Autohipnosis
La voluntad de Iglesias deviene ley para una comunidad enfervorizada de creyentes
Al terminar la pel¨ªcula de Le¨®n de Aranoa sobre Podemos, buena parte del p¨²blico entonaba el grito acompasado de ¡°s¨ª se puede¡±, con un entusiasmo que me recordaba el conocido p¨¢rrafo de 1984 donde la masa de seguidores se convierte en coro que repite durante medio minuto ¡°Ge-hache, Ge-hache¡± para subrayar all¨ª la fe en el l¨ªder infalible; aqu¨ª y ahora para refrendar su principal consigna. Orwell lo calificaba de ¡°un procedimiento de autohipnosis, un modo deliberado de ahogar la conciencia mediante un ruido r¨ªtmico¡±.
En nuestro caso, tal valoraci¨®n se apoya en una serie de datos que confirman el grado excepcional de adhesi¨®n alcanzado por Podemos, por encima de los factores sociol¨®gicos y de las expectativas pol¨ªticas. En pocas semanas, Pablo Iglesias ha abandonado primero la ¡°transversalidad¡±, para apuntarse transitoriamente a la marcha que en el fondo m¨¢s le va: la izquierda maniquea, heredera de Anguita, que sigue reivindicando un comunismo primario. Resultado: captaci¨®n de IU. Siguen las maniobras de distracci¨®n para eludir una toma de posici¨®n democr¨¢tica sobre Venezuela. Y, por fin, puesto a suplantar al PSOE como objetivo principal, resulta ahora que es el ap¨®stol de una ¡°nueva socialdemocracia¡± de corte escandinavo, que trasplantada mec¨¢nicamente vestir¨ªa su chavismo ¡ªlucha de clases y pol¨ªtica asistencial¡ª con ropaje atractivo para electores moderados. Una aut¨¦ntica veleta.
Puede hacerlo porque dispone de una base electoral cuya cohesi¨®n interna se encuentra por encima de la coherencia o las contradicciones de ese proyecto pol¨ªtico giratorio. Lo dejan claro los datos del CIS: una gran mayor¨ªa de seguidores de Podemos tiene ya decidido su voto y ning¨²n argumento en contra, ni salto mortal alguno de su ideolog¨ªa, va a alterar esta situaci¨®n: la ¡°autohipnosis colectiva¡±, de confianza ciega en un jefe que supuestamente les convierte en protagonistas de la historia.
Es el ¨¦xito de una f¨®rmula organizativa y de propaganda mediante la red, que desde el principio potenci¨® una cuadratura del c¨ªrculo, conjugando aparente participaci¨®n general y unidad f¨¦rrea de decisi¨®n. Al sustituir los cauces representativos en el partido por una falsa democracia directa, f¨®rmula en que le han seguido Garz¨®n y S¨¢nchez (a pesar del art¨ªculo 36 de los Estatutos del PSOE), desde su ordenador cada uno se cree titular de la soberan¨ªa cuando no existe posibilidad alguna de contravenir lo que Iglesias impone. Su voluntad deviene ley para una comunidad enfervorizada de creyentes.
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