Rajoy debe ofrecer tablas
Nuestro experto en el 'deporte mental' analiza la situaci¨®n pol¨ªtica espa?ola como si se tratara de una partida de ajedrez
No debes hacer lo que quieres sino lo que te pide la posici¨®n. Lo dicen los entrenadores de ajedrez y el sentido com¨²n, pero apenas ocurre en pol¨ªtica. Mariano Rajoy se agarra al enroque y a una estrategia lenta cuando debe ofrecer un empate que propicie la reforma de Espa?a y la limpieza del PP, en un ¨²ltimo servicio patri¨®tico.
Ciudadanos, el pe¨®n a punto de coronar
Ciudadanos es un pe¨®n que ha llegado a la s¨¦ptima de las ocho horizontales del tablero, muy cerca de convertirse en una pieza m¨¢s poderosa. Y parece que ha conseguido cegar a su rival m¨¢s directo, el PP, al modo que aconsejaba en el siglo XVI el cl¨¦rigo extreme?o Ruy L¨®pez de Segura, primer campe¨®n del mundo oficioso, patrocinado por Felipe II: ¡°Si fuese de d¨ªa claro, y al sol, procure que el enemigo tenga el sol de cara, porque lo ciegue: y si fuere oscuro y se jugare con lumbre, hacer que la tenga a mano derecha porque le perturbe la vista, y la mano derecha que trae por el tablero, le haga sombra, de modo que no vea bien donde juega las piezas¡±, dice en el Libro de la invenci¨®n liberal y arte del juego del axedrez.
Las casillas d¨¦biles del PP
La presi¨®n que lidera Albert Rivera, la necesidad de contentar a sus sectores m¨¢s rancios del PP (contrariamente a casi todos los dem¨¢s pa¨ªses importantes, la extrema derecha no tiene un partido fuerte en Espa?a porque est¨¢ dentro de ese partido), y la suma de intereses personales y sectoriales que simboliza Rajoy le impiden analizar fr¨ªamente su posici¨®n en el tablero, llena de casillas d¨¦biles. El PP tiene pendiente una reorganizaci¨®n de sus piezas y un cambio de planteamientos desde 1989, cuando estall¨® el caso Naseiro, archivado despu¨¦s en circunstancias que suger¨ªan corrupci¨®n de alto calibre.
Toda estrategia de ataque y dominio requiere previamente que el n¨²mero de piezas dispuestas para el ataque supere a las defensoras en cantidad, espacio o ambas cosas. El PP es el partido m¨¢s votado, s¨ª, pero la gran mayor¨ªa de los ciudadanos est¨¢ en contra de que gobierne, y buena parte de sus piezas est¨¢n pringadas de una grasa incompatible con la nobleza del juego.
S¨¢nchez, el rey asediado que huy¨® hacia adelante
Pedro S¨¢nchez era un rey asediado en su rinc¨®n que decidi¨® huir hacia adelante, atravesando el tablero entero hasta aliarse con el mencionado pe¨®n en s¨¦ptima. La sensatez y objetividad del pacto PSOE-Ciudadanos amenaza con minar a los alfiles de Podemos, afilados como cuchillos pero a¨²n lejos de garantizar la victoria, y las pesadas torres del PP, cada vez m¨¢s bloqueadas. Cada d¨ªa est¨¢ menos claro que Podemos (su prometedora fusi¨®n con IU no parece f¨¢cil) y el PP sean los principales beneficiados, como se dec¨ªa a primeros de a?o, si nos gastamos otros 160 millones de euros en unas elecciones anticipadas en junio.
Unas tablas aceptables para Rajoy
Rajoy puede ofrecer tablas bajo condiciones aceptables por PSOE, Ciudadanos y gran parte de su propio partido: el PP se abstiene en una investidura de S¨¢nchez, pone su mayor¨ªa en el Senado al servicio de cambios moderados de la Constituci¨®n y establece un compromiso de legislatura para apoyar aquellas iniciativas aceptables para la ideolog¨ªa conservadora. Dado que Podemos y el resto de la izquierda no tendr¨ªan m¨¢s remedio que votar a favor de toda medida progresista, la estabilidad del Gobierno ser¨ªa m¨¢s que probable, Bruselas y los mercados no se pondr¨ªan de morros, y el PP tendr¨ªa dos o tres a?os para esa limpieza inaplazable.
Podemos, realismo y utop¨ªa
Mientras tanto, Podemos podr¨ªa invertir ese tiempo en combinar los ba?os de realismo con porfiar en la loable lucha por la utop¨ªa. De hecho, Podemos y en menor medida el PSC son casi los ¨²nicos que han analizado bien el tablero catal¨¢n. Repetir cansinamente el mantra ¡°hay que cumplir la ley¡± (PP y gran parte del PSOE) choca de frente con el sentido com¨²n: si el 100% de los catalanes quisiera la independencia no habr¨ªa ley que pudiera impedirlo. Por el otro lado, reclamar o exigir la independencia si se logra el apoyo del 51% de los catalanes es tambi¨¦n insensato: el l¨®gico desgaste que sufre todo Gobierno durante su primer a?o rebajar¨ªa muy previsiblemente ese porcentaje, lo que llevar¨ªa a la irracional situaci¨®n de un pa¨ªs independiente en contra de la mayor¨ªa de sus ciudadanos.
La complicada partida catalana
La oferta de tablas en el caso catal¨¢n consiste en que el referendo sea legal si previamente est¨¢ claro que hay una mayor¨ªa clara (entre el 66 y el 75%) a favor de la independencia. Y mientras tanto hay que emplearse a fondo en intentar convencer a los catalanes de por qu¨¦ no les interesa ser independientes, en lugar de impugnar, como el PP, 30 art¨ªculos de su Estatuto que est¨¢n calcados del andaluz, aprobado por ese partido; o de no hablar en serio de terceras v¨ªas, como hizo el PSOE, hasta que oleadas de catalanes (no necesariamente independentistas) estuvieron hartos y cabreados por tanta mandanga; o de ocultar, como hacen los nacionalistas, que si Catalu?a no tiene hoy un Concierto econ¨®mico similar al de Euskadi y Navarra es porque Jordi Pujol no quiso, cuando Xabier Arzalluz (PNV) se lo propuso durante la Transici¨®n para hacer m¨¢s presi¨®n en Madrid. El entonces muy honorable tem¨ªa las consecuencias de que Catalu?a no pudiera recurrir a la ayuda de la caja del fondo de compensaci¨®n en un mal a?o econ¨®mico, como nos ocurre a los vascos y navarros.
El riesgo de la 'tortura espa?ola'
Ruy L¨®pez invent¨® la Apertura Espa?ola, una manera de empezar el juego que generalmente desemboca en una presi¨®n larga de las piezas blancas por todo el tablero, mientras las negras intentan aguantar a la espera del momento para contragolpear. Esa presi¨®n se conoce en la jerga como la tortura espa?ola. Al parecer, Rajoy cree que sigue jugando esta partida con blancas, cuando en realidad lo hace con negras y ser¨¢ el torturado salvo que ofrezca el empate. Dado que sus rivales, que juegan en consulta, tampoco pueden estar seguros de su victoria, es muy probable que acepten dejar la partida en tablas. Y adem¨¢s es casi seguro que la mayor¨ªa de los espectadores aplaudir¨¢ en ese caso, algo muy raro cuando el desenlace de la partida es tan pac¨ªfico.
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