De Madrid al infierno

La lista negra que Ahora Madrid ha encargado a la C¨¢tedra de Memoria Hist¨®rica de la Universidad Complutense sobrentiende como extremo acusatorio que no se pod¨ªa vivir en Espa?a mientras gobern¨® Franco. Y que trabajar en aquellos tiempos, de torero a poeta, de periodista a titiritero, implicaba un ejercicio de connivencia con la dictadura, hasta el extremo de que la ¨²nica soluci¨®n tolerable hubiera sido adoptar una posici¨®n vegetativa, inscribirse en la resistencia o exiliarse en las alas de Rafael Alberti.

Cualquiera de las tres opciones no era sencilla de asumir delante de una dictadura tan longeva. Por eso predomin¨® la soluci¨®n de cohabitar. De torear la censura del caudillo. Y de asumir incluso la soluci¨®n audaz de V¨¢zquez Montalb¨¢n: contra Franco viv¨ªamos mejor, dec¨ªa el padre de Carvalho, en alusi¨®n al est¨ªmulo creativo ¡ªy no pretendido¡ª que predispone un r¨¦gimen totalitario.

No est¨¢ V¨¢zquez Montalb¨¢n en la lista, quede claro, pero la enmienda a la totalidad que ha recreado la Complutense en este ajuste de cuentas delata el viejo paradigma fratricida. Antonio Machado muri¨® en Coillure. Y su hermano, Manuel decidi¨® quedarse, motivo suficiente para retirarle su calle y exponerlo como una estirpe traicionera ¡ªJosep Pla, Dal¨ª, Joaqu¨ªn Turina¡ª que hizo fortuna en tiempos de Franco.

El consenso de retirar calles y avenidas que sacralizan la dictadura ¡ªindiscutible, necesario y hasta obligatorio por ley¡ª no deber¨ªa prolongarse a un ejercicio de memoria justiciera. O de amnesia selectiva, con m¨¢s raz¨®n cuando algunas personalidades degradadas en esta amalgama de colaboracionismo ¡ªCalvo Sotelo, Ramiro de Maeztu¡ª fueron asesinadas incluso antes de la victoria del caudillo.

Cabe preguntarse, por tanto, si el criterio de sacrificio acad¨¦mico se restringe a la connivencia con la dictadura o se alarga a la mera adhesi¨®n a la derecha. Y si un Ayuntamiento asediado de prioridades debe convertir la ideolog¨ªa en un rasgo distintivo. Incluso obsesivo, a la vista de los debates retrospectivos.

El toro de la alternativa de Manolete en La Maestranza se llamaba Comunista. Se llamaba quiere decir que las consignas pol¨ªticas al uso en julio de 1939 exigieron al ganadero rebautizarlo como?Mirador. Y no es que se pretendiera indultar a un comunista, sino preservar el mito del toro ib¨¦rico de cualquier vinculaci¨®n a la hoz y el martillo. Viene a cuento el episodio por la arbitrariedad de las conductas justicieras y porque Manuel Rodr¨ªguez S¨¢nchez tambi¨¦n ha sido acusado de franquista.

Le reprochan al ¡°monstruo¡± sus brindis al general¨ªsimo. Ignor¨¢ndose que era una deferencia obligatoria. Y quiz¨¢ tambi¨¦n ocult¨¢ndose que Manolete se avino a reunirse en la clandestinidad de M¨¦xico con Indalecio Prieto. Regal¨® incluso al l¨ªder socialista una fotograf¨ªa en color sepia cuya dedicatoria constituye una prueba absolutoria en este proceso inquisitorial: ¡°De espa?ol a espa?ol. Manolete¡±.