La vida secreta de un fugitivo de Fuerza Nueva en Brasil
EL PA?S localiza en S?o Paulo a Jos¨¦ de las Heras, cerebro de un grupo de extrema derecha que protagoniz¨® decenas de atentados y tres asesinatos
Jos¨¦ de las Heras Hurtado, cerebro del grupo de extrema derecha Frente de la Juventud, escisi¨®n violenta de Fuerza Nueva cuyos miembros perpetraron asesinatos, asaltos y secuestros durante la Transici¨®n, se oculta desde hace tres d¨¦cadas en Brasil. El ultra ha conseguido eludir durante este tiempo tres ¨®rdenes internacionales de busca y captura, una de ellas por asesinato.
EL PA?S ha localizado a este fugitivo de 72 a?os en un suburbio de Guaruj¨¢, municipio de 300.000 habitantes situado a hora y media en coche de S?o Paulo. De las Heras fue considerado antes de abandonar Espa?a el instigador de una decena de atentados protagonizados por las tramas negras de la extrema derecha. El grup¨²sculo vinculado a este abogado arrastra tres muertes y decenas de heridos.
La milicia neofascista del ultra incluy¨® en sus filas a Pedro Bel Fern¨¢ndez, Rafael G¨®mez ?lvarez y Ramiro Rodr¨ªguez-Borlado, condenados a 30 a?os de prisi¨®n por el env¨ªo de la carta-bomba que mat¨® en 1978 al conserje de este peri¨®dico Andr¨¦s Fraguas, de 19 a?os.
- ?Es usted Jos¨¦ de las Heras Hurtado?
- S¨ª¡. Son los primeros en llegar. ?C¨®mo me han localizado?
El encuentro se produce a primera hora de la tarde. El escenario es un austero restaurante que el ultra regenta en el barrio Balneario Mar Casado de Guaruj¨¢. El peque?o local acoge ocho mesas vac¨ªas situadas en los bajos de su vivienda. La secuencia se desarrolla en el coraz¨®n de un arrabal de casas bajas y callejuelas sin asfaltar gobernado por traficantes de armas y drogas.
De las Heras viste chaleco gris de lana, camisa blanca de lino de manga corta, deportivas y vaqueros. Se coloca las gafas y observa dubitativo a los visitantes. En un relato cargado de contradicciones, negativas y silencios, exhibe sin pudor que no renuncia a sus convicciones ultraderechistas. ¡°Nunca me he arrepentido de mi decisi¨®n (la fuga). Uno es responsable de sus actos. Yo decid¨ª esta vida¡±.
El ultra huy¨® de Espa?a en 1984. Dej¨® en Madrid a su mujer y a sus dos hijos, de 9 y 5 a?os. Tambi¨¦n a los clientes de su despacho de abogados de la calle General Pardi?as, en el madrile?o Barrio de Salamanca. Aterriz¨® en R¨ªo de Janeiro procedente de Portugal cuando arrancaba en la Audiencia Nacional el juicio por el atentado contra el bar El Parnasillo de Madrid, donde estaba procesado por asesinato. La acusaci¨®n particular representada por Cristina Almeida ped¨ªa para ¨¦l 163 a?os de prisi¨®n por considerarle el jefe de la banda. Una bomba con varios kilos de Goma 2 mat¨® en 1979 en este local a Salom¨¦ Alonso Varela, de 28 a?os, e hiri¨® de gravedad a su marido, el abogado Jes¨²s Ca?edo. Otras diez personas sufrieron lesiones tras la explosi¨®n. El bar era frecuentado por letrados de Comisiones Obreras.
¡°Cuando llegu¨¦ a Brasil, a las 10.30 horas, comenzaba mi juicio. Me re¨ª a carcajadas"?
¡°Cuando llegu¨¦ a Brasil, a las 10.30 horas, comenzaba en Espa?a mi juicio. Me re¨ª a carcajadas. ?Yo estaba en R¨ªo de Janeiro, Brasil! ?Caerme a m¨ª 20 a?os de c¨¢rcel?, ?tirarme 20 ¨® 25 a?os de mi vida en una prisi¨®n? No, bajo ning¨²n concepto. Yo amo la libertad¡±, afirma sin complejos este letrado natural de Toledo, que lleg¨® a ser secretario general de Fuerza Nueva con Blas Pi?ar, ¨²nico dirigente de la extrema derecha que ocup¨® un esca?o en el Congreso de los Diputados.
De las Heras intenta justificar sus tres d¨¦cadas como fugitivo. Su ¨²ltima orden de busca y captura por asesinato caduc¨® por prescripci¨®n el 21 de junio de 2013. ¡°Me fui porque me dijeron: tu caso est¨¢ prejuzgado, te van a condenar seguro. Personas pr¨®ximas a la judicatura y al Ej¨¦rcito me lo recomendaron. Se lo consult¨¦ a mi padre, que tambi¨¦n era abogado, y lo comprendi¨®¡±.
