Patriotismo de partido
Salvo contadas excepciones, para algunos grupos pol¨ªticos su patria parece ser el partido mismo
Cuando se habla de pactos solemos dar por supuesto que estos se emprenden siguiendo el inter¨¦s m¨¢s o menos racional de cada partido. C¨®mo quedan colocados en el caso de que se forme Gobierno; o si no, qu¨¦ ventajas pueden obtener de este proceso de cara a unas nuevas elecciones. Lo que interese a la sociedad como un todo aparece como algo secundario. Los protagonistas son ellos. Nosotros, los ciudadanos, ya nos hemos retirado hasta nueva orden. Lo que no quita para que los electores de cada cual sean utilizados como ornato para justificar unos u otros movimientos.
El PP, a quien tanto se le llena la boca cuando habla de Espa?a, no es lo suficientemente patri¨®tico como para remover el ¨²nico obst¨¢culo que lo pudiera hacer ¡°pactable¡±. Todos sabemos cu¨¢l es
Y, sin embargo, como ya sabemos desde Arist¨®teles, el todo es m¨¢s que la suma de sus partes. Esta m¨¢xima suele encontrar dificultades al adaptarse a la democracia, que tiene mucho de alquimia. La raz¨®n es bien sencilla, en ella una o varias partes ¡ª¡°partido¡± viene del lat¨ªn pars, partis¡ª deben actuar, se supone, en beneficio de la totalidad. Por eso el mandato es representativo, no imperativo. Cuando esto ocurre decimos que act¨²an al servicio del bien com¨²n, el inter¨¦s general o comoquiera que lo deseemos llamar. Que, en suma, son ¡°patri¨®ticos¡±, un t¨¦rmino carente de connotaciones teol¨®gicas y de impronta republicana.
Pues bien, salvo contadas excepciones, para algunos grupos pol¨ªticos su patria parece ser el partido mismo. Uno de ellos, el PP, a quien tanto se le llena la boca cuando habla de Espa?a, no es lo suficientemente patri¨®tico como para remover el ¨²nico obst¨¢culo que lo pudiera hacer ¡°pactable¡±. Todos sabemos cu¨¢l es. Y que proceda a esa limpieza interna tantas veces postergada. Para otros, como Podemos, en tanto que ¡°vanguardia de la gente¡± y su ¨²nico representante verdadero, el aut¨¦ntico gesto patri¨®tico es facilitarle su acceso al poder. Maquiavelo 3.0. Los m¨¢s propensos al pacto han resultado ser Ciudadanos, los cuales ¡ª?qu¨¦ casualidad!¡ª apenas tienen estructura de partido.
Los juegos del poder han suplido a la responsabilidad p¨²blica; las grandes proclamas a las propuestas de administraci¨®n sensata; el buenismo de sal¨®n al realismo
Hasta ahora los partidos hab¨ªan ocupado las instituciones, reduci¨¦ndolas a ¨®rganos de acogida de sus despojos, a sede de blindajes judiciales varios y a la f¨®rmula perfecta para el intercambio de favores mutuos. Pero al menos gobernaban. Despu¨¦s de las elecciones nos hemos encontrado con que ni eso. No porque no lo deseen, claro, sino porque sea otro el que est¨¦ al tim¨®n.
Mientras, la nave va. Sin rumbo conocido y con un capit¨¢n demediado. Los juegos del poder han suplido a la responsabilidad p¨²blica; las grandes proclamas a las propuestas de administraci¨®n sensata; el buenismo de sal¨®n al realismo. Lo que nos queda por delante es abrumador: Catalu?a, reajuste presupuestario, deuda, fractura social, reforma pol¨ªtica inconclusa... Ponerse a ello es el gesto aut¨¦nticamente patri¨®tico, una virtud de la que al parecer carecemos en este pa¨ªs sectario. Todos vamos en el mismo barco, pero cada cual quiere que lo lleve su propio timonel.
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