Una vez m¨¢s, Euskadi no es Catalu?a
El experimento del proceso de votaciones informales sobre la independencia de Catalu?a se traslada al Pa¨ªs Vasco
Siete a?os despu¨¦s de que una plataforma soberanista iniciara, en el municipio de Arenys de Munt, el proceso de votaciones informales sobre la independencia de Catalu?a, el experimento se traslada al Pa¨ªs Vasco. Este domingo, la plataforma Gure Esku Dago (Est¨¢ en nuestra mano) ha promovido la colocaci¨®n de urnas para que quien lo desee se pronuncie sobre un Estado vasco independiente y soberano en 34 municipios: 32 de la Gipuzkoa profunda, Aramaio en Araba e Ispaster en Bizkaia.
Gure Esku Dago, partiendo de que tres partidos vascos ¡ªPNV, Podemos y Bildu¡ª defienden el derecho a decidir pretende crear un clima favorable a una consulta en Euskadi sobre la independencia, siguiendo el modelo catal¨¢n. Como en Catalu?a, ha graduado el objetivo al iniciar el ensayo en comarcas con rotundo predominio del voto abertzale para garantizar su ¨¦xito. El pr¨®ximo a?o promover¨¢ nuevas votaciones con el objetivo de votar en cuatro a?os la independencia.
Sin embargo, la pretensi¨®n de Gure Esku Dago choca con un obst¨¢culo poderoso y es que as¨ª como en Catalu?a existe en el mundo soberanista una sociedad civil organizada, m¨¢s all¨¢ de los partidos, en Euskadi la pol¨ªtica nacionalista bascula en torno a dos grandes formaciones, PNV y Bildu.
Precisamente, Gure Esku Dago pretende crear ese tejido soberanista transversal en Euskadi al que contribuyeron en Catalu?a las votaciones municipales, de las que la Asamblea Nacional de Catalunya sali¨® reforzada localmente. En Euskadi es dif¨ªcil que cuaje una plataforma como la Asamblea Nacional en Catalu?a. Las heridas del terrorismo a¨²n sin cerrar son una losa que separa a PNV y Bildu. No tienen un acuerdo m¨ªnimo sobre la convivencia y tampoco sobre c¨®mo abordar la reforma del Estatuto de Gernika en un contexto en el que el independentismo cotiza a la baja, tras el final de ETA. Tampoco el soberanismo dispone en Euskadi de la complicidad medi¨¢tica e intelectual de Catalu?a.
Podemos, a su vez, defiende el derecho a decidir, pero al rechazar la independencia se ha desentendido de una consulta tan escorada y ha prohibido la participaci¨®n a sus cargos. Tampoco quiere ceder al PSE la exclusiva por la izquierda al rechazo al independentismo.
Adem¨¢s, el protagonismo de la Asamblea Nacional en el proceso soberanista de Catalu?a ha reafirmado al PNV en la defensa de los partidos pol¨ªticos frente a los movimientos sociales que los subordinan y debilitan. El desplome de CiU ha sido la gota que ha rebasado el vaso que ha empujado al PNV a poner l¨ªmites a las plataformas transversales.
En consecuencia, el PNV no se ha implicado en esta iniciativa en contraste con el entusiasmo de Bildu. Se ha limitado a dar libertad a sus militantes pues tampoco se atreve a oponerse a una iniciativa sobre el derecho a decidir, cuyo principio comparte. Pero al que quiere otorgar un sesgo distinto del de Bildu: el ejercicio de un refrendo tras una reforma estatutaria pactada, primero en Euskadi y luego con el Estado. Una posici¨®n reforzada, ante la negativa experiencia unilateral de CiU, que aproxima al PNV a Podemos y al PSE, que tambi¨¦n defienden una reforma estatutaria pactada. Nada que ver con el proceso unilateral catal¨¢n en cuyo espejo solo se mira Bildu.
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