Deconstrucci¨®n del escenario de un crimen
El propio juez dicta libertad porque ha requisado el material: les ha expropiado la ficci¨®n
En un momento de La bruja y don Crist¨®bal, la polic¨ªa construye un escenario del crimen para inculpar a la bruja. Como su objetivo es que la justicia condene a la protagonista, le colocan un cartel que dice ¡°Gora Alka-ETA¡±. En ese momento la realidad se empez¨® a meter en la ficci¨®n. Lo hizo primero de forma natural, conforme a un p¨²blico infantil, y despu¨¦s como prolongaci¨®n pol¨ªtica de la obra. Cuando se quisieron dar cuenta, el cartelito lo ten¨ªan los propios autores sobre el cuerpo, y la polic¨ªa y la justicia actuaban seg¨²n su guion. Esa noche durmieron en la c¨¢rcel.
Miguel Catal¨¢n acaba de publicar un peque?o ensayo titulado Franz Kafka o la acusaci¨®n como condena (Sequitur, 2016), unas p¨¢ginas en las que profundiza en el eje de la obra de Kafka: la perplejidad del protagonista ante un suceso que ha ocurrido y le implica; un abstracto que interioriza debido a la reacci¨®n de los dem¨¢s. Pone como ejemplo un cuento que evoca El proceso. En ¨¦l alguien ¡°se ha comportado como no deb¨ªa¡±, debe huir ¡°a causa de algo¡± que vendr¨ªa a ser ¡°un suceso imprevisto que una ordenaci¨®n normativa desconocida para el sujeto tipifica como punible¡±. Los vecinos, a causa de ese suceso, salen a la calle ¡°encogidos por el miedo¡±.
Del mismo modo que la primera noticia fue que en una obra para ni?os alguien hab¨ªa exhibido una pancarta a favor de ETA, como pudo salir alguien de la representaci¨®n de Medea diciendo que Ana Bel¨¦n hab¨ªa matado a sus hijos, tambi¨¦n en los d¨ªas posteriores a la detenci¨®n tuvo lugar la construcci¨®n de un abstracto. Primero para ejecutarlo, segundo para justificarlo. Como siempre, fue m¨¢s dif¨ªcil lo segundo que lo primero. Se ha llegado a filtrar la posesi¨®n de un libro anarquista rebautizado como ¡°manual¡± de instrucciones para acabar con la democracia; con dos titiriteros encerrados, esgrimir un libro como prueba a los vecinos ¡°encogidos¡± ser¨ªa demasiado po¨¦tico.
Los que siguen acusando a los autores de enaltecimiento del terrorismo ya saben que no lo hac¨ªan. A mentir de forma involuntaria uno se acostumbra porque act¨²a el prejuicio pol¨ªtico; para hacerlo de forma consciente hay que llegar a ministro del Interior. Se parte con la ventaja de que una escena montada es dif¨ªcil de desmontar: no solo hay gente que se la quiere creer, sino que le va mejor que exista. Su indignaci¨®n es pol¨ªtica, a veces razonada y otras ficcional, pero siempre es la misma y ocupa el mismo lugar en el debate.
El ¡°algo¡± kafkiano se representa de cualquier forma, y si no se encuentra en la vida se busca en la obra: no ha sido obst¨¢culo ni la Biblia. De lo que se trata es de crear una atm¨®sfera de culpabilidad constante de tal forma que ni los presos sepan por qu¨¦ lo son. El propio juez dicta libertad porque ha requisado el material: les ha expropiado la ficci¨®n. Sobre La bruja y don Crist¨®bal, un personaje de El Proceso dice: ¡°La sentencia no se pronuncia s¨²bitamente. Se va formando poco a poco¡±.
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