Podemos pone en jaque al nacionalismo
La irrupci¨®n del partido de Pablo Iglesias en el Pa¨ªs Vasco ha hecho tambalearse a PNV y Bildu
Resulta que en el pa¨ªs del credo patri¨®tico inmutable, el del territorio marcado con el sello hegem¨®nico nacionalista, ha ganado las elecciones un partido inexistente, sin estructura ni liderazgo, pero que ofrece una ventana virtual a la ilusi¨®n pol¨ªtica, un respiradero por el que desaguar los humores y ventilar atm¨®sferas estancas. Resulta que, de la noche a la ma?ana, en la sociedad del buen vivir y mejor renta, una sigla contestataria no nacionalista y de matriz antisistema se ha encaramado a la c¨²spide electoral batiendo en votos al partido gu¨ªa de los vascos. ?Acaso empieza a flaquear el sentimiento de pertenencia nacionalista, ese cord¨®n umbilical ideol¨®gico, emocional, pol¨ªtico, que ha venido asegurando, generaci¨®n tras generaci¨®n, la fidelidad del voto?
¡°Euskadi est¨¢ cambiando. Hay movimientos de fondo que anuncian esa transformaci¨®n de la mano del cambio generacional, la desaparici¨®n de la amenaza terrorista y la incertidumbre sobre el futuro laboral y el sostenimiento del Estado de bienestar. Aunque aqu¨ª no se han visto las penurias econ¨®micas de otras partes, la crisis ha afectado tambi¨¦n a buena parte de la poblaci¨®n y act¨²a de catalizador de otros problemas. No sabemos todav¨ªa si Podemos ha venido a quedarse, dado que tiene un voto de aluvi¨®n y una fragilidad organizativa extrema, pero las encuestas invitan a pensar que todo puede pasar¡±, destaca el catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica y director del Euskobar¨®metro, Francisco Llera.
La irrupci¨®n de Podemos en Euskadi ha hecho tambalearse a las dos grandes columnas del nacionalismo: la institucional, situada actualmente en el extremo moderado del p¨¦ndulo patri¨®tico, y la del radicalismo abertzale, que busca hacerse con una nueva imagen para saltar al terreno templado de la gobernabilidad, pero sin descomponerse ni descolgar a los grupos anclados en la narrativa del pasado que asisten desconcertados al proceso adaptativo.
El eje nacionalistas/constitucionalistas sobre el que ha discurrido la pol¨ªtica vasca en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha quedado desencajado tras las pasadas elecciones generales, aunque Podemos reclame el ¡°derecho a decidir¡± y hasta celebre el Aberri Eguna (D¨ªa de la Patria). La cuesti¨®n identitaria pierde buena parte del sentido tr¨¢gico trascendental que tuvo; ahora, decae en favor de la econom¨ªa y de las pol¨ªticas sociales, del futuro laboral de los j¨®venes, de la garant¨ªa de las pensiones... Para el nacionalismo institucional, es la etapa del pragmatismo, la negociaci¨®n y el c¨¢lculo. La gran batalla, que con mayor nitidez se perfila amenazadora en el horizonte, es el mantenimiento en sus actuales bases del Concierto Econ¨®mico. El PNV vela armas, decidido a impedir que las finanzas vascas terminen pagando el pato de la aventura catalana y de la crisis econ¨®mica-territorial-institucional espa?ola. Empieza a tocar a rebato en defensa de su singularidad fiscal y, llegado el caso, no dudar¨¢ en llamar a las barricadas.
Una sigla no nacionalista se ha encaramado en la c¨²spide electoral
EH Bildu ha salido tan trastabillado de su encontronazo electoral con Podemos que ha abierto un per¨ªodo de reflexi¨®n y estudia renovar completamente su estrategia independentista. Mientras trata de descontaminarse trabajosamente de ETA, la izquierda abertzale descubre que ¡°hay muchas maneras de ser vasco¡±, apenas cinco a?os despu¨¦s de que su antiguo brazo armado simbi¨®tico dejara de matar a los vascos que no comulgaban con sus postulados.
