Esperanza de Espa?a
La expresidenta de Madrid llen¨® la presentaci¨®n de su libro 'Yo no me callo' y epat¨®
?Qu¨¦ nos ha pasado? ?C¨®mo hemos llegado a esto? ?En qu¨¦ hemos fallado para estar en esta debacle? Nosotros, que lo tuvimos todo. Nosotros, con lo que hemos sido. No soy yo, sos vos, le falt¨® decir a Esperanza Aguirre para terminar de parecer una novia de morros pidiendo explicaciones al respectivo sobre las causas de un disgusto de padre y muy se?or m¨ªo. Bueno, no. Lo dijo. Dijo que la culpa del desastre del PP ¡ªel electoral y el otro¡ª es de quien se ha apartado del camino correcto, de quien no cuid¨® la relaci¨®n, de quien se olvid¨® de alimentar la pasi¨®n de partido. En plata: del maestro armero.
Y de ella un poco, vale, pero para eso es ella y nadie m¨¢s quien tiene la soluci¨®n. Volver a las esencias. A Espa?a. A la libertad. Al alma conservadora y liberal que nunca debi¨® perderse. Le falt¨® a Esperanza postularse como la Marianne espa?ola y ponerse de perfil en el escudo constitucional con su oxigenado flequillo al bies ondeando al viento en medio de una bandera rojigualda. Algunos, de hecho, la llegamos a visualizar en alg¨²n momento. Palabra. Rostro no le falta.
Lleg¨®, llen¨®, epat¨®. Esperanza Aguirre present¨® Yo no me callo (Espasa) en loor de multitudes de periodistas y fanfarria de bombo y platillo, como suele. Se trata de su primer libro autodictado, no se sabe si aut¨®grafo, seg¨²n se delat¨® ella misma al confesar que hab¨ªa llenado dos grabadoras con sus notas de voz previas. Empez¨® suave. Ladina. Elegante, incluso. Haciendo autocr¨ªtica. Ella, que est¨¢ donde empez¨®, de humilde concejal del Ayuntamiento de Madrid, pudiendo ser alcaldesa. Ella, que destap¨® la trama G¨¹rtel y ha tenido que dimitir por no vigilar lo suficiente a sus esbirros. Ella, que elimin¨® la telebasura y llev¨® la pluralidad a Telemadrid, y ahora est¨¢ en las ¨²ltimas. Ella, ella, ella.
Pero no va a cargar ella sola con la culpa, culpita. Hubo para todos. Reparti¨® estopa a discreci¨®n. A Mariano, por tratar de ocupar un "centro acomplejado", un s¨ª es no, ni chicha ni limon¨¢. A FAES, por cortesana y pusil¨¢nime al no sacarle los colores ni a Aznar, por ser Aznar, ni a Rajoy, por no ser Aznar. A Margallo, por socialdem¨®crata sin careta. Y, por supuesto, a Pablo Iglesias, el mism¨ªsimo demonio, el enemigo p¨²blico n¨²mero uno de nuestra joven, pero madura democracia, el lobo feroz en persona.
Clam¨® la do?a por volver a sentirse orgullosa mujer, novia, amante, esposa de unas siglas. Por un relato propio. Por una leyenda. Por un cuento fundacional que emocione, y motive, y enardezca a las masas, y no por tanta cifra y tanta estad¨ªstica y tanta econom¨ªa que ni llega ni trasmite ni, ay, es del todo cierta. Confes¨®, contrita, cierta envidia del calent¨®n y las ganas de tener ganas que suscita La Internacional entre la izquierda. Y propuso el himno espa?ol, quiz¨¢ con una letra encargada ad hoc y que hablara de los epa?oles libres, iguales, conservadores y liberales como nuevo y orgulloso himno pepero.
Sentenci¨® todo esto Aguirre como sostiene ella las cosas. M¨¢s chula que Pichi el del chotis. Pastoreando la charla como quien modera un fuego de campamento. Atalajada con un vestido de punto como de camuflaje verde follaje, un fular marino, unas medias de topos y su habitual quincalla de pulseras y pendientes rollo soy cl¨¢sica, pero moderna, pero dentro de un orden. No se le aprecian s¨ªntomas de cansancio a la Esperanza de Espa?a. Otra cosa es entre sus amigos, sus enemigos y sus enemigos mortales, perd¨®n, compa?eros de partido.
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