Juan Luis Cebri¨¢n: ¡°El periodismo est¨¢ dentro y fuera del palacio¡±
El presidente ejecutivo de PRISA y fundador de EL PA?S revela un cap¨ªtulo de sus memorias en el que relata el secuestro del presidente del Consejo de Estado, Antonio Mar¨ªa de Oriol, en 1976
En diciembre de 1976 una llamada a la redacci¨®n de EL PA?S reivindic¨®, en nombre de los GRAPO, el secuestro del presidente del Consejo de Estado, Antonio Mar¨ªa de Oriol. La periodista Soledad ?lvarez Coto recogi¨® aquella llamada en la que, sorpresivamente, crey¨® reconocer al otro lado a uno de sus compa?eros de la Escuela de Periodismo, P¨ªo Moa. La conversaci¨®n telef¨®nica avisaba del lugar en el que estaba depositada una nota manuscrita, que recogi¨® otro redactor, en la que se reclamaba la autor¨ªa del secuestro y se ped¨ªa la liberaci¨®n de varios presos pol¨ªticos. A partir de esos avisos se inici¨® una sucesi¨®n de recados de los captores a EL PA?S, hasta el punto de que el peri¨®dico "se convirti¨® casi el ¨²nico v¨ªnculo con los secuestradores".
El diario se encontr¨® en "el n¨²cleo de la noticia" y con ¨¦l su director, el presidente del Grupo PRISA, Juan Luis Cebri¨¢n, quien ha dedicado a ese episodio que ejemplifica la compleja relaci¨®n entre periodismo y poder un cap¨ªtulo del primer tomo de sus memorias, que ser¨¢ publicado a finales de este a?o. Cebri¨¢n ha le¨ªdo el relato, con ritmo y atm¨®sfera de novela negra ¡ªaunque nada sea ficci¨®n¡ª en la clausura del curso Medios de comunicaci¨®n, pol¨ªtica y poder, celebrado en la Universidad Complutense en la sede de El Escorial (Madrid), donde ha concluido: "El periodismo est¨¢ dentro y fuera del palacio", esto es, del poder.
El director del peri¨®dico se vio obligado entonces a colaborar con la polic¨ªa en una investigaci¨®n en la que ¨¦l mismo y sus periodistas sab¨ªan m¨¢s que las fuerzas de seguridad, y con la sospecha de que el proceso "parec¨ªa estar dise?ado por alguien para desestabilizar el proceso democr¨¢tico". "Pero el Gobierno continuaba a ciegas y nos necesitaba", ha relatado Cebri¨¢n, que asumi¨® la colaboraci¨®n con la condici¨®n de que el ¨²nico interlocutor fuera ¨¦l, y no sus redactores. En el transcurso de los dos meses de cautiverio de Oriol hasta que fue liberado, los tel¨¦fonos del diario fueron intervenidos, cinco militares ocuparon una habitaci¨®n contigua a la del director del peri¨®dico, la redacci¨®n fue sometida a vigilancia, algunos de sus redactores fueron retenidos, golpeados y amenazados por la polic¨ªa, y el director sufri¨® un registro en el que arrasaron su casa en aplicaci¨®n de la ley antiterrorista, porque dijeron sospechar que el reh¨¦n se encontraba en su domicilio.
"Llegamos a publicar un editorial con un mensaje en clave de los terroristas, tal y como ellos demandaron", ha contado Cebri¨¢n, al frente del diario en un periodo hist¨®rico convulso, entre mayo de 1976 hasta noviembre de 1988. El relato que hace el fundador del peri¨®dico revela que EL PA?S desempe?¨® un papel esencial en la compleja llegada de la democracia, y como tal fue hostigado. "Hab¨ªa una conspiraci¨®n en regla contra el proceso democr¨¢tico de los militares y la polic¨ªa franquista", ha recordado Cebri¨¢n. "La prensa jug¨® un papel relevante y los peri¨®dicos como EL PA?S fueron perseguidos", ha se?alado. Por ese motivo el periodismo est¨¢ "dentro y fuera del palacio", considera Cebri¨¢n, porque forma parte fundamental del sistema y se entremezcla con el poder.
El fundador de EL PA?S ha querido revelar esos episodios vividos en primera persona "para acabar con el hero¨ªsmo de los periodistas" ¡ªa pesar de que, parad¨®jicamente, lo que describe revela un alto grado de coraje y arrojo de los implicados¡ª pero tambi¨¦n para dar cuenta de las "conexiones contradictorias entre el poder y el periodismo". M¨¢xime durante la Transici¨®n, que no fue un proceso "sin traumas, sino que tuvo muchos muertos y violencia m¨¢s o menos soterrada".
Precisamente por esa complejidad hist¨®rica y por el importante logro democr¨¢tico preocupa a Cebri¨¢n quienes tratan ahora de hacer una revisi¨®n de la Transici¨®n, "desde la manipulaci¨®n o la ignorancia". "Contar la Transici¨®n como una historia de buenos y malos es de una falta de rigor importante", se ha quejado, a pesar de reconocer que el proceso tambi¨¦n cosech¨® errores ¡ª"se hizo lo que se pudo"¡ª entre los que ha citado que los alcaldes no decretaran el desenterramiento de las fosas comunes ilegales. Con el poso de su relato de periodismo y poder en el final de la dictadura, el fundador de EL PA?S ha dejado una reflexi¨®n: "Este olvido de la reconciliaci¨®n entre espa?oles pone de relieve el olvido hist¨®rico de lo que ha sido este pa¨ªs".
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