Tras haber perdido un tercio de sus votos a favor de Podemos, muchos de ellos votos prestados, EH Bildu f¨ªa su despegue al tir¨®n personal del excarcelado Arnaldo Otegi, aunque la ambiciosa campa?a de marketing desplegada en torno a su figura no alcance para lograr revestirle, como se pretende, con el traje del ¡°Mandela vasco¡±, o del ¡°hombre que trajo la paz¡±. Puede ocurrir, incluso, que el l¨ªder pretendidamente carism¨¢tico de la izquierda abertzale represente m¨¢s al pasado que al futuro. Otegi no deja de ser un viejo dirigente de muchos lustros y no escapa a la percepci¨®n de que pertenece a la pol¨ªtica revenida, a un mundo antiguo, anacr¨®nico.
Su multitudinaria intervenci¨®n del 5 de marzo en el estadio de Anoeta de San Sebasti¨¢n defraud¨® a quienes esperaban una perspectiva menos lastrada por el pasado. Puede que las contradicciones internas expliquen por qu¨¦ el discurso de Otegi discurri¨® sobre los ejes de la ortodoxia.
Para el PNV, esta es la etapa del pragmatismo y la negociaci¨®n
¡°No hemos llegado adonde pens¨¢bamos¡±, admiten los encapuchados de ETA en la ¨²ltima de sus fantasmales reapariciones. La decisi¨®n de poner fin a los atentados fue adoptada de com¨²n acuerdo por las c¨²pulas de ETA y de la antigua Batasuna conforme a una estrategia de salida y un gui¨®n que en ¨²ltima instancia contemplaba la negociaci¨®n con el Gobierno central por la v¨ªa interpuesta de los expertos internacionales contratados para este fin. La extrema debilidad de la organizaci¨®n terrorista obligaba a descartar, por inviable, la vieja ecuaci¨®n ¡°paz por autodeterminaci¨®n¡± e invitaba a plantear una estrategia de salida m¨¢s pragm¨¢tica articulada en torno a la propuesta de ¡°paz, armas, por presos¡±.
Beneficios penitenciarios
La negativa rotunda del Gobierno del PP a entrar en el juego trunc¨® de ra¨ªz esa estrategia que qued¨® arrumbada antes, incluso, de haber alcanzado el estadio de tanteo o simulacro de negociaci¨®n. De ah¨ª, la frustraci¨®n de los colectivos m¨¢s vinculados a los presos de ETA cuando escuchan de boca de los propios dirigentes de EH Bildu que hay que apurar las posibilidades legales que brinda la legislaci¨®n penitenciaria. ?Por qu¨¦ ahora y no hace 20 o 30 a?os? ?Qu¨¦ ha cambiado para que acogerse a la progresi¨®n de grado y a las medidas individuales no sea ya delito de lesa patria, propio de arrepentidos y traidores, sino prueba de sensatez y realismo?
EH-Bildu sali¨® tan trastabillado de las elecciones que busca renovar su estrategia
Lo que ha cambiado es que ETA ha sido derrotada por el Estado de derecho y la cooperaci¨®n judicial y policial con Francia y, paradojas de la pol¨ªtica vasca, sin haber aplicado las f¨®rmulas, intermediaciones, planes, recetas y guiones de tantos pretendidos expertos extranjeros como han sido invitados a desfilar por Euskadi. Los beneficios penitenciarios van a aliviar la situaci¨®n de gran parte de los reclusos de ETA hasta situarles en el r¨¦gimen abierto, pero no resuelven las largas condenas de un centenar y medio de ellos. Las contradicciones en la pol¨ªtica penitenciaria y otras materias han hecho aflorar un foco disidente interno que, enquistado en los viejos esquemas maximalistas y animado particularmente por algunos expresos, convoca movilizaciones por su cuenta, reclama la amnist¨ªa y tacha de revisionista el giro discursivo de EH Bildu.
Aunque constituyen una minor¨ªa, sus denuncias tocan el nervio sensible del mundo de los presos y de sus familiares y ponen un regusto de malestar y mala conciencia en el Bildu oficial. Mucho m¨¢s tras el fracaso electoral de las generales y la p¨¦rdida de los gobiernos de Guip¨²zcoa y San Sebasti¨¢n, la izquierda abertzale no puede desengancharse completamente de esos vagones de cola pese a que le supongan un lastre y le aten a un pasado que tratan de reedificar por medio de un relato justificatorio de ETA.
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