De Mar¨ªa a Maryam: as¨ª se convirti¨® al islam una espa?ola de 29 a?os
Hace solo unos d¨ªas que esta joven madrile?a, cristiana no practicante, abraz¨® una nueva fe. Su novio es musulm¨¢n y ella llevaba a?os practicando el Ramad¨¢n: "No lo he hecho por amor; lo he hecho por m¨ª"
El d¨ªa que en el m¨®vil de Maryam son¨® la adhan (llamada a la oraci¨®n en el islam) su familia dio un brinco. "Se les par¨® el coraz¨®n, porque nunca les he dicho directamente: 'Pap¨¢, mam¨¢, soy musulmana'", explica. Lo es oficialmente desde hace solo unos d¨ªas.
Ella creci¨® en un hogar cristiano no practicante, en el municipio madrile?o de Fuenlabrada. Fue bautizada como Mar¨ªa e hizo la comuni¨®n, pero no recuerda haber ido ning¨²n otro domingo a misa. A sus 29 a?os, acaba de abrazar el islam, una conversi¨®n que describe como "progresiva". Con 19 a?os, su novio ¡ªde origen marroqu¨ª¡ª le regal¨® el libro que lo cambi¨® todo: "No era el Cor¨¢n, se llamaba El Islam a secas, lo vend¨ªan en la Feria del Libro. Algo de ¨¦l me sedujo y empec¨¦ a sentir curiosidad, pero no me hizo creer de golpe", recuerda. Continu¨® ampliando conocimientos con la lectura durante a?os. Primero la biograf¨ªa del profeta, el tafsir (interpretaci¨®n del Cor¨¢n), documentales y finalmente el libro sagrado.
"Tuve una infancia y adolescencia de lo m¨¢s normal, cuando ten¨ªa 17 o 18 a?os estaba todo el d¨ªa fuera de casa con mis amigas", explica, deslizando inconscientemente la mano sobre el labio, donde asoma la cicatriz de un piercing. El progresivo conocimiento de la religi¨®n fue introduciendo tambi¨¦n cambios en sus costumbres. Nunca se lo ocult¨® a sus padres, pero tampoco se lo explicit¨®. Ansiaba que lo descubrieran de manera "natural", suavizar el impacto y la digesti¨®n. Les present¨® a su novio y fue depositando peque?os guijarros en el camino. "Recados", los llama ella. "Dejaba los libros sobre el islam a la vista, o cuadernos. Fueron notando que cambiaba, que estaba m¨¢s en casa, o que no bajaba tanto a la piscina como antes", enumera.
Cuando habla de ellos, levanta un muro invisible. Quiere protegerles, porque reconoce que a¨²n tiene miedo. "No a su reacci¨®n, porque vivimos juntos y han visto que solo supone cosas buenas para m¨ª. Que no bebo, no fumo, no tomo drogas. Que voy de mi casa al trabajo y tengo una vida tranquila y sana. Pero no quiero presionarlos ni que se sientan mal, porque es algo delicado", anticipa. Maryam tiene miedo al miedo. Al miedo que se despertar¨¢ en el c¨ªrculo m¨¢s all¨¢ de sus progenitores y hermanos: "S¨¦ c¨®mo funcionan las cosas, c¨®mo es la sociedad. S¨¦ que el d¨ªa que baje con mis padres a la calle con el hiyab y nos vea un amigo, no va a ser f¨¢cil. La gente cuando ve a un converso, piensa: '?En qu¨¦ habr¨¢n fallado sus padres?' Es lo que intento evitarles, no quiero que sufran", afirma.
Por eso gestiona su conversi¨®n a dos velocidades, conjugando la tradici¨®n heredada y el credo descubierto. Sin urgencias. No cubre su cabeza en casa ¡ªno es preceptivo¡ª, pero tampoco cuando sale a la calle con su familia. "Han visto los pa?uelos y las abayas (t¨²nicas largas), pero nunca a m¨ª vestida as¨ª. Si Al¨¢ me lo permite, me queda mucho tiempo aqu¨ª, as¨ª que mejor que sea poco a poco". Sabe que est¨¢ postergando la conversaci¨®n, pero se siente respaldada. Y respetada: "Hace tiempo que cuando mi madre cocina con cerdo, lo separa de mi comida. Cuando pintamos la casa y perd¨ª el Cor¨¢n, que lleva siete a?os conmigo, todos me ayudaron a buscarlo. No he dicho abiertamente que soy musulmana, pero tampoco ha hecho falta", aclara. "Estoy convencida de que ellos tienen un mont¨®n de dudas y de preguntas, pero considero que todav¨ªa no es el momento".
Aunque a¨²n no hab¨ªa celebrado su ceremonia de conversi¨®n, Maryam ha practicado el ayuno en el Ramad¨¢n los tres ¨²ltimos a?os. Acud¨ªa a la mezquita de la M-30, su preferida, o a casa de la familia de su novio donde despu¨¦s festejaban el iftar (comida que rompe el ayuno en Ramad¨¢n). Pero este a?o algo volvi¨® a cambiar. "El lunes pasado me levant¨¦ y me dije que no pod¨ªa pasar un segundo m¨¢s sin hacerme musulmana. Me vi con el conocimiento suficiente para dar el paso, ya hab¨ªan pasado muchos a?os", explica. Avis¨® a sus amigas m¨¢s ¨ªntimas y a su pareja, y les pidi¨® que acudieran a la mezquita del centro isl¨¢mico Al Sunna de Fuenlabrada. All¨ª celebr¨® su shahada, donde enunci¨® los preceptos del islam frente a un imam.
