y Cristina solo tuvo acceso a las habitaciones que ocupa su madre. Ambas almorzaron all¨ª a solas.
La reina Sof¨ªa ha sido con la infanta Cristina m¨¢s madre que reina, lo que ha colocado a la Casa del Rey en complicadas situaciones. Ocurri¨® con el viaje a Estados Unidos. En pleno estallido del caso N¨®os, do?a Sof¨ªa pas¨® unos d¨ªas con su hija y pos¨® con Urdangarin en una foto de grupo familiar que public¨® la revista ?Hola!, que fue alertada del encuentro y no precisamente por el palacio de La Zarzuela.
Cuatro a?os despu¨¦s de que Urdangarin fuera afeado por su comportamiento por el jefe de la Casa del Rey y excluido de la agenda oficial, Cristina de Borb¨®n se siente todav¨ªa una v¨ªctima. No ha tenido, dicen quienes hablan con ella de estas cuestiones, ni un solo momento para el arrepentimiento. Cree que todo es fruto de una conspiraci¨®n contra su esposo. La infanta ha cerrado filas con ¨¦l. Si hubo alg¨²n momento de crisis matrimonial tras la filtraci¨®n de unos correos que mostraban una aparente infidelidad de Urdangarin, este se ha desvanecido. Cristina es cabezota, tozuda, tanto que mantiene a veces actitudes por pura altivez. Conforme la instrucci¨®n de caso N¨®os avanzaba, ella m¨¢s se aferraba a su marido y a sus derechos como infanta de Espa?a a los que no renuncia, dice, que por sus hijos.
El ¨²ltimo enfrentamiento con su hermano, el Rey, es un claro ejemplo de que est¨¢ fuera de control. Tras varias llamadas de don Felipe para que renunciara al t¨ªtulo de duquesa de Palma de Mallorca, no solo dio largas al asunto, sino que cuando el monarca decidi¨® quitarle el t¨ªtulo, ella maniobr¨® simulando un gesto que nunca existi¨®. Jam¨¢s pens¨® en perder el privilegio pero s¨ª en hacer ver a la opini¨®n p¨²blica que nadie le impon¨ªa nada cuando en realidad la decisi¨®n la tomaron por ella. Le sali¨® mal. Nadie la crey¨® y su hermano se distanci¨® m¨¢s a¨²n.
Hace mucho tiempo que Cristina de Borb¨®n no acude a Palma de Mallorca, colectivos de la isla pidieron antes que nadie la retirada del ducado y que se quitara la calle a la que daba nombre. Se acabaron las vacaciones en Palma y sus visitas al palacio de Marivent que no abrir¨¢ sus puertas para ella y su marido mientras dure el juicio.
Cristina manda mensajes a la familia a trav¨¦s de su madre y hermana,? se siente ¡°abandonada¡±. En los ¨²ltimos d¨ªas ha visitado a hurtadillas Barcelona para preparar su comparecencia. En Ginebra se quedan sus cuatro hijos. El mayor ya sabe que sus padres van a juicio. Ese es el mayor castigo para la infanta.
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