Carta abierta a Pablo Iglesias
Puede ser que mi hemeroteca falle, pero no le he o¨ªdo claramente respaldar ni considerar a los que sufrimos el horror de ETA
Sr. Iglesias, perm¨ªtame que le hable de un hombre andaluz-catal¨¢n, emigrante de los a?os 60 en Alemania y hermano de diez hermanos.
?l trabajaba de botones por la noche en un hotel para financiar sus estudios de f¨ªsico en la universidad. Los emigrantes del lugar le llamaban ¡°embajador¡± porque sab¨ªa leer, escribir y, adem¨¢s, hablaba alem¨¢n a golpe de diccionario. Gracias a ello, pudo ayudar a much¨ªsimos compatriotas a gestionar sus papeles con la administraci¨®n alemana.
Regres¨® a Espa?a en 1973 y se afili¨® en la clandestinidad al partido de Felipe Gonz¨¢lez, porque hab¨ªa conocido la socialdemocracia alemana y eso era lo que quer¨ªa para su pa¨ªs. Este andaluz-catal¨¢n se llamaba Enrique Casas Vil¨¤ y dec¨ªa: ¡°Soy andaluz de nacimiento, emigrante de necesidad y vasco por elecci¨®n¡±.
En 1982 Enrique Casas, socialista, fue nombrado senador por la Comunidad Aut¨®noma Vasca. Su anhelo de otra Espa?a y su convencimiento pol¨ªtico le costaron la vida el 23 de febrero de 1984, cuando fue asesinado en su propia casa. Fue v¨ªctima del totalitarismo de ETA por el solo hecho de no comulgar con las ideas del nacionalismo exacerbado.
?Y por qu¨¦ le cuento esto, Sr. Iglesias?
Se lo cuento porque, como v¨ªctima, echo de menos en sus intervenciones, tan elocuentes y trufadas de referencias al pasado, alguna menci¨®n a estas p¨¢ginas tan negras de la historia de Euskadi y de Espa?a. Puede ser que mi hemeroteca falle, pero no le he o¨ªdo claramente respaldar ni considerar a los que sufrimos aquel horror. Solo me constan algunas acusaciones que ha realizado a otros partidos por la supuesta utilizaci¨®n del papel de las v¨ªctimas.
Lo que s¨ª recuerdo fue su contestaci¨®n a la pregunta que le formularon para condenar a ETA. No di cr¨¦dito, Sr. Iglesias, cuando le o¨ª contestar que eran otros tiempos, fruto de un conflicto pol¨ªtico. ?Pero usted cree que el asesinato de mi marido, el emigrante socialista andaluz, se justifica porque fueron otros tiempos? ?Y a qu¨¦ conflicto pol¨ªtico se refiere? Sr. Iglesias, le recuerdo que en 1984, fecha en la que asesinan a mi marido, ya exist¨ªa la democracia en este pa¨ªs. Pero no pienso entrar a su juego, Sr. Iglesias, porque los socialistas condenamos a quien lo justifica, y relativizarlo tambi¨¦n es una manera de justificarlo.
Sr. Iglesias, le confieso sin ambages que comparto algunos puntos del programa de su partido, pero me ha dolido su vuelta al viejo lenguaje de preso pol¨ªtico ante la excarcelaci¨®n de Arnaldo Otegi. Me va a permitir que le diga cu¨¢les son los verdaderos presos pol¨ªticos. Todos a los cuales el dedo de su ¡°hombre de la paz¡± se?alaba, mand¨¢ndoles a la paz eterna. Y, por ende, a sus familiares a la c¨¢rcel del d¨ªa a d¨ªa de toda su vida: la c¨¢rcel de la ausencia.
Llevo casi cuarenta a?os viviendo en el Pa¨ªs Vasco. Mataron a mi marido y durante 12 a?os tuve que llevar escolta por el mero hecho de ser socialista amenazada por ETA. Usted, Sr. Iglesias, solo conoce la historia por lo que ha le¨ªdo o le han contado, pero nosotros la hemos sufrido. No le pido que se ponga en nuestro lugar, solo le pido que no lo haga en el de ellos.
Y termino, Sr. Iglesias. Soy de la generaci¨®n del 68¡¯, estuve en Par¨ªs y Alemania, y aprend¨ª en toda mi ¡°euforia revolucionaria¡± ¡ªen mi humilde opini¨®n¡ª que el futuro no pasa por despreciar e ignorar el pasado, ni por intentar humillar al adversario pol¨ªtico; el futuro pasa por buscar puntos en com¨²n. Creo, sinceramente, que reconocer los hechos del pasado sin rencor es reconocer que nuestro presente ya es el futuro y que eso debe ser la base para el entendimiento.
Barbara D¨¹hrkop es exdiputada del Parlamento Europeo y viuda de Enrique Casas, senador socialista asesinado por ETA.
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