La investigaci¨®n judicial sobre el atentado contra el bar El Parnasillo se?al¨® a este fugitivo, descrito en las cr¨®nicas de la ¨¦poca como supuesto confidente de la Polic¨ªa, como el hombre que present¨® a la persona que entreg¨® el explosivo Goma 2 a los autores materiales del atentado: Bel Fern¨¢ndez, Rodriguez-Borlado y G¨®mez ?lvarez. Estos tres ultras fueron precisamente los autores del env¨ªo de la carta-bomba contra la sede de EL PA?S en 1978. ¡°Que yo les presentara no significa nada. No tuve nada que ver con ese atentado. Poner una bomba es de cobardes. Yo defiendo la violencia directa. Si tengo que pegar un tiro a alguien, se lo pego. Me gusta dar la cara¡±.
De las Heras niega conocer a los autores de los atentados contra El Parnasillo, EL PA?S, y una decena de objetivos atacados con explosivos. El curr¨ªculum de la banda incluye tambi¨¦n las bombas colocadas en el Club de Amigos de la Unesco, una sede de la CNT, el chal¨¦ de los cantantes V¨ªctor Manuel y Ana Bel¨¦n en Torrelodones (Madrid), la Asociaci¨®n Proderechos humanos de Espa?a y ocho librer¨ªas, entre otros. Pero la historia le desmiente. La Polic¨ªa le situ¨® como cerebro e instigador de este grupo clandestino. Adem¨¢s, el ultra escondido en Brasil fue detenido por primera vez en 1981 junto a ellos. En la redada, tambi¨¦n cay¨® Leocadio Jim¨¦nez Caravaca, condenado por la matanza de Atocha que en 1977 caus¨® la muerte de cinco abogados laboralistas. Militantes del Frente de la Juventud, una legi¨®n de tendencia nazi de solo 150 personas, desmienten a De las Heras. ¡°?l era el presidente y nos dec¨ªa qu¨¦ ten¨ªamos que hacer¡±, afirma uno de ellos refiri¨¦ndose a diversos actos violentos.
Los chicos de De las Heras vest¨ªan pantal¨®n, camisa y boina azul. El grupo estaba implantado en Madrid, Valencia, Valladolid, ?vila y Segovia. M¨¢s de la mitad de los atentados terroristas cometidos por las tramas negras en las tres primeras poblaciones se atribuyeron al Frente de la Juventud, que oper¨® con ese nombre entre 1979 y 1981.
El pr¨®fugo ten¨ªa m¨²ltiples y poderosos apoyos no solo en los aparatos del Estado de Espa?a, sino fuera del pa¨ªs. Durante sus a?os como secretario general de Fuerza Nueva, teji¨® una red de contactos con la extrema derecha europea y latinoamericana. Lleg¨® a Brasil con cartas de recomendaci¨®n para residir en Chile y Paraguay, arropado por las dictaduras de Augusto Pinochet y Alfredo Stroessner, el mismo refugio que utilizaron otros ultras y criminales como Emilio Hell¨ªn, el asesino de la joven estudiante Yolanda Gonz¨¢lez. Sin embargo, crey¨® que Brasil era un lugar m¨¢s seguro.
Asegura que rechaz¨® un trabajo como gerente en una empresa pesquera en Brasilia propiedad de un espa?ol cuya identidad oculta, pero acab¨® de cocinero en un gran hotel de S?o Paulo. Presume de que durante los primeros a?os de su fuga viaj¨® por Brasil sin que saltaran las alarmas de Interpol. ¡°?Interpol en Brasil? Ja, ja, ja. Nadie vino a buscarme¡±. Admite que ha roto con todo: familia, amigos, trabajo. Dice ser solo fiel a sus ideas y no las oculta: ¡°Si el 23-F entramos nosotros en el Congreso, habr¨ªamos matado a gente y el golpe habr¨ªa triunfado. Pero eligieron a Tejero, a un caballero¡±.
¡°?Interpol en Brasil? Ja, ja, ja. Nadie vino a buscarme¡±
Dos polic¨ªas del barrio irrumpen en el local y le preguntan si est¨¢ todo en orden. Desde hace dos d¨ªas han observado la presencia de un coche desconocido. ¡°?Ese coche plateado que estaba esta ma?ana en la esquina es vuestro? ?Qu¨¦ locura! La semana pasada le volaron la cabeza con un fusil a un joven que aguardaba dentro de un veh¨ªculo en esta misma zona. Este es un barrio muy violento, hay muchos traficantes de armas y drogas. Aqu¨ª te pegan un tiro en cualquier esquina. Sobre todo a gente desconocida como ustedes¡±, afirma el ultra.
