Los gases de efecto invernadero, un problema pendiente y urgente

Bertrand Piccard est¨¢ cruzando el Atl¨¢ntico. Lo hace a bordo de un avi¨®n, el Solar Impulse 2, que se mueve gracias a la energ¨ªa solar y que est¨¢ previsto que aterrice en Sevilla el 23 de junio. Algo parece estar cambiando en el mundo. Si los compromisos internacionales, como los cerrados en la Cumbre del Clima de Par¨ªs de diciembre, se cumplen estar¨ªamos ante el inicio de una nueva era energ¨¦tica que supondr¨¢ el abandono de las fuentes sucias, las que emiten los gases de efecto invernadero.

La Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA) acaba de publicar el inventario de emisiones de la Uni¨®n Europea. En conjunto, los 27 se mueven en la direcci¨®n correcta. En 2014, el ¨²ltimo a?o del que se disponen datos ya cerrados, las emisiones cayeron un 4,1% respecto al ejercicio anterior. Si se compara la evoluci¨®n desde 1990, el a?o que se toma como referencia en la lucha contra el cambio clim¨¢tico, la bajada es mucho mayor: un 24,4%. En todo el planeta se est¨¢ produciendo un movimiento que muchos analistas consideran clave: la econom¨ªa global ha seguido creciendo en los dos ¨²ltimos a?os y las emisiones se han estancado. Es decir, se empieza a apreciar que crecimiento y emisiones se han desligado.

Pero, ?qu¨¦ est¨¢ ocurriendo en Espa?a? Los datos no apuntan ni mucho menos hacia esa disociaci¨®n. Al contrario. Lo explica el especialista Javier Garc¨ªa Breva, que acaba de publicar el informe Acuerdo de Par¨ªs 2015: repercusi¨®n en la pol¨ªtica energ¨¦tica espa?ola: "En Espa?a no se ha desconectado el crecimiento econ¨®mico de las emisiones. Cuando el PIB empez¨® bajar en 2008, las emisiones bajaron. Pero en los dos ¨²ltimos a?os PIB y emisiones han crecido. Las pol¨ªticas desde 2008 han ignorado el CO2".

Los datos avalan esa interpretaci¨®n. Mientras que el CO2 cay¨® en 2014 ese 4,1% en el conjunto de la UE, en Espa?a creci¨® un 0,5%, seg¨²n la EEA. Si se toma como referencia el per¨ªodo 1990-2014, las emisiones han aumentado en Espa?a un 15%, mientras que en Europa han bajado un 24,4%. Espa?a es el cuarto pa¨ªs europeo en el que m¨¢s aument¨® el CO2 en 2014. "Tenemos una pol¨ªtica energ¨¦tica que favorece las emisiones", concluye Garc¨ªa Breva.

Otro dato apunta tambi¨¦n a esta tendencia: en 2015 el uso del carb¨®n para producir electricidad en las centrales espa?olas creci¨® un 23% respecto a 2014. Es la fuente de generaci¨®n de energ¨ªa m¨¢s sucia.

Garc¨ªa Breva habla de un per¨ªodo de "autocomplacencia" en Espa?a para referirse a los cuatro ¨²ltimos a?os en los que ha gobernado el PP. Cuando los populares llegaron al Ejecutivo, hab¨ªa un grave problema de d¨¦ficit de tarifa y apuntaron a las renovables como las culpables. Se par¨® en seco la instalaci¨®n de nueva potencia de e¨®lica y solar.

Espa?a vivi¨® un boom de las de renovables unos a?os antes. Y se puso a la cabeza de Europa en e¨®lica. Luego, vino la nada. Bruselas ya ha advertido al Gobierno de que est¨¢ en riesgo de incumplir sus compromisos comunitarios: que el 20% del consumo final de toda la energ¨ªa del pa¨ªs proceda de fuentes limpias en 2020 (ese porcentaje estaba en 2014 en el 15,8%). Se espera que esos compromisos se endurezcan a¨²n m¨¢s para 2030, cuando los acuerdos de Par¨ªs obligan a Europa a recortar un 40% sus emisiones respecto a 1990.

Ninguno de los grandes partidos se atreve a ir contracorriente. Hablan en sus programas de caminar hacia un sistema libre de emisiones. Pero esos objetivos son a largo plazo. Y, cuando deben bajar al detalle, entran en contradicci¨®n. Por ejemplo, con las muestras de apoyo al carb¨®n nacional, que corre el riesgo de desaparecer si Espa?a cumple con las normas europeas que obligan al cierre de las minas no rentables antes de que acabe 2018.

Dise?ar un sistema s¨®lido de generaci¨®n de energ¨ªa con fuentes limpias es imprescindible. Para las emisiones presentes y futuras. El siguiente gran salto se espera en el sector del transporte. En este caso, Espa?a est¨¢ igual de retrasada que el resto del mundo, donde no termina de generalizarse el uso del coche el¨¦ctrico. Si finalmente ocurre esa transici¨®n, como prev¨¦n muchos analistas, ser¨¢ imprescindible que el sector de la producci¨®n el¨¦ctrica sea ya limpio. Si no, simplemente se sustituir¨ªa una fuente energ¨¦tica sucia por otra, el petr¨®leo por el carb¨®n.

La expresi¨®n ¡°pacto de Estado¡± est¨¢ tan desgastada que ya no significa nada. Pero es lo que reclaman en el sector. Un pacto entre los grandes partidos para que se dibuje la ruta a seguir en las pr¨®ximas d¨¦cadas y se eviten los vaivenes en la pol¨ªtica energ¨¦tica. Casi un imposible: que los partidos piensen m¨¢s all¨¢ de cuatro a?os.