La selecci¨®n nacionalista de los apellidos vascos
Las instituciones y los partidos de Euskadi tienen una sobrerrepresentaci¨®n de patron¨ªmicos de origen eusqu¨¦rico. Son los ¡®pata negra¡¯
Un trabajo de investigaci¨®n de Manuel Montero, exrector de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, pone de manifiesto que los apellidos de ra¨ªz eusqu¨¦rica cuentan con una elevada sobrerrepresentaci¨®n en la pol¨ªtica vasca. El estudio de los apellidos de quienes conforman las Corporaciones municipales, las Juntas Generales (Parlamentos aut¨®nomos), las Diputaciones y el Gobierno vasco muestra que los de etimolog¨ªa eusqu¨¦rica multiplican hasta por tres la representaci¨®n que cabr¨ªa atribuirles en raz¨®n de la estad¨ªstica.
Seg¨²n el censo correspondiente a 1998, los vascos con dos primeros apellidos eusqu¨¦ricos suponen el 20,4% de la poblaci¨®n; los que cuentan con un apellido eusqu¨¦rico y uno castellano, el 25,4%, y los que tienen los dos primeros apellidos castellanos, el 54%. Garc¨ªa, Fern¨¢ndez, Gonz¨¢lez son los apellidos m¨¢s corrientes en el Pa¨ªs Vasco, seg¨²n los datos del Registro Civil. El primer apellido de ra¨ªz eusqu¨¦rica, Aguirre o Agirre, no aparece hasta el puesto 17.
En su estudio, Montero prueba que en todas y cada una de las instituciones las fuerzas nacionalistas priman de forma desmesurada la selecci¨®n de pol¨ªticos con apellidos eusqu¨¦ricos y que esa pr¨¢ctica, ignorada en su alcance real, obviada o, en todo caso, nunca expuesta hasta ahora, persiste invariable desde hace d¨¦cadas. De hecho, la preeminencia de los apellidos eusqu¨¦ricos en el Parlamento vasco es similar a la de hace cinco lustros. De los 48 representantes nacionalistas existentes hoy en la C¨¢mara vasca, 32 tienen sus dos primeros apellidos eusqu¨¦ricos; 10, uno castellano y el otro eusqu¨¦rico, y solo 6 poseen sus dos patron¨ªmicos castellanos. Por el contrario, entre los parlamentarios vascos no nacionalistas, los apellidos se ci?en bastante a la composici¨®n estad¨ªstica de la sociedad vasca.
Son datos reveladores y desconcertantes en la medida en que vienen a demostrar que el apellido sigue pesando mucho en la pol¨ªtica y la sociedad vascas, pese a que el nacionalismo, en su doble versi¨®n, PNV e izquierda abertzale, expres¨® hace ya tiempo su renuncia a definir el ser vasco con atributos etnicistas.
M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n tiene nombres familiares castellanos
Religi¨®n y raza
Desde que el PNV abandon¨® la religi¨®n y la raza como elementos distintivos del ser vasco cab¨ªa pensar que los criterios etnicistas establecidos por el fundador Sabino Arana iban a contar cada vez menos en la pol¨ªtica. Como cab¨ªa pensar que la izquierda abertzale, que pone el acento identitario en la pr¨¢ctica del euskara y se ha mostrado m¨¢s expresamente abierta a incorporar en sus filas a vascos de procedencia for¨¢nea, no tendr¨ªa tanto apego ni servidumbre a la vieja pasi¨®n-obsesi¨®n nacionalista por los apellidos. Sin embargo, el informe muestra de forma palmaria que en esa materia de la selecci¨®n de sus representantes la izquierda abertzale surgida en torno a ETA no le va a la zaga al PNV.
¡°No se aprecian diferencias significativas en la composici¨®n de las candidaturas del nacionalismo moderado y el radical¡±, constata Montero. En las candidaturas nacionalistas, la presencia de candidatos con sus dos primeros apellidos castellanos es inferior al 10%, de media, pero hay poblaciones, como Mondrag¨®n (22.000 habitantes), en las que no existe ning¨²n candidato nacionalista con apellidos castellanos, pese a que representan la mitad del censo local. En Vitoria, con un censo que muestra que el 7% tiene los dos apellidos eusqu¨¦ricos, el 26% uno de ellos y el 66% con ambos apellidos castellanos, las candidaturas nacionalistas exponen porcentajes respectivos del 31%, 43% y 26%.
