No dejar t¨ªtere con cabeza

El oficio del titiritero tiende a la exageraci¨®n como el oficio del juez debe tender a la mesura, un matiz gremial y conceptual que contradice la desproporci¨®n con que han sido tratados los s¨¢tiros del esc¨¢ndalo municipal.

Y no se trata de adherirse a la apolog¨ªa del nihilismo o de la anarqu¨ªa, expuesta sin remilgos ante un at¨®nito p¨²blico imp¨²ber, sino de subordinar cualquier iracundia a los l¨ªmites de la libertad de expresi¨®n, con m¨¢s raz¨®n cuando el presunto delito de enaltecimiento del terrorismo no proviene de la naturaleza del espect¨¢culo ¡ªha quedado claro que la pancarta era un recurso narrativo que incriminaba a un poli corrupto¡ª, sino de las interpretaciones que se han hecho posterior e interesadamente para identificar a Podemos como una fuerza del mal al acecho de nuestras garant¨ªas existenciales e impropia de formar parte de las negociaciones de Pedro S¨¢nchez.

La metonimia se atiene a la simplificaci¨®n en tiempos de grandes simplificaciones. No ya convirtiendo a Carmena en un pe¨®n de Iglesias, sino atribuyendo a la funci¨®n titiritera la quintaesencia de las intenciones podemitas. Quieren violar las monjas, asesinar a los jueces, acribillar a los polic¨ªas y reivindicar incluso el h¨ªbrido terrorista de Al Qaeda y ETA.

La sobreactuaci¨®n ha desnaturalizado el debate. No tendr¨ªan que estar los titiriteros en la c¨¢rcel, pero tampoco la desmesura de las medidas judiciales vale como pretexto para que Carmena se sustraiga a la responsabilidad.

Porque la "matanza" del 6F no era precisamente un espect¨¢culo infantil. Y porque la gesti¨®n municipal se resiente de una obsesi¨®n ideol¨®gica y se compadece mucho menos de los problemas concretos. Que son las basuras, el tr¨¢fico, la poluci¨®n, las emergencias sociales y, si es posible, la convivencia pac¨ªfica entre los madrile?os.

Est¨¢n ahora divididos, constre?idos a un pulso gerontocr¨¢tico: defender a Manuela o a?orar a Esperanza, naturalmente inmediata y resolutiva ¨¦sta ¨²ltima en sus amalgamas: ya nos lo advert¨ªa ella, Podemos va a acabar con la democracia. Y los titiriteros, hag¨¢monos cargo, son los mensajeros, los primeros colonos en alcanzarnos el Apocalipsis.

La exageraci¨®n de jueces y pol¨ªticos conviene a la estrategia victimista de Podemos. Tanto se le reprochan argumentos estrafalarios ¡ªayatol¨¢s, leninistas, comecuras, proetarras¡ª tanto perseveran Iglesias y sus compa?eros en el camino de la demagogia, del populismo y hasta del peronismo, esencia de un partido mutante que se adapta mejor que ning¨²n otro en el h¨¢bitat de la sociedad. Por eso han convertido a los titiriteros en m¨¢rtires de la libertad de expresi¨®n al arbitrio de una justicia ancien r¨¦gime. Y por el mismo motivo Iglesias se ha vestido de esmoquin en la gala de los Goya, convirtiendo una obligaci¨®n protocolaria en una expresi¨®n solidaria al mundo del cine, con esa humildad tan suya de quien camina sobre el agua.