Pepinos de mar como hach¨ªs
El inter¨¦s del mercado chino por las holoturias esquilma las costas gaditanas y origina tramas de tr¨¢fico ilegal hasta China, donde se llega a pagar entre 500 y 1.500 euros por kilo
Viento de levante en calma, el mar est¨¢ cristalino. En la playa gaditana de la Cortadura, hoy cuesta abrirse hueco. Desde el roqueo de la zona de Santib¨¢?ez, tres j¨®venes pertrechados con equipos de buceo se dirigen a la orilla con la manifiesta intenci¨®n de estar haciendo algo ilegal. A la carrera, van y vienen cargados con espuertas. M¨¢s de un ba?ista se aparta creyendo que llevan fardos de hach¨ªs. Pero un ciudadano an¨®nimo da con la clave y llama al 092. Solicita que la polic¨ªa se persone para frustrar la pesca ilegal de holoturias, el equinodermo que llena las capachas de los furtivos. Tres agentes de la Polic¨ªa Local se personan en la zona y ponen fin a la intentona. Les decomisan cuatro espuertas con 200 kilos de una especie conocida en C¨¢diz como pepino o carajo de mar. Es la ¨²ltima actuaci¨®n contra la pesca ilegal de este animal, pero en lo que va de a?o los agentes municipales ya han decomisado una tonelada y media.
La especie no es desconocida para el gaditano, habita estas costas desde hace millones de a?os. Su sobrenombre sexual le viene por su cuerpo vermiforme y alargado. No pica, aparentemente no se mueve ni se defiende. La holothuroidea se limita a vivir en las costas, dej¨¢ndose llevar por la marea, filtrando las aguas. Hasta hace tres a?os, el ¨²nico uso que pod¨ªa tener para la gente del mar en la zona era emplearlo como carnada de pesca. Hasta que se corri¨® la voz de que es un apreciad¨ªsimo manjar en China, donde le atribuyen capacidades terap¨¦uticas y afrodis¨ªacas. Hoy, ya cuesta encontrarlo en playas tan populares como La Caleta, la pesca ilegal los est¨¢ esquilmando desaforadamente. Ernesto P¨¦rez, oficial del grupo de Servicios Especiales de la Polic¨ªa Local, se muestra preocupado: ¡°Si seguimos a este ritmo de capturas, de aqu¨ª a un a?o va a costar ver alguno, se est¨¢ haciendo peligrar la especie¡±.
P¨¦rez es uno de los agentes implicados en la lucha contra la captura ilegal del pepino de mar. La Junta de Andaluc¨ªa y el Seprona de la Guardia Civil completan el equipo. Al otro lado, ya hay una trama establecida que va desde el que los pesca o marisquea hasta llegar a China, consumidor final del producto. En lo que va de a?o, la Consejer¨ªa de Agricultura y Pesca ya ha tramitado 69 expedientes sancionadores en las costas de C¨¢diz y M¨¢laga, la mayor¨ªa de estas multas recaen en el furtivo.
Precios ¡°de espanto¡±
Jos¨¦ (nombre ficticio) es uno de ellos, se anuncia en Internet para llamar la atenci¨®n de compradores chinos establecidos en C¨¢diz. ¡°Ya cojo pocos porque la cosa se ha puesto muy mal con las multas. En la misma playa los entrego a una persona que me paga la espuerta al momento¡±, explica. Prefiere no decir cu¨¢nto le dan: ¡°Es bastante porque yo no me la juego por poco dinero. Yo soy el m¨¢s bajo de la cadena, imagino que el precio en China ser¨¢ un espanto¡±.
?Los intermediarios suelen pagar a furtivos como Jos¨¦ unos 70 euros por la capacha, seg¨²n reconoce el polic¨ªa local. A su vez, los limpian, cocinan y secan para venderlos a chinos residentes en C¨¢diz, que se encargar¨¢n de transportarlos ilegalmente a su pa¨ªs. ¡°En Espa?a est¨¢ el pirata chino que saca el pepino de forma fraudulenta. Los cargan en maletas y viajan con ellos haciendo de mulas. Hace poco pillaron a uno en el aeropuerto de Barajas¡±, explica Francisco Javier Guti¨¦rrez.
??l es uno de los pocos empresarios que tiene ¡°todos los permisos¡± para comercializar holoturias con el mercado asi¨¢tico. Vende hasta cinco especies, la m¨¢s barata por 48 euros el kilo m¨¢s IVA. Las captura en costas del Pac¨ªfico donde est¨¢ permitido, las seca y realiza env¨ªos internacionales a Jap¨®n, para que, de ah¨ª, viajen a China. ¡°All¨ª el kilo se paga a unos 500 euros¡±, explica el empresario gaditano. Pero puede llegar a pagarse hasta 1.500 euros, si el ejemplar se asimila a la holoturia japunicus, que se pescaba en las costas japonesas hasta que la radiaci¨®n de Fukushima impidi¨® su captura.
?Francisco Javier lamenta que ¡°no se est¨¦ frenando¡± esta trama, cada vez m¨¢s asentada. ¡°Se est¨¢ actuando contra el furtivo, pero tan culpable es el que vende como el que compra. Con echar un vistazo en internet, se encuentran much¨ªsimos anuncios de ilegales¡±, a?ade el gaditano, uno de los dos ¨²nicos empresarios en Espa?a que tienen autorizaci¨®n para comerciar con holoturias.
