La difusa l¨ªnea judicial del odio en Internet
Las manifestaciones de odio en las redes sociales reabren el debate sobre los l¨ªmites que el C¨®digo Penal plantea a la libertad de expresi¨®n y de opini¨®n
Los juzgados y tribunales espa?oles asisten en los ¨²ltimos a?os a una avalancha de causas por delitos relacionados con la libertad de expresi¨®n. Gran parte de estas investigaciones tienen que ver con manifestaciones de odio, de enaltecimiento del terrorismo y de humillaci¨®n a las v¨ªctimas proferidas a trav¨¦s de las redes sociales, casi siempre Twitter. La decisi¨®n de la fiscal¨ªa de investigar los insultos digitales al fallecido matador de toros V¨ªctor Barrio es el ¨²ltimo ejemplo.
Causas conocidas como del cantante C¨¦sar Strawberry, juzgado ayer, o el concejal de Ahora Madrid Guillermo Zapata, que se sentar¨¢ en el banquillo en los pr¨®ximos meses por sus tuits ofensivos con las v¨ªctimas de ETA son solo una peque?a muestra de los juicios por enaltecimiento del terrorismo que casi todas las semanas se celebran en la Audiencia Nacional.
La aplicaci¨®n del delito de enaltecimiento del terrorismo, regulado en el art¨ªculo 578 del C¨®digo Penal, ha generado no pocas controversias en el seno de la Audiencia. La ¨²ltima de ellas se ha visto esta misma semana con la reapertura por tercera vez de la causa contra Guillermo Zapata por un tuit de 2011 en el que dec¨ªa: ¡°Han tenido que cerrar el cementerio de las ni?as de Alc¨¤sser para que no vaya Irene Villa a por repuestos¡±.
Los jueces Enrique L¨®pez y Concepci¨®n Espejel ¡ªde talante conservador y pr¨®ximos al PP¡ª aplicaron su mayor¨ªa en la Secci¨®n Segunda de lo Penal para llevar a juicio a Zapata, contra el criterio de la fiscal¨ªa y del juez instructor del caso Santiago Pedraz, que, tras tomar declaraci¨®n al imputado, acept¨® su tesis de que public¨® el tuit en medio de un debate sobre los l¨ªmites de la libertad de expresi¨®n.
Frente a L¨®pez y Espejel, el tercer miembro del tribunal, el progresista Jos¨¦ Ricardo de Prada, emiti¨® un voto particular en el que defend¨ªa que la frase de Zapata no puede ser considerada fuera de su contexto y que llevar a juicio al edil no es sino ¡°la criminalizaci¨®n de la opini¨®n y de la expresi¨®n¡±.
El portavoz de Jueces para la Democracia, I?aki Gonz¨¢lez, considera que las penas previstas para enaltecimiento del terrorismo, de hasta tres a?os de prisi¨®n, son ¡°desproporcionadas a la gravedad del delito¡±. El portavoz progresista constata que mientras los delitos de terrorismo se han reducido considerablemente, con el final de ETA, los delitos de expresi¨®n y enaltecimiento ¡°crecen exponencialmente¡±. Gonz¨¢lez considera que en los ¨²ltimos tiempos, con las reformas de la Ley de Seguridad Ciudadana y del C¨®digo Penal, se ha producido una ¡°merma en la libertad de expresi¨®n¡±. ¡°La gente va a pens¨¢rselo muchas veces a la hora de expresar en tuits cosas que pueden ser un desprop¨®sito pero que no tienen por qu¨¦ ser actos penalizados¡±.
En la conservadora Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura (APM), su portavoz, Celso Rodr¨ªguez Padr¨®n, recuerda que ¡°bajo la libertad de expresi¨®n, derecho fundamental, no cabe absolutamente todo¡±. No obstante, el magistrado afirma que los delitos de injuria ¡ªque se investigan a instancia del ofendido y que no suelen prosperar¡ª y los de enaltecimiento del terrorismo no responden a plantillas y a l¨ªmites abstractos y deben individualizarse caso por caso.
¡°El Tribunal Constitucional no admite el derecho al insulto. Cuando los personajes son p¨²blicos los l¨ªmites sufren algunas matizaciones pero la idea fundamental que rige la delimitaci¨®n de la libertad de expresi¨®n viene a ser que no ampara absolutamente cualquier manifestaci¨®n o juicio de valor¡±, afirma Rodr¨ªguez Padr¨®n.
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Buena parte de los delitos de enaltecimiento del terrorismo en las redes sociales, tanto en su variante de apolog¨ªa de bandas armadas como en la de humillaci¨®n a las v¨ªctimas, acaban con una sentencia pactada entre la fiscal¨ªa y el acusado, que admite los delitos a cambio de una pena que le evita entrar en prisi¨®n. Por esta raz¨®n son muy raros los casos que acaban llegando al Tribunal Supremo.
El ¨²nico ejemplo hasta ahora es el del rapero Pablo Hasel, que en febrero de 2015 vio c¨®mo el alto tribunal confirmaba la pena de dos a?os de prisi¨®n que le impuso la Audiencia Nacional por una serie de canciones con frases como ¡°ojal¨¢ vuelvan los Grapo y te pongan de rodillas¡± o ¡°pienso en balas que nucas de jueces nazis alcancen¡±. El alto tribunal estableci¨® en aquella sentencia que el ¡°discurso del odio¡± no est¨¢ protegido por la libertad de expresi¨®n ideol¨®gica.
¡°No se criminaliza el sentimiento del odio, que como tal en tanto permanezca oculto en el interior del ser humano que fuera de la respuesta penal porque los pensamientos no delinquen, sino que lo que se criminaliza son hechos externos que ensalzan tal odio¡±, establec¨ªa el Supremo en aquella sentencia.
La Fiscal¨ªa de la Audiencia Nacional, muy combativa contra estos delitos, modul¨®, no obstante, su dureza tras el episodio de los titiriteros. Despu¨¦s de que en febrero el encarcelamiento de dos artistas de gui?ol por un cartel de una marioneta con la leyenda ¡°Gora Alka-Eta¡± levantara una ola de indignaci¨®n internacional, la fiscal¨ªa ha adoptado una posici¨®n menos severa, llegando incluso a pedir el archivo de la causa contra Zapata.
Joan Queralt, catedr¨¢tico de Derecho Penal de la Universidad de Barcelona, afirma que no existe el derecho a no ser ofendido¡± y sit¨²a su l¨ªmite ideal a la libertad de expresi¨®n en ¡°todo aquello que incite a la violencia concreta¡±. Fuera de eso, afirma, todo deber¨ªa estar permitido. ¡°Por meterse con un torero quieren meter a gente en la c¨¢rcel. En toda la guerra de Irak no se abri¨® un solo proceso por libertad de expresi¨®n y a Bush le dijeron de todo. Tenemos una libertad de expresi¨®n que es coherente con la baja calidad de la democracia¡±, sostiene.
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