La expansi¨®n nacional consolida el liderazgo de Albert Rivera en Ciudadanos
Los afiliados de la formaci¨®n, que creci¨® de crisis en crisis, deben votar en 2016 qui¨¦n es su presidente. Ning¨²n primer espada se plantea ahora medirse al l¨ªder
La expansi¨®n nacional de Ciudadanos y los resultados electorales han consolidado el liderazgo de Albert Rivera en Ciudadanos, un partido que creci¨® entre duras tensiones internas y que este a?o debe renovar su presidencia convocando una Asamblea General. Como los estatutos recogen que la cita con los afiliados no puede ser cuatro meses antes de unas elecciones, y a¨²n no se sabe si hay que repetir las generales, la formaci¨®n emergente busca alternativas. Fran Herv¨ªas, secretario de organizaci¨®n, solicitar¨¢ permiso al Consejo General para convocar la Asamblea entre las elecciones vascas y las gallegas. "No habr¨¢ ning¨²n primer espada que se presente contra Albert", sentencian desde la actual direcci¨®n, donde comparan esta situaci¨®n con los pulsos internos que viven el PSOE (entre Pedro S¨¢nchez y Susana D¨ªaz) y Podemos (entre Pablo Iglesias e I?igo Errej¨®n).
EL PA?S se ha puesto en contacto con los l¨ªderes m¨¢s destacados de Ciudadanos para pulsar la veracidad de esa afirmaci¨®n. Casi una decena de miembros de la Ejecutiva han comprometido su lealtad con Rivera respondiendo a la misma pregunta: ?Encabezar¨ªa una lista alternativa o participar¨ªa de ella en la pr¨®xima Asamblea?. "Jam¨¢s", contest¨®, por ejemplo, Juan Carlos Girauta, portavoz parlamentario. "No. Albert es mi l¨ªder. Nadie en Ciudadanos se plantea ser alternativa", dijo Juan Mar¨ªn, que encabeza el partido en Andaluc¨ªa. "No", asegur¨® rotundamente Bego?a Villac¨ªs, portavoz en el Ayuntamiento de Madrid. "Por supuesto que no", abund¨® Xavier Pericay, fundador de Ciudadanos y portavoz en el Parlamento balear. "No sabemos ni si habr¨¢ Congreso", contest¨® In¨¦s Arrimadas a trav¨¦s de su equipo, que especific¨® que esa respuesta no debe ser entendida como una posibilidad abierta. La l¨ªder de la oposici¨®n en Catalu?a es, probablemente, el ¨²nico integrante de Ciudadanos con el suficiente peso pol¨ªtico y medi¨¢tico como para echarle un pulso a Rivera. Solo que Arrimadas cambiara de opini¨®n podr¨ªa ponerle picante a una votaci¨®n en la que el guion previsto es que Rivera repita en la presidencia. El l¨ªder de la formaci¨®n emergente, en cualquier caso, a¨²n no ha hecho p¨²blica su intenci¨®n de continuar en el cargo.
La direcci¨®n de Ciudadanos tiene previsto que la votaci¨®n sea en junio o julio, si no hay elecciones generales, o entre septiembre y octubre, si las hay. El partido se ha expandido por toda Espa?a en el ¨²ltimo a?o y medio. Ha pasado de tener unas decenas de concejales y solo nueve diputados auton¨®micos a presumir de m¨¢s de 1.500 y casi 100, respectivamente. El colof¨®n ha sido lograr 40 representantes en el Congreso. Muchas de esas personas que ahora ocupan un cargo p¨²blico no estaban en pol¨ªtica hasta que recibieron la llamada de Rivera. Eso cimenta la posici¨®n del l¨ªder del partido, que adem¨¢s ha dise?ado la estrategia de expansi¨®n con un objetivo claro: que no surjan baron¨ªas auton¨®micas como en el PP y en el PSOE, seg¨²n reconocen fuentes de su Ejecutiva. El entorno de Rivera, en cualquier caso, no da por seguro que vaya a continuar en el cargo sin enfrentarse a alg¨²n contrincante, como le ocurri¨® cuando convoc¨® las primarias para ser candidato a la presidencia del Gobierno.
"Siempre se presenta alguien, pero no habr¨¢ un primer espada que se presente contra Albert", explic¨® una fuente de la Ejecutiva del partido que conoce al detalle su funcionamiento interno. "Otras veces han sido afiliados de base los que han elaborado una candidatura. Y han perdido", record¨®. "Rajoy tiene a Soraya. Pablo a Errej¨®n. Pedro a Susana. Albert, un equipo cohesionado".
En 2006, Rivera accedi¨® a la presidencia del partido porque esta se decidi¨® por orden alfab¨¦tico. Entonces arranc¨® una etapa marcada por las discrepancias internas, las dimisiones y las luchas de poder. En 2008, cuando se votaba un sistema de listas abiertas puras, su candidatura logr¨® 19 de los 20 puestos. En 2011, cuando el sistema ya era de lista cerrada, y en consecuencia tambi¨¦n se eleg¨ªa al equipo del futuro presidente, obtuvo 164 votos por los 39 de Mario Ruiz, un afiliado. Eran a?os de grandes turbulencias internas. Los ¨¦xitos electorales, por ahora, frenan cualquier rebrote de esa din¨¢mica. No hay que presentar avales para ser candidato. La combinaci¨®n de esas dos circunstancias favorece tanto la posibilidad de que Rivera tenga rivales como que el pulso sea desigual.
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