?P¨¦rez reconoce que solo son capaces de incautar una parte. ¡°Somos muy conscientes de que se nos escapan muchos¡±, explica el oficial. De hecho, la Polic¨ªa Local de C¨¢diz se encarga de contener el primer eslab¨®n, en un trabajo coordinado con el Seprona, a quien corresponde desmontar la trama de compra-venta ilegal. En otros puntos de las costas gaditanas, los furtivos lo tienen a¨²n m¨¢s f¨¢cil, al ser playas o zonas rocosas v¨ªrgenes y de dif¨ªcil acceso. ¡°Las tres partes implicadas en esta lucha estamos trabajando de forma coordinada para evitar que se esquilme la holoturia¡±, a?ade a sabiendas de la complejidad de una tarea que cuenta con recursos limitados.
?Traficantes reconvertidos
¡°Hace tres o cuatro a?os eran los propios chinos los que se iban a la playa a cogerlos, pero era muy llamativo y los ciudadanos que los ve¨ªan nos llamaban inmediatamente¡±, explica P¨¦rez. Fue entonces cuando recurrieron a mariscadores ilegales locales. ¡°Existe un exceso de demanda y se paga un precio desorbitado. No hay precedentes de algo as¨ª, ni con los mariscos m¨¢s codiciados¡±, reconoce el agente. Tanto es as¨ª que, en este tiempo, la trama ha ido creciendo m¨¢s y m¨¢s hasta llegar a este a?o de r¨¦cord.
Para los ilegales, el beneficio es m¨¢s que evidente: adem¨¢s de la facilidad de la captura de la holoturia, su pesca no conlleva penas de prisi¨®n, aunque s¨ª elevadas sanciones administrativas que pueden llegar a los 60.000 euros. Esto se debe a que, actualmente, como explica la Junta, la holoturia ¡°no tiene una regulaci¨®n espec¨ªfica¡±, tan solo ¡°es una especie que no puede ser capturada¡±. Ese vac¨ªo legal favorece el furtivismo.
?¡°Hemos detectado c¨®mo peque?os traficantes de droga se han pasado a pescarlas¡±, explica el polic¨ªa local. De hecho, el oficial reconoce c¨®mo las ¨²ltimas actuaciones se asimilan ¡°cada vez m¨¢s a intervenciones propias del tr¨¢fico de drogas¡±. P¨¦rez se refiere a furtivos faenando de noche con z¨®diacs en zonas escarpadas y con secaderos en las terrazas de sus casas. ¡°Al ser propiedades privadas, es dif¨ªcil que un juez d¨¦ autorizaci¨®n para entrar en una vivienda por una infracci¨®n administrativa¡±, a?ade el agente.
Frente a ello, la Polic¨ªa Local act¨²a en las costas y ¡°gracias a las llamadas ciudadanas, muy concienciadas de lo esquilmada que est¨¢ ya la especie¡±, como remarca P¨¦rez. Mientras, el Seprona ¡°investiga la red¡± que se oculta tras este marisqueo ilegal, aunque de momento elude hacer m¨¢s declaraciones. Esquivando a unos y a otros, Jos¨¦ seguir¨¢ jug¨¢ndose una multa millonaria por coger carajos de mar. ¡°No hay trabajo, as¨ª que uno se agarra a un clavo ardiendo¡±, se excusa el joven. P¨¦rez ya ha escuchado muchas veces este argumento, pero no lo ampara: ¡°Tienen miedo a lo inmediato y esto no est¨¢ penado con c¨¢rcel. Sin embargo, no son conscientes que son esclavos de una red y que se arriesgan a hipotecar su vida para siempre con una sanci¨®n que no van a poder pagar¡±.
Despiece: Una regulaci¨®n necesaria
Si hay algo que pone de acuerdo a todos los agentes implicados en la pesca ilegal de holoturias es la necesidad de regular el vac¨ªo legal al que se enfrenta la holoturia. La diferencia ya radica en el c¨®mo. El oficial de la Polic¨ªa Local, Ernesto P¨¦rez, cree que es necesaria la protecci¨®n del pepino de mar, para evitar su desaparici¨®n evidente de las costas. Actualmente, el Decreto 380/2010 de la Junta que regula el marisqueo considera que la holoturia ¡°solo pueden capturarse en zonas de producci¨®n delimitadas y clasificadas¡±.
Por tanto, no se puede pescar en marisqueo o pesca recreativa. Por ello, esta actividad est¨¢ castigada tanto antes de su primera venta como en su comercializaci¨®n con penas de, entre 300 y 60.000 euros. El empresario Francisco Javier Guti¨¦rrez, que comercializa legalmente este equinodermo, cree que es necesario establecer ¡°unas cuotas¡± con pescas m¨ªnimas. Jose, furtivo de la holoturia, tambi¨¦n aboga por esta opci¨®n: ¡°Si la Junta permitiera su pesca de forma controlada, yo ser¨ªa el primero que me legalizar¨ªa y me har¨ªa aut¨®nomo¡±.
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