?Qu¨¦ quieren decir los expertos cuando nos llaman pobres?
No hay un medidor universal de la pobreza, son estad¨ªsticas relativas. Seis soci¨®logos reflexionan sobre la forma de medir la precariedad
Muchos, y frecuentes, son los estudios que se difunden sobre el grado de pobreza que sufre la sociedad espa?ola, sobre el porcentaje de ciudadanos en riesgo de exclusi¨®n social y el incremento de la desigualdad social. La prolongada crisis econ¨®mica ha puesto de moda el sustantivo, ahora acompa?ado de adjetivos: se habla de pobreza infantil, de pobreza cr¨®nica, de trabajadores pobres con ingresos y, tambi¨¦n, de pobreza urbana. Nunca como ahora, ning¨²n comentario sobre coyuntura evita esa palabra.
Omnipresente, amenazadora, recalcitrante. Ah¨ª est¨¢. ?De qu¨¦ pobreza estamos hablando?
No todos los pa¨ªses, no todos los continentes, miden la pobreza de la misma manera. No se mide igual en Estados Unidos, que en Latinoam¨¦rica, ?frica o ahora Europa, pero siendo el entorno europeo el que nos interesa, las estad¨ªsticas no nos dejan en buen lugar, y a veces las escuchamos como si no tuviera que ver con nosotros. Espa?a est¨¢ a la cola de la Europa comunitaria, da igual el indicador que se utilice.
Lo primero que habr¨ªa que decir, tras consultar a siete soci¨®logos e investigadores sociales, es que las mediciones son relativas. Y, tambi¨¦n, que los afectados no suelen reconocerse como pobres en las encuestas de percepci¨®n. La palabra es tan severa, tan dura, que se asocia a un estado cercano a la mendicidad: es lo que podr¨ªa denominarse como pobreza absoluta. Un grupo de empresarios se reuni¨® con la alcaldesa Ada Colau, que les pas¨® una encuesta seg¨²n la cual la mitad de la poblaci¨®n de Barcelona no podr¨ªa cambiar la caldera de gas a fin de mes (su coste est¨¢ alrededor de los 1.500 euros). Los empresarios respondieron que los datos eran falsos. ¡°Si fueran falsos, ?estar¨ªa yo de alcaldesa?¡±, respondi¨® Colau.
Isabel Garc¨ªa Rodr¨ªguez (Instituto de Estudios Sociales Avanzados- CSIC). ¡°Acad¨¦micamente hablando, se trata de medir la distribuci¨®n de los ingresos en una sociedad. Hemos convenido que por debajo del 60 % del salario mediano se est¨¢ en situaci¨®n de pobreza [7.961,3 euros al a?o si es una persona, 16.718,6 si es un hogar de dos miembros con dos hijos, seg¨²n los ¨²ltimos datos del INE, de 2014]. No se trata de estigmatizar. De hecho, en ¨¦pocas de bonanza hab¨ªa tasas muy altas de pobreza econ¨®mica. Pero esa medici¨®n es relativa y hay tasas seg¨²n cada comunidad aut¨®noma. En t¨¦rminos relativos, la mejor manera es medir la exclusi¨®n social, que es un concepto m¨¢s complejo, que mide la acumulaci¨®n de problemas que puede sufrir un hogar. La palabra pobreza est¨¢ asociada a la carencia de necesidades b¨¢sicas: alguien puede pensar que no es pobre, pero estad¨ªsticamente lo es. Si se lo dices no lo acepta. De hecho en las encuestas no lo acepta, pero si le preguntas si tiene dificultades para pagar la factura de la luz, y las tiene, ah¨ª empieza a ser estad¨ªsticamente pobre".
"Con el mismo dinero se puede ser pobre en Navarra y no en Extremadura"
Bego?a P¨¦rez (Universidad de Navarra). ¡°Medir la pobreza es muy limitado. Es un concepto relativo: con el mismo dinero se puede ser pobre en Navarra, pero no en Extremadura, un pensionista puede vivir bien si tiene la casa pagada o estar en riesgo de exclusi¨®n si tiene familiares a su cargo. Lo recomendable es ir m¨¢s all¨¢ del ingreso, pero no hay consenso. La pobreza relativa puede no ser grave, en ese sentido es m¨¢s certero el t¨¦rmino exclusi¨®n, que mide problemas, adem¨¢s de bajos ingresos. En ese sentido, habr¨ªa que destacar aquellos colectivos afectados por sueldos bajos o paro con hipotecas crecientes. Eso es preocupante para la juventud y no ocurre en Europa, donde el joven se va de casa con salario bajo a un alquiler tambi¨¦n bajo. En los a?os 50, no ¨¦ramos culturalmente un pa¨ªs de propietarios: la gente viv¨ªa alquilada. Fue la intervenci¨®n p¨²blica la que hizo que resultara m¨¢s rentable comprar que alquila
Manuel P¨¦rez Yruela (CSIC). ¡°En Europa se habla de pobreza relativa o monetaria. Y eso te da una idea de la capacidad de compra. La gente lo confunde con pobreza severa y la pobreza severa no se mide en Espa?a. Ahora es la UE la que usa un indicador adicional, que mide el riesgo de pobreza y de exclusi¨®n. Y lo que se detecta es que hay mucha gente en malas condiciones. El hecho de que se acceda f¨¢cilmente a ciertos alimentos y de que la ropa sea barata, ayuda a que no se aprecie tanto en la calle, a que no aparezca el estigma de la pobreza severa. En Espa?a ha ayudado el colch¨®n familiar y a que vivimos en una sociedad con cierto capital colectivo, es decir ciudades razonablemente urbanizadas, que contribuyen a que se perciba menos la pobreza. Donde tenemos un problema serio es que hemos gastado mucho de lo ahorrado y no s¨¦ si les podremos dejar a nuestros hijos alguna acumulaci¨®n de algo. No s¨¦ si ellos podr¨¢n servir de colch¨®n¡±.
