Tres puntos d¨¦biles del soberanismo
El refer¨¦ndum ha sido un obst¨¢culo mayor para un acuerdo transversal
Si la vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa le aceptara hoy a Oriol Junqueras las 46 reclamaciones presentadas la semana pasada por Carles Puigdemont a Mariano Rajoy, ?se frenar¨ªa algo la din¨¢mica rupturista que el president reivindic¨® en La Moncloa? En teor¨ªa, la independencia de Catalu?a es un medio para remediar los problemas, entre otros, que esas reivindicaciones condensan. Algunas de ellas fueron invocadas para decir que ya solo tendr¨ªan soluci¨®n en un Estado propio.
Si de todas formas la tuvieran en el marco auton¨®mico, ?podr¨ªa volverse al punto anterior a la conversi¨®n de Artur Mas al soberanismo? Podr¨ªa, si no fuera porque la ¡°sacralizaci¨®n de los medios con olvido de los fines¡± (Todorov) que caracteriza a la pol¨ªtica actual ha convertido al medio, la independencia, en un fin en s¨ª mismo; y ha llevado a identificar ese fin con el procedimiento para plasmarlo: el refer¨¦ndum.
Puigdemont hab¨ªa dejado claro que hasta que llegue la ruptura tratar¨ªa de aprovechar al m¨¢ximo el nivel competencial del Estado auton¨®mico, sin modificar por ello su guion. Planteamiento poco coherente pero que, de mantenerse abierto, podr¨ªa servir de base para una negociaci¨®n si fracasa la v¨ªa rupturista.
La presentaci¨®n por el Gobierno de tres nuevos recursos contra sendas leyes aprobadas por el Parlament ha sido interpretada por el Govern como prueba de falta de voluntad de acuerdo. Puede que sea un error, pero tambi¨¦n lo es suponer que el acuerdo para negociar esas demandas implica dar de entrada la raz¨®n a quienes las presentan.
Esta actitud es caracter¨ªstica del mundo soberanista. Reclaman di¨¢logo, negociaci¨®n, acuerdo, pero dando por supuesto el desenlace. Se puede negociar sobre c¨®mo alcanzarlo, pero esa negociaci¨®n solo ser¨¢ v¨¢lida si sirve para acercar el objetivo: la independencia. Cuando, como en su d¨ªa argument¨® J. M. Ruiz Soroa, ¡°no hay un derecho a la secesi¨®n, sino un derecho a dialogar sobre la misma, sin tener prejuzgado el resultado¡±. Tomar la aspiraci¨®n por derecho es uno de los puntos d¨¦biles del independentismo doctrinal.
?Qu¨¦ pasa si tras la victoria del s¨ª los contrarios a la independencia ganan las siguientes elecciones?
Otro es la identificaci¨®n del llamado derecho a decidir con el principio democr¨¢tico: solo hay democracia si se reconoce ese derecho. Lo que anula las salidas intermedias, federalistas y otras, mayoritarias entre la poblaci¨®n. El profesor Jos¨¦ Tudela acaba de publicar una monograf¨ªa sobre esa cuesti¨®n en la que tambi¨¦n constata el error de Rajoy de limitarse a la invocaci¨®n de la legalidad, con abandono de los argumentos democr¨¢ticos a favor de esas salidas.
El principal, la irreversibilidad de la independencia, en contraste con las f¨®rmulas federales o auton¨®micas que permiten modular las pol¨ªticas identitarias de acuerdo con la evoluci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. ?Qu¨¦ pasa si tras la victoria del s¨ª en refer¨¦ndum los contrarios a la independencia ganan las siguientes elecciones? ?Podr¨ªan gobernar en una Catalu?a independiente? ?Cabr¨ªa dar marcha atr¨¢s? Hace dos a?os, el partido soberanista de Quebec en el Gobierno adelant¨® las elecciones ante encuestas que le auguraban mayor¨ªa absoluta, lo que le permitir¨ªa convocar un tercer refer¨¦ndum. Ganaron los liberales por mayor¨ªa absoluta y no hubo refer¨¦ndum. Si en el de 1995 hubieran ganado los independentistas, ?habr¨ªa podido aflorar esa mayor¨ªa? Temas para el debate electoral que ahora se reabre, con la cuesti¨®n catalana sobre la mesa.
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