Margarita Robles, la juez de hierro
Tras 20 a?os alejada de la pol¨ªtica, vuelve a subirse al escenario como ¡®n¨²mero dos¡¯ del PSOE por Madrid
Corr¨ªa 1981. Margarita Robles era la cuarta mujer que acced¨ªa a la judicatura en Espa?a. Ten¨ªa 23 a?os. Y hab¨ªa obtenido el n¨²mero uno entre los 66 miembros de una hornada a la que tambi¨¦n pertenec¨ªan Manuela Carmena y Baltasar Garz¨®n. En la clausura del curso, un distinguido profesor se acerc¨® a la juez biso?a y le regal¨® un libro. ¡°Era de Madariaga, se titulaba Mujeres espa?olas; me hab¨ªa escrito una dedicatoria donde dec¨ªa que lo importante en la vida era ser esposa y madre. Alucin¨¦. Lo peor lleg¨® a continuaci¨®n: al compa?ero que hab¨ªa conseguido el segundo puesto le obsequi¨® con El Quijote, y se lo dedic¨®, alabando su caballerosidad por haber permitido que una mujer fuera la primera de la promoci¨®n. Me cabre¨¦. No era solo de un machismo asqueroso¡, era peor. ?C¨®mo pod¨ªa insinuar que se hab¨ªa dejado ganar si le hab¨ªa superado en todos los ex¨¢menes? Ser¨¢ deformaci¨®n profesional, pero no aguanto las injusticias. No reculo; no me callo; no me resigno. Por eso he vuelto a la pol¨ªtica. Es un momento dif¨ªcil, de desencanto, de recortes, de falta de ilusi¨®n. Y no quiero que Podemos sea el partido que canalice ese voto. Y soy muy peleona¡±.
Lo confirman los que la conocen. Como magistrada se acostumbr¨® desde muy joven al ordeno y mando; a no tener jefes, tomar muchas decisiones y rendir pocas cuentas. ¡°Ante ella temblaban hasta los guardias¡±, dice un antiguo compa?ero. La candidata estrella del PSOE por Madrid (un partido en el que nunca ha militado) tiene fama de dura. Pervive la coraza que se fue construyendo tras asistir a muchos entierros de v¨ªctimas de ETA (en los que era increpada al grito de ?asesina!) durante sus dos a?os al frente de la Secretar¨ªa de Estado de Interior (1994-1996), un periodo en el que fueron asesinadas 27 personas por la banda.
Como jefa de la polic¨ªa, actu¨® con contundencia, pero tambi¨¦n dedujo en la soledad de muchas madrugadas con el tel¨¦fono atronando malas noticias que con el terrorismo no se acaba solo a base de medidas policiales: ¡°Busco el di¨¢logo est¨¦ donde est¨¦. Es mi estilo. En pol¨ªtica antiterrorista he sido partidaria de la mano dura y, al tiempo, de explorar otras v¨ªas. Y lo mismo con la c¨¢rcel, que est¨¢ para reinsertarse, no para pudrirse, como pretend¨ªa Gallard¨®n, que ha sido el peor ministro de Justicia de la democracia¡±.
Proyecta una enervante voz atiplada que en los momentos de tensi¨®n adquiere un registro m¨¢s grave, hasta brotar de lo m¨¢s hondo de su cuerpo breve y magro. Tiene una delicada melena oscura, bellos ojos aceituna, maquillaje ligero, manos firmes y un estilo de vestir intransferible, en el que combina sobrios pitillos y tacones negros con una ensalada multicolor de blusas, chaquetas y fulares del fucsia al verde fl¨²or. Se define ¡°de centro izquierda o de centro progresista¡±. Es amable, sonriente, t¨ªmida, feminista y creyente. De emoci¨®n f¨¢cil. Con una endeble autoestima desde ni?a. ¡°En mi casa nunca estaban contentos con mis notas y me insist¨ªan que no hay que presumir¡±.
