Decidirse por el cambio

El Congreso quiere empezar a desmontar el legado de Rajoy, paralizando dos de sus leyes m¨¢s ideol¨®gicas: la de educaci¨®n y la ley mordaza. Pero el intento de pasar p¨¢gina de este oscuro per¨ªodo podr¨ªa quedar en nada si no se consigue formar un Gobierno que lleve al PP a la oposici¨®n y a su presidente a tomarse definitivamente vacaciones.

Podemos y Ciudadanos deben tomar decisiones ya sobre la investidura de Pedro S¨¢nchez. Componer el sudoku del Gobierno de izquierdas es extremadamente complicado. Y la presunta operaci¨®n Monti, para que el PP salve los muebles, retirando a Rajoy y proponiendo un tecn¨®crata sin aristas es tan quim¨¦rica, como indeseable, a la vista de lo que ocurri¨® en Italia.

Dado que S¨¢nchez ha demostrado claramente la voluntad de gobernar, desafiando la nostalgia bipartidista de parte de los suyos, son Ciudadanos y Podemos los que tienen que decidir: cerrar la interinidad o dejarse llevar por la inercia que conduce inexorablemente a las elecciones. No es f¨¢cil la decisi¨®n cuando la consistencia ideol¨®gica y la imagen medi¨¢tica laboriosamente labrada pueden entrar en contradicci¨®n con el principio de oportunidad. Pero la grandeza pol¨ªtica se forja en la capacidad de captar la ocasi¨®n.

Ahora mismo, Podemos parece ser quien m¨¢s arriesga volviendo a las urnas. La volatilidad de la fuerza que le impuls¨® y su debilidad organizativa exigen tiempo para la consolidaci¨®n. Un Gobierno del PSOE de legislatura corta dejar¨ªa el espacio de oposici¨®n de izquierdas en manos de Iglesias y los suyos, escenario ¨®ptimo para seguir creciendo. Pero una parte de Podemos prefiere seguir en la pelea, sin mojarse en pacto alguno, esperando que la bandera de la radicalidad d¨¦ resultados en el futuro. Son los que piensan que cualquier acercamiento a Ciudadanos contamina y que la frivolidad ideol¨®gica se pagar¨ªa cara a medio plazo. Otro sector, m¨¢s reformista, piensa que la soluci¨®n est¨¢ en el equilibrio: facilitar el Gobierno, pero con una lista clara y concreta de reformas de obligado cumplimiento. Ir a elecciones es correr el riesgo de un mal resultado electoral que de paso a un Gobierno PP-Ciudadanos, es decir, al entierro del cambio.

Probablemente el vacile de Rivera pidiendo ahora entrar en el Gobierno tenga que ver con estas expectativas. Ciudadanos duda entre la oportunidad de jugar a lo nuevo y la querencia derechista que habita su alma. Despu¨¦s de las elecciones, con Rajoy fuera, Ciudadanos podr¨ªa so?ar con ser el motor de la gran reconciliaci¨®n de la derecha. El PSOE lo tiene m¨¢s f¨¢cil. Sus tres opciones son de alto riesgo: gobernar en el barullo, suicidarse en una coalici¨®n con el PP o morir en las urnas. De perdidos a la presidencia, aunque m¨¢s grande sea la ca¨ªda.