"Pronunci¨¦ muy mal en ¨¢rabe; estaba muy nerviosa porque llevaba mucho tiempo queriendo hacerlo; me entr¨® la lloriquera y no sab¨ªa ni por d¨®nde iba", recuerda sonriente. "Fue muy emocionante, me sent¨ª en paz. Puedes hacerlo sola en privado o con m¨¢s gente, yo decid¨ª hacerlo as¨ª porque es algo bueno para la comunidad", explica.
Planea casarse con su novio, pero separa ambos temas. "S¨¦ que el 99% de la gente pensar¨¢ que me he convertido por amor, que esto es por un chico", concede. Niega que sea as¨ª: "?l ser¨ªa el primero que no me habr¨ªa permitido hacerlo por eso, no tiene que ser obligatorio, tiene que salir del coraz¨®n. No me habr¨ªa permitido hacer la shahada por ¨¦l, porque ser¨ªa injusto para ambos". A?ade que, si el matrimonio no funcionara, ella continuar¨ªa su camino como musulmana. "No me he convertido por amor, me he convertido por m¨ª. Esto es verdadero. Es real. No es que un d¨ªa me levantase y dijese 'creo'; es algo que he adquirido por m¨ª misma", remarca.?
Cada vez que pronuncia la palabra "respeto", Maryam extiende las palmas de las manos y suaviza la voz. "La gente puede pensar lo que quiera, que me han comido la cabeza o que lo hago por mi pareja. Es l¨ªcito que piensen as¨ª, aunque est¨¦n equivocados, yo no les juzgo", advierte. En su trabajo secundan esa opini¨®n. Lleva ocho a?os en una franquicia de comida r¨¢pida, donde tampoco usa el hiyab. Dice que no le ha hecho falta preguntar si ser¨ªa posible, porque se figura la negativa. "Con la gente del trabajo es con la que menos me ha costado contar mi conversi¨®n, porque es la que menos me importa que me juzgue, me quieren como soy", subraya.
Como la mayor¨ªa de musulmanes, Maryam considera que la sociedad espa?ola a¨²n alberga prejuicios y equ¨ªvocos respecto a su religi¨®n. En parte, culpa a los medios de comunicaci¨®n de la distorsi¨®n, porque cree que focalizan lo negativo. Se entristece hablando de Siria o los atentados de Bruselas, y pronuncia con una mueca "Estado Isl¨¢mico". "Se confunde religi¨®n con cultura. Es verdad que hay pa¨ªses musulmanes donde los maltratos a las mujeres salen impunes, pero eso no es l¨ªcito en el islam. No es la religi¨®n la que lo provoca, son las personas y su falta de educaci¨®n", defiende. Afirma que se siente m¨¢s valorada como mujer ahora, que en su vida anterior: "?Machista el islam? ?Pero si tiene una sura entera dedicada a las mujeres! Bajo los pies de una madre est¨¢ el para¨ªso", enuncia, citando una de las aleyas (vers¨ªculos) del Cor¨¢n.?
Maryam trata de espantar tambi¨¦n el fantasma del sometimiento. Uno de los motivos que la ha llevado a convertirse es que no se siente limitada, ni constre?ida: "Si yo no pudiese trabajar o no pudiese salir un d¨ªa a ver a una amiga, o si me prohibiera cosas que quiero hacer, como los pa¨ªses en los que no se permite conducir, no me habr¨ªa convertido. No ser¨ªa tan est¨²pida", enfatiza. Enumera los cambios que ha experimentado: se siente m¨¢s feliz, m¨¢s plena, con una vida "m¨¢s equilibrada". "Me pongo el pa?uelo cuando salgo de casa y me subo en el coche, y me siento libre. F¨ªjate qu¨¦ cosa m¨¢s curiosa: cuando me lo pongo y siento que nadie me mira, nadie me molesta, para mi es libertad. Poder vestirme como quiera, tap¨¢ndome", reflexiona en alto. Lo compara con las chicas que escogen llevar un short: "Piensan que no tiene nada de malo llevarlo, para m¨ª cubrirme tampoco. No hago da?o a nadie, es algo para mi bienestar y es positivo para m¨ª", subraya.
Maryam sabe cu¨¢ndo sinti¨® la primera punzada de fe. Si se le pregunta, puede precisar en qu¨¦ momento supo que, como reza el Cor¨¢n, ella hab¨ªa nacido musulmana y solo ten¨ªa que reencontrarse con Al¨¢. Anticipa lo que pensar¨¢n de ella, y se encomienda al futuro repitiendo?"inshallah"?(ojal¨¢). Quiere seguir estudiando ¨¢rabe y aligerar los miedos de su familia. Pero no recuerda cu¨¢ndo dej¨® de ser Mar¨ªa para convertirse en Maryam: "Era m¨¢s sencillo de pronunciar para gente musulmana, y me empezaron a llamar as¨ª", explica. Los conversos no est¨¢n obligados a cambiar su nombre anterior, siempre y cuando no entre en conflicto con el islam. El suyo no lo hace. Ahora trata de conjugar su herencia y su elecci¨®n, el hiyab y la cabeza descubierta. Es Maryam, pero tambi¨¦n Mar¨ªa.
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