El surf quiere m¨¢s playa
El auge del deporte acu¨¢tico en San Sebasti¨¢n tensa la convivencia con los ba?istas en La Zurriola
San Sebasti¨¢n est¨¢ subida en la ola del surf, hasta el punto de que una de sus playas, La Zurriola, se ha convertido en un enjambre de tablas, tablones, corchos, planchas que se emplean para cabalgar sobre el agua. ¡°La playa ya no da m¨¢s de s¨ª, hemos llegado al pico¡±, asegura Ibon Larumbe, director de la academia de surf Bluemotion. A diario, luzca el sol o bajo el chirimiri, cientos de practicantes de este deporte acu¨¢tico se lanzan al mar a por la ola perfecta. Se calcula que entre aprendices y expertos siempre hay dentro el agua m¨¢s de 300 surfistas, a los que solo se les permite utilizar unas zonas acotadas del arenal, porque el resto est¨¢ reservado para ba?istas. Y la convivencia entre unos y otros no siempre es pac¨ªfica.
El Ayuntamiento donostiarra se ha visto obligado a parcelar La Zurriola y delimitar mediante banderines cuatro ¨¢reas ¡ªba?o, escuelas de surf, ba?o y surf libre¡ª a lo largo de los 800 metros del arenal. Las autoridades municipales est¨¢n muy vigilantes para evitar colisiones entre ba?istas y surfistas. El incumplimiento de la ordenanza acarrea sanciones que van desde los 200 euros por una falta leve a 500 euros si es grave. ¡°Hay mucha tensi¨®n¡±, reconoce un socorrista, por la aglomeraci¨®n de usuarios los d¨ªas de buen tiempo. Los buscadores de olas y de sol no est¨¢n conformes con el reparto, todos quieren m¨¢s metros de playa.
La Zurriola, como se conoce hoy, solo tiene 21 a?os. Hasta 1995 era la playa de Gros, tambi¨¦n con raigambre surfera, pero mucho m¨¢s peque?a. Ese a?o culmin¨® su ampliaci¨®n hasta la desembocadura del r¨ªo Urumea tras depositar un mill¨®n de toneladas de arena dorada y una inversi¨®n p¨²blica de 15 millones de euros. Hoy es uno de los santuarios de los surfistas. ¡°Vienen australianos en la semana de sanfermines, muchos italianos durante la Semana Grande, y alemanes, americanos y franceses a lo largo de todo el verano¡±, asegura Larumbe.
No es una playa con olas de una calidad excepcional, como en Mundaka, Zarautz o Biarritz, apunta Mikel Gastearena, uno de los directores de la escuela de surf Zurriola, pero estas llegan ¡°con mucha frecuencia y con la altura suficiente para ejecutar todo tipo de maniobras¡±.
El surf es uno de los motores econ¨®micos m¨¢s pujantes de San Sebasti¨¢n. Factura 13,7 millones al a?o y emplea a 216 personas, seg¨²n datos del cluster Surfcity Donosti, que agrupa a 45 empresas, entre escuelas, tiendas, fabricantes, agencias de viaje o ingenier¨ªas. El 5% de los visitantes llegan atra¨ªdos por este deporte.
La aparici¨®n de piedras en la playa Ondarreta, que hacen muy molesto el ba?o, y la ocultaci¨®n casi completa de La Concha cuando sube la marea han empujado a muchos ba?istas hasta La Zurriola. Aqu¨ª hay espacio de sobra para extender la toalla, pero escasea para darse un chapuz¨®n. Los d¨ªas de gran concurrencia es cuando surge la tensi¨®n, porque ¡°todos quieren m¨¢s espacio en el agua¡±, comenta Alfonso Gurpegui, concejal responsable de Espacios P¨²blicos de San Sebasti¨¢n. ¡°El surf es una actividad muy importante para la ciudad, por el impulso econ¨®mico y el atractivo tur¨ªstico que genera. El Ayuntamiento ha autorizado a ocho escuelas de surf para que impartan clases en un ¨¢rea delimitada de la playa y permite la pr¨¢ctica libre en otra zona fuera del horario de ba?o. Pero la prioridad es el ba?ista y los clubes deben respetar los horarios y los espacios que le corresponde a cada uno¡±, a?ade.
Hasta ahora, no ha habido incidentes, coinciden las partes implicadas, aunque s¨ª protestas y quejas de unos y otros. El Servicio de Salvamento y Socorrismo de la Cruz Roja se encarga de hacer cumplir las normas, se?alizar las zonas en funci¨®n del oleaje y las corrientes y, muchas veces, mediar entre todos. ¡°Nunca se consigue el gusto de todos, pero mayoritariamente lo respetan¡±, dice Mikel Yanci, responsable de la Cruz Roja en La Zurriola.
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