De las Heras confiesa ante la mirada de su actual esposa brasile?a, una mujer de unos 40 a?os, que no piensa en regresar a Espa?a. ¡°Estoy viviendo en una favela, pero los vecinos me aprecian y respetan¡±, dice. Se presenta como uno m¨¢s en la comunidad. Cada d¨ªa, sobre las nueve de la ma?ana, sale de su vivienda, una de las m¨¢s grandes y confortables del barrio, camina en busca de un taxi y acude al mercado a comprar el men¨² de su restaurante.
¡°Pudo ser una matanza terrible¡±
¡°Acababan de inaugurar el aire acondicionado. Pudo ser una matanza terrible. Est¨¢bamos casi todos dentro. Salom¨¦ muri¨® en el acto. Yo estaba en el ba?o y me cay¨® el techo de escayola¡±, recuerda Carmen Ca?edo, testigo presencial y cu?ada de la v¨ªctima del atentado protagonizado por miembros del Frente de la Juventud contra el bar El Parnasillo en 1979 en la madrile?a calle del barrio de Manuela Malasa?a. Los autores (los mismos que atentaron antes contra EL PA?S) hab¨ªan escogido el bar porque, seg¨²n declararon, lo frecuentaban ¡°marxistas, anarquistas y drogadictos¡±.
¡°La mayor¨ªa ¨¦ramos letrados. Jes¨²s y Salom¨¦ acababan de llegar de viaje de Yugoslavia. Estaban reci¨¦n casados. Cenamos todos juntos y decidimos ir a El Parnasillo. Era un bar de progres, de gente del PCE. Casi ten¨ªamos relaci¨®n con los fallecidos en el atentado de Atocha¡±, rememora.
?Se hizo justicia? ¡°Se hizo la justicia m¨¢xima que se pod¨ªa hacer en Espa?a en aquel momento. Fueron a?os tr¨¢gicos. Tenemos la sensaci¨®n de que aquel fue el peaje que pagamos¡±, sentencia la abogada.
Su vida nada tiene que ver con el protagonismo de la Transici¨®n. Entonces, fue delegado del SEU, sindicato de estudiantes falangista, y mantuvo contactos con el grup¨²sculo neonazi CEDADE (C¨ªrculo Europeo de Amigos de Europa). Tambi¨¦n estrech¨® lazos con los neofascistas del Movimiento Social Italiano (MSI), el Frente Nacional Franc¨¦s y buena parte de la extrema derecha latinoamericana. Habla con naturalidad y afecto del polic¨ªa torturador Antonio Gonz¨¢lez Pacheco, Billy el Ni?o,- ¡°una gran persona¡±- y de Juan Garc¨ªa Carr¨¦s, dirigente del sindicato vertical franquista implicado en el 23F, al que llama ¡°Juanito¡±. ?Conoce usted a Emilio Hell¨ªn? ¡°No¡. ?Qu¨¦ hizo ese?¡±.
El que fuera hasta 1978 secretario general de Fuerza Nueva admite con una leve sonrisa que no cuenta todo lo que sabe. ¡°Yo entonces era un idiota. Cuando pasas de la teor¨ªa a la acci¨®n, cuando te comprometes se cometen muchos errores¡±, reconoce este hombre que antes de huir de Espa?a pas¨® dos meses por prisi¨®n, una de ellas por posesi¨®n de armas.
- ?Es suya la cuenta en Facebook que muestra una escultura?
De las Heras tarda unos segundos en responder. Medita. Es una de las pocas preguntas que le hacen dudar. ¡°S¨ª¡ lo confieso. Me gusta esa imagen. La cuenta es m¨ªa¡±. El perfil de nula actividad de este hombre huido de la Justicia espa?ola durante m¨¢s de 30 a?os exhibe El Portador de la Antorcha, una escultura de 1942 de Arno Breker, uno de los artistas preferidos de Adolf Hitler. La imagen del atleta representaba el esp¨ªritu del Partido Nazi y es desde hace d¨¦cadas uno de los iconos de la ultraderecha.
investigacion@elpais.es
Un curr¨ªculum sanguinario que arranca con la bomba de EL PA?S
La secuencia se desarrolla a primera hora. Tres empleados de EL PA?S clasifican la correspondencia en un despacho de la cuarta planta del peri¨®dico. Son los conserjes Andr¨¦s Fraguas y Carlos Barranco y el jefe departamento, Juan Antonio Sampedro. Un paquete amarillo envuelto con una etiqueta blanca, atado con finas cuerdas rojas y con el anagrama de IBM, concita sus miradas. El bulto tiene un orificio por el que salen cables. El env¨ªo se dirige al redactor jefe de ma?ana, Juli¨¢n Garc¨ªa Candau. Sampedro desliza unos mil¨ªmetros la tapa. Y un potente zambombazo inunda de humo la escena. La explosi¨®n le arranca la mano izquierda y le revienta la masa intestinal. Sobrevive. Su compa?ero Fraguas, con los pulmones destrozados, muere horas despu¨¦s. Ten¨ªa 19 a?os.