Se mueve sola por Madrid, sin escolta ni encargado de prensa; sin familia ni corriente pol¨ªtica
Categ¨®rica, austera y defensora de la ¨¦tica weberiana del trabajo. Soltera y sin hijos; sin m¨¢s aficiones (conocidas) que viajar a destinos lejanos y entrenar en el gimnasio un par de veces por semana, es una celosa guardiana de su esfera privada, ¡°yo no me meto en la vida de los dem¨¢s y me revienta que se metan en la m¨ªa¡±. ¡°Con Margarita es m¨¢s f¨¢cil la admiraci¨®n que la relaci¨®n de amistad¡±, explica el exministro de Justicia e Interior Juan Alberto Belloch, que la atrajo a las filas de Jueces para la Democracia a comienzos de los ochenta y fue su mentor desde su primer gran destino, en 1991, como presidenta de la Audiencia de Barcelona, hasta su nombramiento como secretaria de Estado.
Paz Fern¨¢ndez, su antigua compa?era de Gobierno como secretaria de Estado de Instituciones Penitenciarias, coincide con su antiguo jefe: ¡°Mantenemos una sincera amistad, pero nunca hubo intimidad; como tampoco la tuvo con la tercera mujer de aquel equipo, Teresa Fern¨¢ndez de la Vega. Teresa es m¨¢s diplom¨¢tica, tiene mayor capacidad de interlocuci¨®n; y Margarita es m¨¢s distante, m¨¢s brusca; no es que sea inflexible, pero tienes que convencerla. Y trabajando es un martillo pil¨®n¡±.
Robles se mueve sola por Madrid, sin escolta ni encargado de prensa; sin familia ni corriente pol¨ªtica. Despu¨¦s de 20 a?os apartada de la pol¨ªtica y de pasar por la Audiencia Nacional, el Consejo General del Poder Judicial y el Supremo, en un dise?o impecable de carrera judicial, vuelve a subirse al escenario como n¨²mero dos de la candidatura del PSOE por Madrid; como estrella invitada y compa?era de ticket de Pedro S¨¢nchez. Una decisi¨®n del secretario general, que se lo propuso apenas 48 horas antes de que se hiciera p¨²blico el fichaje. Y en la que S¨¢nchez ha valorado su leyenda de mujer fuerte y progresista; armada de convicciones y principios; implacable en la lucha contra la corrupci¨®n y el terrorismo. Abriendo camino a las mujeres. Y con ideas propias hasta la tozudez.
Para un compa?ero de lista, ¡°no s¨¦ a qui¨¦n puede atraer Margarita que no sean juristas y gente mayor¡±
No todos en el partido comparten esa decisi¨®n. Para un compa?ero de lista, ¡°no s¨¦ a qui¨¦n puede atraer Margarita que no sean juristas y gente mayor. Es una apuesta ex¨®tica dentro del actual exotismo de poner militares, actores y jueces en las candidaturas. Pero que tengan cuidado, Margarita es ingobernable. En 1996 por poco se carga el partido¡±.
?Por qu¨¦ ha aceptado Robles? ?Por qu¨¦ ha dicho que s¨ª cuando en noviembre dijo que no a Podemos? ?Por qu¨¦ ha abandonado su confortable puesto de magistrada del Supremo (el destino mejor pagado de la Administraci¨®n)? ?Por qu¨¦ regresa a la pol¨ªtica cuando sali¨® de ella bajo la amenaza de recibir ¡°una hostia¡± del exministro de Interior socialista Jos¨¦ Luis Corcuera, por su actuaci¨®n decidida contra la corrupci¨®n y el terrorismo de Estado en la agon¨ªa del felipismo? Lo hace por su ideal de servicio al Estado; su concepci¨®n de la pol¨ªtica con may¨²sculas; su compromiso social; su aspiraci¨®n de una justicia ¨²til, r¨¢pida, barata y eficaz. Por la n¨¢usea que le provoca la corrupci¨®n.
Robles conf¨ªa en S¨¢nchez: ¡°Me he encontrado a alguien incluso m¨¢s idealista que yo¡±. Y seguir¨¢ en el Congreso sea cual sea el resultado el 26 de junio; como ministra o diputada rasa. Arriba o abajo, trabajar¨¢ bajo un eslogan que acu?aron ¡°las chicas de Belloch¡± en aquellos d¨ªas de plomo de mediados de los noventa y que a¨²n le inspira: ¡°Solo lo ¨¦tico es pr¨¢ctico¡±.
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