El gran laboratorio pol¨ªtco
A lo mejor la situaci¨®n pol¨ªtica actual no se explica solo por la falta de cultura de pacto en Espa?a
Eso de convertirse en un gran laboratorio pol¨ªtico tiene su morbo, pero no deja de ser algo peligroso. La noche del pasado 20 de diciembre, cuando pareci¨® evidente que, para Espa?a, se acababa la larga era del bipartidismo imperfecto (para dejar paso a lo que Cayo Lara lleg¨® a definir como el "cuarteto de la desesperanza"), nuestra primera reacci¨®n no pod¨ªa ser otra que un "ahora le toca a ellos" cargado de curiosidad profesional. En Italia, se sabe, ya desde hace mucho tiempo que lo tenemos asumido: cuando las cosas se ponen complicadas, hay que lanzarse a la b¨²squeda de soluciones novedosas, entre sutiles negociaciones y alquimias parlamentarias inexploradas. Giulio Andreotti fue presidente de un?governo della non sfiducia, algo as¨ª como un Gobierno de la?no censura (fue cuando los comunistas, a pesar de que no se sumaban a la mayor¨ªa parlamentaria, se compromet¨ªan a no votar en contra). Pero el tope de las soluciones rebuscadas se toc¨® con las?convergenze parallele (convergencias paralelas) de Aldo Moro, una paradoja lexical que abr¨ªa el camino -hablamos de los a?os 60- hacia la colaboraci¨®n entre democristianos y socialistas.
Apenas dos ejemplos de lo que significa -solo es quererlo- encontrar una salida. Ah¨ª queda la pregunta, ahora que Espa?a se prepara para una mal llamada "segunda vuelta", despu¨¦s de una undecima legislatura que nunca lleg¨® a despegar. ?De verdad no se podr¨ªa haber hecho nada para evitar el fracaso? A lo mejor, no todo se explica con esa falta de cultura del pacto que Felipe Gonz¨¢lez simplific¨® en lo de la "italianizaci¨®n de la pol¨ªtica espa?ola, pero sin italianos". Se podr¨¢ decir que?manca finezza, falta finura (as¨ª se expresaba Andreotti, de visita en Espa?a en los primeros d¨ªas de la Transici¨®n), pero no hay duda de que los acuerdos se sellan si hay voluntad. Y est¨¢ claro que alguien no la tuvo. Desde Mariano Rajoy, que eligi¨® el inmovilismo para dejar paso, en esta campa?a, a lo de "caminar r¨¢pido" para no tropezar corriendo. Y Pablo Iglesias que se iba a "dejar la piel" en el intento de favorecer la formaci¨®n de un Gobierno, pero sigue con su piel intacta. Llama la atenci¨®n que, a la vista de lo que nos sugieren la mayor¨ªa de las encuestas -ya veremos los resultados la noche del d¨ªa? - quienes m¨¢s se comprometieron para intentar formar una mayor¨ªa parlamentaria son los que ahora corren el riesgo de pagar el precio m¨¢s alto en las urnas. Todo indica que los socialistas no lo van a tener f¨¢cil. Pero el ansiado?sorpasso a la izquierda, que parece haberse convertido en el objetivo n¨²mero uno de un Podemos ahora en versi¨®n?flower power, podr¨ªa acabar favoreciendo la permanencia del PP en la Moncloa. Una vez m¨¢s, Andreotti lo dijo: "Il potere logora chi non ce l'ha", el poder desgasta a quien no lo tiene.
Alessandro Oppes es corresponsal en Espa?a de La Repubblica.
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