La noticia m¨¢s tr¨¢gica de la historia de este peri¨®dico se escribi¨® el 31 de octubre de 1978. Un atentado perpetrado el d¨ªa anterior por la extrema derecha mutil¨® la vida del joven conserje Andr¨¦s Fraguas. La Audiencia Nacional conden¨® por este hecho a 30 a?os de prisi¨®n a los ultraderechistas Pedro Bel Fern¨¢ndez, Rafael G¨®mez ?lvarez y Ramiro Rodr¨ªguez-Borlado.
Los tres formaron parte de la camada fascista pilotada por el fugitivo Jos¨¦ de las Heras Hurtado. Y juntos participaron en 1979 en el atentado contra el bar El Parnasillo de Madrid, donde estuvo procesado por asesinato el espa?ol escondido en Brasil. De las Heras nunca fue juzgado, ya que se fug¨® en 1984 antes de que arrancara el juicio en la Audiencia Nacional.
La mano de algunos de los cachorros del fugitivo ¨Cla mayor¨ªa, veintea?eros- perpetr¨® entre 1977 y 1984 los episodios m¨¢s c¨¦lebres de las tramas negras de la extrema derecha en la Transici¨®n.
El mendigo Luis Arribas Santamar¨ªa descansaba en un banco del coraz¨®n de Madrid. Eran las dos de la madrugada del 5 de julio de 1981. El vagabundo estir¨® sus piernas sobre la calzada. Pedro Bel, que hab¨ªa salido a tomar la ¨²ltima copa con su camarada Rafael G¨®mez, apreci¨® el movimiento. Y sin mediar palabra, le descerraj¨® un tiro en la cabeza. El indigente, de 49 a?os, muri¨® cuatro horas despu¨¦s.
Carlos Id¨ªgoras Navarrete hab¨ªa aprobado unas oposiciones de RENFE. Sali¨® para celebrarlo con sus amigos por el madrile?o barrio de Arg¨¹elles. Corr¨ªa la noche del 7 de junio de 1981. G¨®mez y otros tres ultras le metieron en su coche para darle una paliza. Minutos despu¨¦s, recib¨ªa dos tiros mortales en la cabeza. La polic¨ªa incaut¨® el rev¨®lver, un Astra del calibre 38, en casa del primero.
F¨¦lix Sanz Arroyo solo era un camarero de 23 a?os que circulaba por Madrid con su Renault R4 el 26 de julio de 1981. Se cruz¨® con el Seat 127 de los ultras, que le obstaculizaba el paso. Y pidi¨® que apartaran el veh¨ªculo. Ten¨ªa poca gasolina. La sugerencia no gust¨® a G¨®mez, que le descerraj¨® un tiro a unos cent¨ªmetros de la cabeza. El disparo le caus¨® heridas en la mand¨ªbula. Necesit¨® 281 d¨ªas para curarse.
El curr¨ªculum de esta milicia fascista incluy¨® tambi¨¦n atentados con bombas en las librer¨ªas madrile?as F¨®rum y Expr¨¦s, acusadas de vender ¡°libros marxistas¡±. Y la colocaci¨®n de un explosivo con 30 cartuchos de 150 gramos de amonita en la federaci¨®n local de CNT de Madrid. Estos atentados no causaron muertes.
G¨®mez y Rodr¨ªguez-Borlado tambi¨¦n manipularon los dos kilos de Goma 2 colocados en el chal¨¦ del cantante V¨ªctor Manuel San Jos¨¦ en Torrelodones (Madrid). ¡°V¨ªctor Manuel era comunista¡±, explicaron despu¨¦s para justificar este atentado sin v¨ªctimas. Menos suerte tuvieron los trabajadores del Club de Amigos de la Unesco. Rodr¨ªguez-Borlado envi¨® a su sede de Madrid ¨C¡°una tapadera de marxistas¡±- una cajita de madera envuelta con una cuerda. El paquete camuflaba 250 gramos de Goma 2. La explosi¨®n arranc¨® la mano izquierda del interventor del organismo y provoc¨® la p¨¦rdida de visi¨®n de la bibliotecaria.
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