El aumento de la abstenci¨®n apuntala la victoria del PP el 26-J

El multipartidismo no fue un fen¨®meno pasajero el pasado 20-D. Sigue siendo la opci¨®n preferida por los electores, como refleja la encuesta de Metroscopia.

El diablo, sin embargo, est¨¢ en los detalles. El hast¨ªo generado tras largos meses de reuniones, ofertas, contraofertas, desplantes y fotos vac¨ªas de contenido apunta a que el pr¨®ximo 26-J ser¨¢n m¨¢s los votantes que decidan quedarse en casa.

Una menor participaci¨®n (hasta tres puntos menos), un electorado del PP que se mantiene fiel y no le castiga, la idea consolidada entre el total de los consultados de que Pedro S¨¢nchez es el principal culpable de que no haya Gobierno, la erosi¨®n de la figura de Pablo Iglesias y el reforzamiento de la imagen p¨²blica de Albert Rivera y Alberto Garz¨®n, todos esos factores sumados pueden provocar cambios significativos respecto a los resultados del 20-D.

El Partido Popular contin¨²a siendo la fuerza m¨¢s votada. Obtiene un apoyo del 29%, tres d¨¦cimas m¨¢s que en diciembre. Su electorado se mantiene fiel y predispuesto a respaldarle de nuevo. Un 84% de los que votaron al PP en diciembre dicen que repetir¨ªan hoy su voto.

Esa fidelidad es nueve puntos superior a la de los votantes del PSOE o de Ciudadanos, y 11 m¨¢s que la de Podemos.

Esfuerzo sin recompensa

Pedro S¨¢nchez no ha conseguido que sus votantes premien los esfuerzos desplegados durante este tiempo para construir una opci¨®n de Gobierno. M¨¢s bien parece que su opci¨®n inicial por establecer una alianza herm¨¦tica con Ciudadanos, que ceg¨® cualquier posibilidad de crecer por la izquierda o por la derecha, no ha sido entendida ni apreciada. Se mantiene como segunda fuerza m¨¢s votada, pero con un 20,3% de los votos pierde casi dos puntos respecto a su resultado del 20-D.

Podemos sigue alejado del pretendido sorpasso a los socialistas, su pretensi¨®n de convertirse en la fuerza hegem¨®nica de la izquierda. La encuesta le otorga unos apoyos del 18,1%, m¨¢s de dos puntos por debajo de los que obtuvo en las pasadas elecciones. Uno de cada cinco electores que votaron a Pablo Iglesias entonces dice ahora que su intenci¨®n es dar su voto a otra formaci¨®n pol¨ªtica (la mayor¨ªa de ellos a IU). Todo puede cambiar, sin embargo, si cuaja finalmente la voluntad de Podemos e Izquierda Unida de presentarse a las urnas en coalici¨®n.

Albert Rivera, a diferencia de S¨¢nchez, s¨ª ve premiados sus esfuerzos por impulsar un acuerdo de Gobierno. El pacto alcanzado con el PSOE ha servido para reforzar la idea de centralidad de Ciudadanos. Se aleja de su imagen anterior al 20-D, la de una marca blanca del PP, al haber demostrado su capacidad para entenderse con los dos flancos ideol¨®gicos. Se mantiene como tercera fuerza, pero con un respaldo del 16,9% sube tres puntos respecto a lo que obtuvo en diciembre.

Parad¨®jicamente, quien se enfrenta ahora a un delicado dilema es el l¨ªder de IU, Alberto Garz¨®n. Los electores premian su actitud durante los ¨²ltimos meses y doblan el apoyo a estas siglas (de un 3,7% que les vot¨® hace cuatro meses pasar¨ªan ahora a un 6,6%). Se refuerza la marca del partido justo cuando se plantea fundir sus esfuerzos con la formaci¨®n de Iglesias.

Multipartidismo matizado

Si en las pasadas elecciones surgi¨® un escenario con cuatro fuerzas principales a poca distancia entre ellas (el PP fue el partido m¨¢s votado, alejado 6,7 y 8 puntos, respectivamente, del segundo y el tercero), el 26-J sugiere un nuevo modelo: un multipartidismo con un partido destacado.

La capacidad de resistencia del Partido Popular, junto a una menor participaci¨®n, hace que su posici¨®n prevalente respecto al resto de fuerzas sea superior. Rajoy no crece en apoyo, pero mantiene un suelo que le hace fuerte, y que le sirve para reafirmar su convicci¨®n, expresada desde un principio, de que no hacer nada le daba ventaja.