Igual de significativa resulta la prevalencia que se da a los apellidos de ra¨ªz eusqu¨¦rica en la selecci¨®n de los cargos, no forzosamente militantes o simpatizantes del partido, a los que se encomienda la gesti¨®n de la Administraci¨®n auton¨®mica. De los 170 cargos de confianza con que cont¨® el Gobierno monocolor del PNV en junio de 2013, pr¨¢cticamente la mitad ten¨ªan sus dos primeros apellidos eusqu¨¦ricos y ¨²nicamente el 15% los ten¨ªan castellanos. ¡°La s¨®lida implantaci¨®n del PNV le permite elegir personal pol¨ªtico con distintos perfiles, sin menoscabo de su eficacia. Ha habido una selecci¨®n de apellidos. No cabe la posibilidad de que sea fruto del azar¡±, apunta Montero.
El "sesgo no puede ser fruto del azar", afirma el autor del estudio
El exrector de la Universidad del Pa¨ªs Vasco descarta que las enormes desviaciones cotejadas en su trabajo puedan ser aleatorias. Tiene que deberse a una de estas dos razones, o a ambas: ¡°O el nacionalismo se implanta sobre todo en un ¨¢mbito social que se reconoce en el apellido vasco, o bien lo tiene en cuenta al seleccionar a sus candidatos¡±, indica. Parece cierto que el nacionalismo vasco se ha nutrido en buena medida con militancia procedente de ¨¢mbitos euskaldunes (de habla del euskara), particularmente del ¨¢rea rural, donde los patron¨ªmicos eusqu¨¦ricos est¨¢n mucho m¨¢s presentes, pero ese dato tampoco puede explicar por s¨ª solo los abrumadores resultados del estudio.
¡°No ha habido cambios sustanciales en las ¨²ltimas d¨¦cadas. En las instituciones p¨²blicas, el nacionalismo mantiene similar evocaci¨®n ¨¦tnica. No han hecho mella las concepciones que sit¨²an la identidad en elementos culturales, no vinculados a la procedencia familiar¡±, sostiene el autor del estudio. Que el apellido de ra¨ªz eusqu¨¦rica sigue teniendo mayor predicamento pol¨ªtico y social en la Euskadi de nuestros d¨ªas es una evidencia que ni los interesados acomodos discursivos de lo pol¨ªticamente correcto pueden negar. Dentro de Euskadi, pero tambi¨¦n fuera, se da por hecho que los apellidos eusqu¨¦ricos, generalmente topogr¨¢ficos y polisint¨¦ticos, tienen un marchamo superior de autenticidad ¡ªrepresentan lo vasco-vasco¡ª, en la medida en que remitir¨ªan a un origen remoto que, como el euskara mismo, aparece envuelto en la bruma del misterio.
La implantaci¨®n del PNV le permite elegir entre distintos perfiles
El se?or¨ªo L¨®pez de Haro
Aunque muchos de los apellidos castellanos llevan siglos en Euskadi ¡ªDiego L¨®pez de Haro, se?or de Vizcaya, fund¨® Bilbao el 15 de junio de 1300¡ª, la hegemon¨ªa pol¨ªtica nacionalista ha hecho de lo eusqu¨¦rico el elemento genuino de lo vasco y lo ha contrapuesto al castellano. En su d¨ªa, el nombramiento de Ricardo Bl¨¢zquez como obispo de Bilbao fue despachado por el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, con el comentario: ¡°Parece que viene un tal Bl¨¢zquez¡±. Las encuestas muestran que los ciudadanos vascos comparten la idea de la autenticidad y singularidad mayor de los referentes eusqu¨¦ricos, pero no hasta el punto de otorgarle una superior legitimidad pol¨ªtica. Pese a que los apellidos nunca han llegado a fijar una l¨ªnea divisoria ideol¨®gica infranqueable, el nacionalismo tiende a pensar que, como con el euskara, ese es un terreno pol¨ªticamente patrimonial.
¡°El peso de los apellidos en sus organizaciones es alt¨ªsimo, mucho mayor que el que tienen en la sociedad vasca. Esta peculiar dimensi¨®n ¨¦tica, m¨¢s visible que cualquier otro factor mensurable, contrasta con el silencio p¨²blico sobre este criterio definitivo del nacionalismo. El discurso p¨²blico lo oculta, niega o difumina. Los grupos nacionalistas hablan de identidad cultural, no de etnicidad y, sin embargo, esta resulta fundamental en la concepci¨®n del nacionalismo¡±, sostiene Montero.
A su juicio, el ¡°peculiar etnicismo de los apellidos¡± sobrevalora una parte de la sociedad y relega a otra y es la prueba de que el nacionalismo no ha integrado a la poblaci¨®n sin apellidos vascos de forma estad¨ªsticamente normalizada. ¡°Reclamar una identidad ¨¦tnica como base para la organizaci¨®n pol¨ªtica conlleva la negaci¨®n del principio pol¨ªtico de ciudadan¨ªa por igual para todos los habitantes del territorio¡±, sostiene Montero. ¡°En el nacionalismo hay un debate impl¨ªcito ¡ªy silenciado¡ª entre etnicidad e identidad. Lo han resuelto a favor del primero¡±, concluye.
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