El tabaco se resiste a desaparecer
El descenso de los fumadores ha sido de solo cuatro puntos desde 1997 pese a la dura legislaci¨®n
Una ley antitabaco, que prohibi¨® fumar en todos los lugares de trabajo y lo limit¨® en la hosteler¨ªa en el a?o 2005, y un endurecimiento posterior, que lo prohibi¨® en todos los espacios p¨²blicos cerrados y algunos abiertos en 2010, han conseguido una modesta reducci¨®n de los fumadores de edades entre 15 y 64, que son a los que el Ministerio de Sanidad hace un seguimiento m¨¢s intenso. Entre 1997 y 2013 (¨²ltimo a?o del que hay datos de la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en Espa?a, del ministerio de Sanidad), la proporci¨®n de fumadores diarios ha ca¨ªdo del 34,9% al 30,8%, algo m¨¢s de cuatro puntos, apenas un 11%. El m¨¢ximo se alcanz¨® en 2003 con el 36,8% y el m¨ªnimo en 2007, con el 29,6%.
Espa?a cuenta actualmente con una de las legislaciones m¨¢s restrictivas contra el tabaco. No se puede fumar en ning¨²n lugar p¨²blico cerrado, desde centros de trabajo a bares y restaurantes. Tampoco en algunos abiertos o semiabiertos, como algunos estadios, parques infantiles o en los alrededores de colegios y centros sanitarios. El pasado mayo entr¨® en vigor el plazo de un a?o para que las cajetillas tengan a¨²n m¨¢s grandes las advertencias y fotos sobre el da?o de fumar, y la publicidad est¨¢ pr¨¢cticamente prohibida.
Sin embargo, los m¨¦dicos destacan otro valor de la ley: la protecci¨®n de los fumadores pasivos. El grueso de las muertes en las que el tabaco influye, unas 60.000 al a?o, son de consumidores activos de la sustancia, pero entre quienes inhalan el denominado humo de segunda mano hay 3.000 fallecimientos al a?o. Fue esta idea de que, aparte de desincentivar a los adictos, hab¨ªa que cuidar del resto la que impuls¨® la segunda de las regulaciones del tabaco: aunque hubiera clientes a los que no les importara estar en bares o restaurantes cargados de residuos del tabaco, los trabajadores de estos lugares no pueden elegir respirarlo o no, y era su salud la que estaba en juego.
Pero, a¨²n as¨ª, el humo siempre encuentra una rendija para volver. La ¨²ltima, la de las terrazas semicerradas. La encuesta presentada por la Sociedad Espa?ola de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) hecha a 9.000 personas ha recogido que el 42% inhala estos contaminantes en las terrazas cerradas. La trampa est¨¢ en que la ley considera espacios cerrados los que tienen m¨¢s de dos paredes, y muchos de estos lugares tienen, adem¨¢s, techo y, cuando hace fr¨ªo, se cierran por completo. Y eso sin contar quienes, aunque estando el sitio al aire libre, tienen que respirar lo que emanan los fumadores sentados cerca. Seg¨²n un sondeo de la Organizaci¨®n de CU, un 87% de los preguntados afirmaba que la ley se incumpl¨ªa.
Pero, adem¨¢s, a¨²n quedan otros incumplimientos de la ley, seg¨²n esa encuesta: el 12% afirma que est¨¢ expuesto al humo del tabaco en bares y restaurantes y el 6%, en el trabajo.
En la campa?a del 20-D, los partidos no hicieron menci¨®n a cambiar esta reglamentaci¨®n. Tampoco se manifestaron sobre algo que preocupa al n¨²mero cada vez mayor de usuarios del cigarrillo electr¨®nico, que es si se va a regular con la misma dureza que el tabaco. Los m¨¦dicos apuntan ¨¢reas de mejora. En la encuesta reciente mencionan la exposici¨®n dentro de los coches (un 5%) y en casa (el 12%). Sobre los autom¨®viles son recurrentes las afirmaciones de que se plantea prohibir fumar en su interior en algunas circunstancias, como que viajen ni?os. La OMS ha dado otra idea: la implantaci¨®n de cajetillas sin se?as de identidad de las marcas. Con un 30% de votantes fumadores, los pol¨ªticos no han dicho nada.
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