El debate dibuja un panorama dif¨ªcil para despu¨¦s de las elecciones

El debate a cuatro, el ¨²nico de la campa?a electoral de las generales del 26 de junio, dibuja un panorama pol¨ªtico muy dif¨ªcil de gestionar por la materializaci¨®n de desencuentro y diferencias entre partidos llamados a pactar.

El caso m¨¢s claro es el de Mariano Rajoy y Albert Rivera, que protagonizaron uno de los momentos m¨¢s tensos del debate, cuando el l¨ªder de Ciudadanos le reproch¨® la corrupci¨®n y sugiri¨® que debe abandonar. Ese desencuentro es fundamental porque la condici¨®n imprescindible para que gobierne el PP es que haya un acuerdo con el partido de Rivera.

"Le pido a usted que reflexione, se?or Rajoy. El populismo va a seguir creciendo si no regeneramos Espa?a", le dijo Rivera a Rajoy, en el cap¨ªtulo de corrupci¨®n, record¨¢ndole el caso G¨¹rtel y los mensajes de ¨¢nimo a Luis B¨¢rcenas. El l¨ªder del PP se mostr¨® en ese cap¨ªtulo molesto y descolocado y respondi¨® dando a entender que no lo har¨¢ en ning¨²n caso, que no se echar¨¢ a un lado porque habr¨¢ ganado las elecciones por tercera vez.

"Usted tiene una mentalidad inquisitorial", le respondi¨® Rajoy a Rivera, precisamente para rechazar la supresi¨®n de los aforamientos, una de las banderas de Ciudadanos y seguro que una de las condiciones para pactar con el PP.

Es decir, del debate sali¨® un encontronazo entre Rajoy y Rivera que afecta a un posible acuerdo entre ambos. Seg¨²n todos los sondeos, ellos no sumar¨¢n solos y necesitar¨ªan al PSOE. Se constat¨® que Rajoy no tiene aliados.

Pedro S¨¢nchez fue especialmente duro con Rajoy en el fondo de las propuestas, en el tono, en la cr¨ªtica de la gesti¨®n del PP y dando a entender que la gran coalici¨®n de que habl¨® el presidente del Gobierno en funciones es imposible.

El tono entre ambos aleja la posibilidad de ese acuerdo, proscrito adem¨¢s por el Comit¨¦ Federal del PSOE. "Los espa?oles no se merecen que usted sea presidente del Gobierno, porque lidera un partido en b".

Rajoy le volvi¨® a despreciar asegurando que lo mejor para Espa?a es que S¨¢nchez no sea presidente. Es decir, no parece viable un acuerdo entre ambos que, adem¨¢s, estar¨ªa condicionado al pacto Rajoy-Rivera, que ser¨ªa problem¨¢tico seg¨²n se vio en el debate.

"Al Gobierno se viene aprendido, no a hacer pr¨¢cticas", asegur¨® Rajoy para dar a entender su profunda molestia con la actitud de sus tres oponentes.

La otra opci¨®n de pacto viable, seg¨²n las encuestas, es el de la izquierda, es decir, entre PSOE y Podemos o viceversa. En este punto lo ¨²nico que sali¨® es el compromiso de Iglesias de que se produzca ese pacto con el que tenga m¨¢s votos como presidente. Iglesias, en este caso, jug¨® con la previsi¨®n de que se produzca el sorpasso y con un tono conciliador hacia su posible compa?ero de acuerdo. Solo hizo alguna cr¨ªtica, casi con disculpa incluida, sobre las puertas giratorias de socialistas.

Por ejemplo, Iglesias alab¨® en varias ocasiones propuestas concretas de los socialistas y le dijo expresamente: "Se equivoca de adversario, despu¨¦s del 26 tendr¨¢ que elegir entre el PP o nosotros. Y, si usted tiene m¨¢s votos, volver¨¦ a proponerle un Gobierno". Su l¨ªnea argumental era, precisamente, la de situar al PSOE en la perspectiva de tener que elegir entre pactar con Podemos o permitir que siga gobernando el PP.

Es decir, la trampa de Iglesias a S¨¢nchez es la de tener que elegir entre su izquierda y su derecha y as¨ª dar impresi¨®n al electorado de que la ¨²nica forma de desalojar al PP es votar a Podemos.

En este caso, S¨¢nchez no se pronunci¨® en esa alternativa, pero lo que s¨ª hizo fue atacar con dureza a Iglesias, sobre todo por lo que ocurri¨® en los meses de legislatura frustrada: la falta de conexi¨®n entre PSOE y Podemos y las dificultades para ese pacto. El socialista no atisb¨® la posibilidad de abstenerse para que gobierne el PP, porque eso, adem¨¢s, exigir¨ªa un acuerdo de los populares con Ciudadanos y quiz¨¢s la retirada de Rajoy, condiciones imposibles hoy seg¨²n se vio en el debate.

Adem¨¢s, fue llamativa la falta de cr¨ªticas o reproches entre S¨¢nchez y Rivera. Fueron los ¨²nicos que ni se tocaron, lo que da a entender que, aunque no est¨¦ formalmente en vigor el pacto entre ambos, s¨ª hay una inclinaci¨®n por mantenerlo y ya se ha demostrado que el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos es incompatible con los otros dos partidos y es casi imposible que aritm¨¦ticamente sumen para una investidura.

Los tres rechazaron las terceras elecciones con el mismo entusiasmo con el que rechazaban en enero la repetici¨®n que se producir¨¢ ahora. Pero o uno de ellos sale de su carril y se desdice de lo expresado en el debate o volver¨¢ a ser imposible formar Gobierno.