Riesgos de pactar con Podemos

?Es prudente la oferta de S¨¢nchez a Iglesias de reanudar las negociaciones para un acuerdo de gobierno, rotas en el debate de investidura? Para la direcci¨®n de Podemos lo primero es el poder: gobernar Espa?a. Por eso consideraba, en un informe interno de la primavera pasada, que las elecciones auton¨®micas y municipales eran ¡°un obst¨¢culo en nuestra estrategia de ir directamente al asalto en las elecciones generales¡±. Esa ilusi¨®n se ha desgastado bastante, pero su propuesta de gobierno de coalici¨®n con una poderosa vicepresidencia autoasignada al l¨ªder demuestra que la urgencia se mantiene: llegar al poder cuanto antes, por v¨ªa electoral y, una vez alcanzado, utilizarlo desde un fuerte liderazgo personal para crear las condiciones de su perpetuaci¨®n.

Estrategia que recuerda a los populismos latinoamericanos. En una entrevista citada por F. Peregil, Ernesto Laclau, te¨®rico de esa corriente, justificaba as¨ª su defensa de la supresi¨®n de la limitaci¨®n de mandatos: ¡°Una vez que se construy¨® toda posibilidad de proceso de cambio en torno a un cierto nombre, si ese nombre desaparece el sistema se vuelve vulnerable¡±.

Las rectificaciones program¨¢ticas que ha venido haciendo Podemos revelan un acusado pragmatismo. Pero que entre las rectificaciones figuren propuestas como la exigencia de ¡°compromiso con el proyecto de cambio¡± de los cargos institucionales, incluyendo jueces y fiscales, revela la persistencia de una mentalidad fuertemente autoritaria e intervencionista; a la venezolana.

En otro informe interno que resum¨ªa EL PA?S el pasado d¨ªa 10, se reconoc¨ªa que la gesti¨®n medi¨¢tica de la relaci¨®n con Venezuela hab¨ªa sido ¡°dif¨ªcil¡± y ¡°p¨¦sima¡±. Tienen dificultades para explicar su afinidad con el chavismo, una doctrina que considera leg¨ªtimo encarcelar a la oposici¨®n, controlar los medios y eliminar cautelas como la limitaci¨®n de mandatos. Pero han acertado los socialistas en no reducir su respuesta a denunciar ese sustrato, intentando refutar sus propuestas concretas.

Es probable que el PSOE comparta m¨¢s ideas y objetivos con Podemos que con el PP. Pero tambi¨¦n m¨¢s divergencias de fondo, lo que implica riesgos que S¨¢nchez no deber¨ªa subestimar. El fracaso de un acuerdo con el PP podr¨ªa, en el peor caso, corregirse en la siguiente elecci¨®n; mientras que el paso de Podemos por el Gobierno dejar¨ªa probablemente estructuras de poder y h¨¢bitos de actuaci¨®n dif¨ªciles de desmontar.

Una divergencia esencial es el refer¨¦ndum sobre la independencia de Catalu?a. Un sondeo reciente ha cuantificado el escaso apoyo (27%) y alto rechazo (68%) que ese refer¨¦ndum tiene en el conjunto de Espa?a. Tambi¨¦n indica que solo el 15% de los votantes del PSOE piensa que este partido deber¨ªa ¡°aceptar un refer¨¦ndum sobre la independencia para facilitar un acuerdo con Podemos¡±. Datos que un partido no nacionalista y de ¨¢mbito nacional como el de Pablo Iglesias no puede dejar de tener en cuenta.

Lo que no excluye explorar la posibilidad de una consulta, pero no sobre la independencia sino sobre un nuevo Estatut, posibilidad planteada por S¨¢nchez a Puigdemont (¡°no hay que votar para romper, hay que acordar para votar¡±) en su encuentro del martes, y que para ser coherente seguir¨ªa a una reforma constitucional refrendada por los espa?oles que estableciera el marco de la estatutaria. Esa s¨ª ser¨ªa una base s¨®lida para un acuerdo.