"Se ha producido una mutaci¨®n fuerte: es m¨¢s urbana que rural"
Germ¨¢n Jaraiz (Universidad Pablo de Olavide). ¡°Participo de algunos de estos informes. Hay una hiperactividad. Falta algo muy dif¨ªcil de contar en los medios, ?Qu¨¦ est¨¢ pasando debajo de todo esto? La figura del trabajador pobre ya estaba en los informes de 2008. Creo que hay un fen¨®meno de la privaci¨®n, que es distinto que la pobreza. Gente que vive en situaciones de carencia pero pueden mantener una vida razonablemente digna. Luego est¨¢ la dependencia, que es cuando no dependes de tu red primaria. Es como el dicho: pobre aquel que necesita de otros. Hay una relaci¨®n de la pobreza con el capital social: se ha destruido el 11 % del capital social. Por ejemplo, padres que no pueden llevar a los ni?os a clases extraescolares. Y hay una mutaci¨®n fuerte: ahora es urbana y no rural. Hemos estudiado mucho la renta, pero poco las relaciones sociales¡±.
Sebasti¨¢n Sarasa (Universidad Pompeu Fabra). ¡°La tasa de pobreza no lo explica todo. Se da una paradoja: en 2009 y 2010, con la que estaba cayendo, la pobreza disminuy¨®. Y en otras ¨¦pocas, la econom¨ªa iba como un tiro y la pobreza no bajaba. Hay soluciones para eso. Algunos estudian ahora lo que se llama la ¡®pobreza anclada¡¯. Si la econom¨ªa funciona por ciclos, ?por qu¨¦ no medimos la pobreza por ciclos tambi¨¦n? La pobreza es como un autob¨²s que puede ir m¨¢s o menos lleno de gente. Que haya movilidad, que haya gente que se baje de ese autob¨²s, no es preocupante. El problema es la pobreza cr¨®nica o persistente, los que no se bajan del autob¨²s. Hay otra manera de corregir los datos. Lo que se llama ¡®privaci¨®n en el consumo¡¯, que da una informaci¨®n complementaria. El problema serio en Espa?a es el del trabajador pobre, qued¨® tapado con el boom, dado que tuvo trabajo mucha gente con baja cualificaci¨®n y altos salarios. Ahora vemos que es una realidad que viene a quedarse: y el riesgo es que se detecta una pobreza infantil y juvenil¡±.
"Hay generaciones sentenciadas: los mayores de 45 a?os sin cualificaci¨®n"
Ana Arriba (Universidad de Alcal¨¢ de Henares). ¡°Desde 2005, la Uni¨®n Europea trabaja con un concepto m¨¢s amplio, que es la tasa Arope, que plantea una medici¨®n de la privaci¨®n y de la debilidad del empleo en el hogar, la imagen que muestra es de un deterioro material donde la privaci¨®n se solapa con la pobreza. Culturalmente, ?qui¨¦n puede decidir qu¨¦ es lo m¨ªnimo para vivir? Cierta pobreza ya hab¨ªa. No la ve¨ªamos. En los 90 ya estaba y en los 2000 tambi¨¦n. Son estables los indicadores de desigualdad: lo que ha hecho la crisis es acentuar y polarizar. Los que ya estaban, han empeorado. Hay generaciones sentenciadas: por ejemplo, los mayores de 45 a 50 a?os con baja cualificaci¨®n¡±.
Julio Alguacil (Universidad Carlos III). ¡°La tasa de pobreza es un indicador objetivo, pero es relativo. Ahora se usa m¨¢s el t¨¦rmino exclusi¨®n social, es menos economicista. La metodolog¨ªa m¨¢s objetiva es aquella que trata de medir las condiciones de vida. El singular caso espa?ol ofrece un comportamiento diferenciado de los pa¨ªses de su entorno. Al contrario que los pa¨ªses de la UE 15, en Espa?a se dejaron pasar las oportunidades para disminuir la desigualdad en los periodos de bonanza. Todas las dimensiones de la pobreza sociol¨®gica muestran c¨®mo sus distintos indicadores han ido empeorando en el per¨ªodo de crisis, poniendo en evidencia c¨®mo la fractura social se ensancha, afectando ya la exclusi¨®n social al 21,9 % de los hogares espa?oles y al 25,1 % de la poblaci¨®n (11,7 millones de personas). Mientras que el colectivo en situaci¨®n de exclusi¨®n severa alcanza los 5 millones de personas (10,9 % de la poblaci¨®n espa?ola). El n¨²cleo central de la sociedad espa?ola, que denominamos como integraci¨®n plena, ha perdido 15 puntos porcentuales desde el 2007 siendo ya minoritaria en el 2013 (34,3 %).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.