Carta blanca para pactar
A lo largo de los ¨²ltimos cuatro a?os, y sondeo tras sondeo, los espa?oles han expresado repetida y masivamente su deseo de m¨¢s negociaci¨®n y pacto en nuestra vida pol¨ªtica
A lo largo de los ¨²ltimos cuatro a?os, y sondeo tras sondeo, los espa?oles han expresado repetida y masivamente su deseo de m¨¢s negociaci¨®n y pacto en nuestra vida pol¨ªtica. Desatendidos, han optado finalmente por propiciar el cuatripartidismo finalmente emergido el pasado 20 de diciembre. De forma ampliamente mayoritaria (61% frente a 35%) la ciudadan¨ªa se declara satisfecha por que ahora sean cuatro, y no dos, los partidos predominantes en el Congreso de los Diputados. El espa?ol medio no considera que el multipartidismo (y la consiguiente mayor complejidad de la actividad pol¨ªtica) sea sin¨®nimo, necesariamente, de ingobernabilidad. El nuevo pluralismo es sin¨®nimo m¨¢s bien de di¨¢logo, negociaci¨®n, concesiones mutuas y pactos.
Lo que la hora nueva demanda es capacidad de obviar el trazado de l¨ªneas rojas irrenunciables y excluyentes, buscando en cambio los puntos de encuentro (que, por fuerza, han de ser muy numerosos, salvo que se crea que nuestro tejido social no es sino un ensamblaje, m¨¢s o menos bien trabado, de compartimentos estancos yuxtapuestos). Quien opte por encastillarse en la creencia de que hablar con el diferente o el contrario solo es muestra de entreguismo, cobard¨ªa o traici¨®n mal conoce a la sociedad espa?ola actual, tan plural y diversa como, a la vez, tolerante y serena y con una capacidad de convivencia que evidencia la inexistencia real en su seno de fosos infranqueables.
Se ha o¨ªdo mucho decir estos d¨ªas que el 20-D los espa?oles han optado por el cambio: me parece m¨¢s preciso decir que lo han hecho por el pacto. No han expulsado de la escena a PP y PSOE, sustituy¨¦ndoles por partidos distintos: m¨¢s bien les han recortado el terreno que les ten¨ªan concedido y han repartido el resto entre dos actores nuevos. Y, al hacerlo, han dado ¡ªa partidos veteranos y noveles¡ª la mejor herramienta posible para encarar el nuevo escenario pol¨ªtico: una incondicionada carta blanca para negociar lo que crean conveniente, con quien crean conveniente. En proporci¨®n de dos a uno (61% frente a 33%), la ciudadan¨ªa desea que los partidos logren acuerdos que permitan la formaci¨®n de un Gobierno y no nuevas elecciones. Y se lo ponen f¨¢cil: siete de cada diez votantes (en el conjunto de la poblaci¨®n, pero tambi¨¦n ¡ªy significativamente¡ª en cada uno de los cuatro principales electorados) declaran que el acuerdo, pacto o coalici¨®n que les parecer¨¢ preferible ser¨¢, pura y simplemente, el que decida el partido al que han confiado su voto. ?Se puede pedir m¨¢s?
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